» 19-05-2023 |
Vaya por delante que no se trata de un análisis que ha hecho Virilio (que seguro que lo ha hecho pero que yo en mi ignorancia desconozco) sino de aplicar su teoría de la guerra a los suceso en Ucrania. Le sigo en sus textos: “El cibermundo, la política de lo peor” (Cátedra, 1997), “Velocidad y política” (La Marca, 1996), El accidente original” (Amorrortu, 2002).
La guerra que pretendía Rusia en Ucrania es la guerra de la teoría prusiana: corta, efectiva y de gran violencia contra los ciudadanos. De acuerdo con las teorías “clásicas” de la guerra sería una guerra de asalto y de sitio en el que Ucrania se preveía que opusiera escasa resistencia basada en unas inoperantes fortalezas, plazas fuertes y murallas absolutamente asequibles para la fuerza de invasión rusa y, como no, una debilidad por un tradicional aliado y amigo con el que comparten la lengua y las costumbres. Y por supuesto sin ninguna capacidad de asalto a las posiciones ganadas por los rusos o -incluso- situadas en su propio territorio. La premisa de la gran violencia (la vida de los ciudadanos como rehenes y garantes del fin próximo de la violencia) se ha cumplido a rajatabla. Los bombardeos masivos a la población civil han sido demoledores. En cuanto a la efectividad se puede decir que ha sido efectiva en la destrucción pero no ha conseguido ni doblegar el espíritu de resistencia, ni alcanzar una victoria rápida. Ni siquiera ha podido reducir el número de batallas a unas pocas pero significativas. Pero la guerra no ha sido corta y en ese sentido Rusia ha perdido la guerra. Por lo menos la guerra que se había planteado.
Cuando la guerra se alarga los frentes se estabilizan, las batallas se eternizan (Verdún duro casi un año), la resistencia y la guerra de guerrillas se organiza, la moral del invadido se fortalece, la solidaridad de los neutrales se acrecienta y la contestación interior se organiza en la defensa del reclutamiento masivo de los ciudadanos rusos. Así las cosas los rusos tienen que jugar sus bazas estratégicas que en este caso se reducen a la guerra nuclear, dado que la baza de la guerra económica ya ha sido usada y abusada (corte de suministro de gas y petróleo a Occidente, bloqueo del trigo ucraniano, etc.). La guerra nuclear es una guerra de disuasión, y eso implica dos cosas: es una guerra estratégica, un juego de guerra en el que como en el póquer, los faroles son importantes; dos es una guerra de destrucción total de la que no escaparía ninguno de los contendientes… ni Occidente en general, pues una guerra nuclear implicaría a todas las potencias nucleares. En cumplimiento del guión los rusos han amenazado y los aliados han puesto límites a la actuación de los ucranianos, moderando su arsenal y vetando el ataque al territorio ruso. La guerra de disuasión ha cumplido hasta ahora sus objetivos.
Pero como dice Virilio () la guerra de disuasión tiene flecos a los que no acceden los ciudadanos. Si Nixon y Breznev firmaron el tratado SALT 1 de no proliferación de armas nucleares no fue por un rasgo de benevolencia. El problema de la disuasión no es el arsenal (que se acumula para no usarlo) sino la contracción (miniaturizacion, automatización) del tiempo y del espacio. La guerra misil contra-misil supone la neutralización de las armas una vez lanzadas. Hablamos de armas contra armas y no de armas contra objetivos civiles que no pueden ser deslocalizados. Los contra-misiles son el escudo protector de los objetivos civiles del atacante. Para sustraerse al efecto de esas armas se puede retirar uno hasta donde no alcanzan o ponerlas en perpetuo movimiento (deslocalización). Pero la evolución armamentística supone: 1º la disminución de las armas con el aumento de su potencia, 2º el aumento de su alcance (contracción del espacio) y 3º la miniaturización del tiempo de respuesta que si en 1962 (Crisis de los misiles de Cuba) estaba en 15 minutos hoy, para las armas en órbita (guerra de las galaxias) está en 2 minutos. Cuando se alcance un solo minuto la decisión de pulsar el botón rojo ya no podrá recaer en el jefe del Estado sino que deberá automatizarse por una computadora de IA que poseerá todo el poder. En ese momento en el que la decisión corresponde a la concepción del decisor (la computadora) y no a la decisión propiamente dicha, no habrá vuelta atrás y la guerra (por llamarla de alguna manera, pues se destruirá todo el planeta) será inevitable. Esta situación “…conduce a que la máquina de guerra se convierta un día en en la decisión misma de la guerra” (Virilio 1997, 131). Por eso se firmaron los tratados de reducción de armas nucleares (cuyo fin no era la reducción sino la miniaturización) y se estableció el teléfono rojo.
Para Virilio existen dos tipos de guerras: las interiores, civiles, en las que no hay invasión ni injerencia de otros países y la internacionales en las que se dan esas dos premisas. Por más que Rusia trate de convencernos de que se trata de una “Operación especial” es evidente que cumple con los requisitos de una guerra internacional de invasión entre dos naciones soberanas. A pesar de ello la ONU no ha querido intervenir demostrando que la sombra de la guerra nuclear es alargada. La guerra del espacio, geopolítica, es la guerra de sitio (de asedio) y es la que actualmente se está librando en Ucrania. Cuando el espacio se contrae la guerra pasa a ser guerra del tiempo (de la contracción del tiempo), llamada guerra de urgencia, y es la guerra que se está cociendo en Ucrania. Desgraciadamente Rusia no tiene muchas opciones para prolongar la guerra de invasión geopolítica que ha iniciado por lo que de no optar por la nuclear solo puede aspirar a una salida airosa (No sin reclamar la península de Crimea y el Dombas). Para ello necesita el desgaste de Ucrania (paralelo a su propio desgaste) y un intermediador que podría ser China. Como Ucrania no se avendrá a ceder Crimea y el Dombas las negociaciones serán largas y tediosas, hasta que los aliados le obliguen a firmar un armisticio, seguramente poco favorable. Nos habremos librado de la guerra nuclear que es lo mismo que decir de la desaparición de la vida en el planeta. Entonces empezará la ecología.
El desgarrado. Mayo 2023.