» 24-03-2020 |
Recientemente me he mudado y me he encontrado con la carencia de elementos básicos desde herramientas y artefactos de limpieza hasta suministro esenciales del hogar como ceniceros, perchas, cafetera, etc. Ante la lejanía de la ferretería más próxima (y con horario europeo) he recurrido a un bazar chino que tengo en la esquina. Es un hiperbazar en el que en una gran superficie despliegan una oferta de todo lo imaginable. Tengo que reconocer que me fascina descubrir cosas BBB. El aventurero que llevamos dentro y que destituyó el turismo se ha reorientado al descubrimiento de chollos.
La mayoría de lo que venden son desechos industriales, juguetes rotos. Me explicaré. No solo se fabrican industrialmente enseres útiles y funcionales. También se fabrican artefactos que nos son útiles, no son funcionales, tienen defectos estructurales o de diseño o simplemente cachivaches. Esos, van a parar a los bazares chinos (o las han fabricado en China). El treinta por ciento de las cosas que he comprado son directamente inútiles. La barra de la cortina del baño no fue posible que funcionara hasta que no cambié a un modelo más caro. Un enchufe múltiple tiene los conectores tan delgados que se convierte en: de conexión intermitente. La cafetera mea tan mal que es inutilizable. Los cubos de basuras selectivas están tan mal diseñados que son inútiles. Un estropajero de colgar tiene el agujero tan mal puesto que lo convierte en un péndulo.
Cuando estos bazares empezaron recuerdo unos lápices de madera con una goma detrás que no borraba. Parecía una goma pero no servía para su función. La habían imitado pero no la habían convertido en funcional. Y eso me lleva a otro recuerdo. También los japoneses empezaron copiando todo lo Occidental. Salían de una guerra perdida y de una situación industrial demasiado mediatizada por una tradición ancestral. En Europa se reían de ellos, siempre con sus cámaras registrando todo lo que en Occidente se fabricaba. Pero pasado el tiempo industrias tan europeas como la fotografía, las lentes, los relojes empezaron a ser sustituidas por los productos japoneses. Empezaron copiando pero acabaron innovando. ¡Y si lo dudas mira la marca de tu auto! Me temo que la progresión china lleva el mismo camino: copiar a precios baratos hasta poder imponer sus productos creados por ellos. Y no olvidemos que su capacidad de sacrificio en el trabajo nos supera ampliamente.
Porque los productos ya no son baratos. Aquel “todo ha cien” (pesetas) ya ha desaparecido. Ahora la gama de precios es amplísima. Será porque incluyen productos españoles o porque introducen productos funcionales, pero los precios ya no son de saldo. También es posible que el actual sistema de precios capitalista ya no tiene que ver con los costes de producción sino de otras muchas consideraciones de marketing (y para ejemplo el precio de los vuelos, que depende directamente de la demanda y no del coste), como consecuencia cualquier cadena de tiendas de consumo es capaz de ofrecer artículos por debajo de su coste de producción (las rebajas, los artículos en oferta, las semanas blancas, las tarjetas cliente fidelizadoras…). Resumiendo los precios del bazar no son inferiores a las rebajas, las ofertas, o las oportunidades. Es el mismo caso de Ikea. Sus precios son como los de las rebajas por lo que ir a Ikea en rebajas (que no hacen) es darse un paseo (sé que es adictivo) pero no ahorrar dinero.
¡Quiere decir ello que no hay que acercarse a los bazares chinos! No. En primer lugar por el horario (que de todas formas cada vez se parece más al de los europeos). En segundo lugar porque cosas hay que funcionan y que son útiles. En tercer lugar porque siempre están de rebajas (es decir sus precios son los de cualquier comercio en rebajas). En cuarto lugar porque todo bicho tiene derecho a un lugar bajo el sol (como dicen los catalanes) y en quinto lugar porque nos han salvado la vida. ¿Se imaginan que el coranavirus hubiera sido un producto europeo? Su virulencia y efectividad hubiera sido letales. Afortunadamente el coranavirus salió de un mercado chino. ¡Gracias!
Al desgarrado. marzo 2020.