» 22-03-2020

Reflexiones tipográficas 219. Los muertos vivientes del coranavirus.

Somos casi nueve millones de seres en edad de jubilación, mayores por tanto de 65 años. Somos población de riesgo para la infección del coranavirus. Sabemos que no hay vacuna, no hay medios y además no somos “candidatos” a la curación. En caso de tener que optar entre nosotros y gente más joven, no habrá chance. En una palabra: somos los muertos vivientes. Ya estamos muertos. Solo hace falta poner la fecha. Además sabemos, que -en el hipotético caso de que seamos hospitalizados- no podremos despedirnos de nuestras personas queridas  porque somos vectores del virus. También sabemos que sobramos. Que el sistema de pensiones ve con alborozo que desaparezcamos (economía obliga). No me parece que esta sea la mejor manera de salir de este mundo pero estas cosas no se escogen.

 

Podría decir que la vida es así pero no sería exacto. Hace más de veinte años que la ciencia sabe que se producen transvases entre virus animales y humanos, como el actual coronavirus. Los recortes sanitarios para salvar “la economía” de España y no a los españoles han reducido sustancialmente las posibilidades de asistencia (personal, camas, medios). Los recortes en I+D+I no se han recuperado nunca tras las recortes de la crisis del 2008 con la consiguiente fuga de cerebros. Las maniobras de privatización de la sanidad no cesan desde que Aguirre (en Madrid) decidió que ese era el futuro. Somos (seremos) víctimas del ultraliberalismo. Y como la vida es perversa eso ocurrirá con el gobierno de coalición más de izquierdas de la historia de la España moderna. Somos los muertos vivientes y lo somos a manos del ultraliberalismo.

 

Para que decir que las noticias que venían de las residencias geriátricas eran alarmantes. Que se debería haber intervenido de manera drástica antes que la magnitud de la tragedia alcanzara los niveles que ha alcanzado. Es evidente que nuestro gobierno no nos ampara. Nuestro gobierno tiene otros problemas que 9 millones de ciudadanos… amortizados. En la anterior crisis los abuelos fueron la pieza fundamental económica en muchos hogares para evitar el desastre. La ayuda de las abuelas es crucial con los niños, para que las madres puedan trabajar (fuera de casa. En casa trabajan siempre). Todo ese sistema lo vamos a olvidar. Porque ahora somos el ejército de los muertos vivientes. tenemos fecha de caducidad. Y al gobierno le importa una mierda. Adiós y gracias. Fue bonito mientras duró.

 

El desgarrado. Marzo 2020.




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