» 07-12-2019

Reflexiones tipográficas 203. Crece la brecha entre políticos y ciudadanos.

Cada vez los ciudadanos son mas conscientes de que los políticos lejos de luchar por sus intereses luchan por otros. Cada vez la brecha es más amplia. Cada vez es mas claro que los políticos luchan por sus propios intereses: poltronas, prebendas, réditos, ventajas, que nada tienen que ver con los intereses de los ciudadanos. Lo dicen los niños: Thurberg, y lo dicen los adultos Greenpeace, Amnistía internacional. El sistema de explotación de lo público ha llegado a su fin. Todavía queda que desmantelemos las ONG (ese sistema parapolítico de abuso) pero el sistema de explotación de los ciudadanos ya no da más de sí. El siglo que iniciamos será el siglo de la independencia de la política. Hay muchas razones para intentarlo pero la más importante es que no ha funcionado. La política lejos de ser una forma de emancipación ha sido una forma (la enésima) de dominación. Solo puedo decirlo con un frase: ¡sois unos cerdos!

 

La democracia representativa se ha convertido en una trampa. Con la excusa de representar, lo que los políticos han implementado es un sistema de dominación. Durante siglos la representación fue la única posibilidad (difíciles comunicaciones, escaso nivel cultural) En este momento las comunicaciones son cuasi instantáneas y el nivel cultural es más alto en el pueblo que en la clase política. ¿Por que se perpetúa el sistema representativo? Por interés. Con Internet y las blockchains la votación on line es es un hecho. Existen sistemas para que la consulta y el debate de las leyes sea posible sin la representación obligatoria (la servidumbre voluntaria siempre ha existido y no la vamos a negar). La única razón para que la representatividad se extienda en el tiempo es el interés taimado de los políticos por perpetuar su dominio. Es de risa que todos los ciudadanos estén presentes en las redes sociales… excepto para participar en la cosa pública.

 

Pero es que las leyes no pueden fácticamente estar al albur de una clase política. Las leyes nos rigen de forma drástica. ¿Se puede dejar en manos de un colectivo como el político la dirección de esas leyes? Si la soberanía reside en el pueblo debe ser el pueblo el que dicte las leyes. La respuesta es que sería peor que estuviera en manos del pueblo que de sus representantes. Pero la terca realidad nos dice lo contrario. Mientras las leyes han estado en manos de los políticos solo hemos tenido corrupción, chovinismo, prevaricación, sectarismo, clericalismo, etc. No hay ninguna razón para pensar que las cosa pueden ir peor con el manejo directo de las leyes por el pueblo puesto que… ¡peor es imposible! Simplemente que el sistema legislativo esté en manos de los políticos es la peor elección. Desde que en los setenta, de la mano de Thatcher y Reagan los empresarios (capitalistas, para entendernos) se aliaran con los políticos (gestores del capital, sin capital) las cosas se han decantado hacia una política que favorece descaradamente a los poderes fácticos. Los políticos manejan las leyes para su beneficio. Y punto.

 

¿Puede la justicia ser independiente de la política, es decir del ejecutivo y del legislativo; en una palabra, puede existir la separación de poderes? Es evidente que no y  las pruebas me remito. Ejecutivo y legislativo interfieren en la independencia judicial constantemente. Eligiendo sus órganos rectores, nombrando sus elementos directivos, controlando el reparto de causas, jerarquizando su funcionamiento. Eso sin tener en cuenta como la legislación mediatiza su independencia. Los políticos no quieren que la justicia sea independiente. Por cierto cuando los indepes se quejan de esto se les olvida que ellos en Catalunya hicieron exactamente lo mismo. En todas partes cuecen habas. Para que hablar de la fiscalía presuntamente independiente y que el presidente en funciones no tiene ningún desdoro en afirmar que está a las órdenes del gobierno.

 

Y por último la Constitución. La Constitución se hizo en un mal momento y de malas maneras, en la seguridad que un pueblo acojonado aceptaría lo que le propusieran. Aquello no fue una transición, fue un tránsito ineludible. Un tránsito de la dictadura a la “democracia”. ¡Cómo negarse! La Constitución fue un contubernio en el que políticos y sindicatos se quedaron la mejor parte y los ciudadanos recibieron la peor, sin posibilidad de remisión. Por eso la blindan. Por que cualquier revisión supondrá que los políticos pierdan gran parte de sus privilegios. Una Constitución sin atisbos de democracia directa, con enormes colectivos irresponsables, inviolables, aforados, es decir blindados. Se trataba de que nadie en la esfera política tuviera que rendir cuentas de nada. Y así estamos. La irresponsabilidad es la norma. Nadie tiene que devolver o responder por lo robado. El delito político es impune.

 

Todo esto tiene que acabarse y la algarada en la calle tiene que acabar en la reforma de la Constitución. No será fácil porque nuestra lucha no es contra la derecha o la izquierda, es contra los políticos, contra los oligarcas, contra los chupasangres. Y son ellos los que dominan. Pero la lucha en la calle ha empezado y lo que hace falta es que no cese. Os lo diré en pocas palabras: ¡sois unos Hewlwt Pakard y vamos a por vosotros porque nos habéis jodido la vida! ¿Alguna pregunta? Por cierto no es odio (por si queréis demandarme). Es encono.

 

El desgarrado. Diciembre 2019.

 




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