Moriko Nuko nace en Nagasaki en 1982 cuando los efectos de la bomba habían desaparecido pero no su memoria. Tras una juventud de pandillero y delicuente entra en el ámbito de la escuela del atificio dirigida por Tadeo Ando y se entrega en cuerpo y alma a una suerte de situacionismo a la japonesa. En la actualidad desarrolla un proyecto de apropiacionismo del porno ante la evidencia de que todo está ya filmado y que el porno es lo único puro (no contaminado) que queda en nuestra sociedad. El porno es un significante puro que no remite a ningún significado. Sin sentido, pura superficialidad, imagen sin discurso. Impulso a la acción sin referente moral o racional. El porno nos devuelve el instinto, a la animalidad menos racional pero también, más inocente. No es de extrañar que el poder (religioso, político, militar) persiga con ahínco el porno (pero también la prostitución, el suicidio, la apatridia, la locura) en cuento le reconoce una esfera de libertad que escapa totalmente al discurso integrador de la sumisión y la servidumbre voluntaria. El sexo no regulado por la ley es indeseable pero el porno, en cuanto ignora el discurso de la esclavitud y la redención salvatífica del poder, es esencialmente peligroso para el estatus, es... odioso. El proyecto pretende re-conectar el porno con el discurso racional, privarle de su esencia de superficialidad instintual. Dotarle de un discurso alternativo al del poder y la sumisión degradatoria. En cada uno de sus vídeos Nuko rompe las cadenas de un colectivo particularmente oprimido (en general las mujeres, pero no siempre) para mostrarnos un nuevo punto de vista, un discurso alternativo basado en un lenguaje pornográfico. Las referencias a Sade, Passolini, Oshima, Mishima, son evidentes, pero la renuncia a filmar, la vocación de recoger las imágenes ya existentes, y precisamente del porno, lo diferencian de sus epónimos. Su misión en sus propias palabras consiste en “reconectar lo a-discursivo con lo contra-discursivo en un contexto de pureza primigenia, instintual” Recoge libremente la teoría de Deleuze sobre la superficie. Entre lo profundo y lo alto, la razón y la imagen, se encuentra la superficie, lo perverso. Ese es el lugar del porno, al margen de los sinsentidos (los que parten del sentido para oponérsele) el porno no tiene sentido antes de que este se defina. No tiene sentido antes que el sentido. Carente de significado, es mera designación. En eso reside su potencial revolucionario. En eso reside su deleznabilidad para el poder. Influido positivamente por 0shima, Mishima, la anarquía y el el porno y negativamente por Murakami, Mori, el poder y el manga, su producción podría definirse como docu-porno-apropiacionismo.