» 10-06-2016

“L’1% c’est moi”. Andrea Fraser. MACBA Barcelona. 22/04/16 a 04/09/16. Comisariada por Cuathtemoc Medina y Hiuwai Chu. Performance “May I help you?” de la autora el 09/06/16.

Lo primero que llama la atención de Fraser es los medios que utiliza. Documentos escritos, documentos grabados y documentos apilados. En una palabra documentos. Porque el tema de la obra de Fraser es ella misma, documentar su exceso, hasta el punto de que el título de la exposición “L’1% c’est moi” es francamente modesto. “L’100% c’est moi” sería mucho más apropiado. No se si la palabra exhibicionista es adecuado para una artista (¿Se puede ser artista sin ser exhibicionista?), pero en su caso, y mirando las cosas desde fuera, es perfectamente apropiado. 

 

No creo que lo suyo sea el conceptualismo (aunque cabe). Los textos (que lo parecen) son mucho más body art que conceptualismo. Si hubiera que clasificarla (en esa esquizofrenia crítica -de los críticos- de ordenar todo el espectro) diría que su arte se hibridiza entre el documental (cine, texto, performance), el body-art y el intimismo desnudatorio. Ella necesita desnudarse. El cuerpo, el alma, el artista. Necesita que el público la posea. No quiere dejar nada sin desnudar. Como esas actrices porno que “reciben” cientos de clientes en un festival erótico, ella quiere el “más difícil todavía” y no solo entregar el cuerpo sino también todo lo demás: pensamientos, ideas, miserias, enfermedades, locuras). “Yo soy tu mierda” parece decir

 

Es evidente que es desconcertante. Los Propios comisarios no se ha atrevido a escribir nada crítico sobre ella. O por lo menos no se han atrevido a firmarlo. Su arte no es fácilmente clasificable entre lo documental y lo confesionarial, pasando por lo displicente. Le gusta mirar a la cámara y enfrentarse a sus espectadores (para muestra la performance). Le gusta establecer un contacto directo e íntimo con sus posibles interlocutores. Hay algo pornográfico en esa manera de intimar. Pornográfico en las formas, en el descaro, en el desnudar el alma, en la extrema rendición, en el cara a cara. Una de sus obras nos muestra una escena de sexo en una cama filmada desde una cámara de seguridad. Pero no es sexo “ad hoc” aunque reúne todos los ingredientes. Se parece más a un baile, una danza, imposible desde el suelo y desnudos, y cuando el contexto ya ha ha certificado la escena. 

 

Como casi siempre la comisarización es delirante. Los apartados en las que se divide la expo son, cuando menos, discutibles. “Museos”, “Globalización”, “¿Es una exposición bonita, verdad?”, “Fantasías descartadas”, etc. Falta compromiso por parte de los comisarios (¿o dinero?) y falta también comprensión de la obra y talento. La exposición resulta plana y no se explica suficientemente el arte de la autora. Solo el aliciente de la presencia de la artista salva los trastos. Si esta es la nueva línea del MACBA, no hacía falta cambiar de equipo. Esperemos que sean los tartamudeos iniciales. 

 

Lo distinto necesita tiempo o dedicación. En este caso tendremos que esperar, pero quizás estamos ante una nueva manera de ver el arte. ¡Al tiempo!

 

ob-art. Junio 2016.

 




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