» 08-04-2020

Reflexiones tipográficas 226. ¡Como no puede ser de otra manera!

Se supone que los políticos son personas con facilidad de palabra. Pero no. Son abusones de latiguillos y lugares comunes mientras se acuerdan de la madre del periodista que les acaba de hacer la pregunta que les ha puesto en un brete. Porque lo de pensar una cosa y decir otra, eso sí lo dominan. Entre esos latiguillos el que está ahora de moda es “¡Como no podía ser de otra manera!” que utilizan para dejar claro que de una persona como el que habla, sembrado con todas las cualidades, lo único que cabe esperar es la excelencia y, por exclusión, que de él no se puede esperar la negligencia o la fechoría. Se alinea esta fórmula con la inveterada costumbre de enunciar las cosas en vez de agenciarlas. (¡Aquel genial ”lean mis labios. No subiré los impuestos!” de Reagan). En este caso lo que se enuncia es la honradez, eficacia, serenidad y cumplimiento del deber del menda.

 

Oigo a Ángel Santiago (una contradicción en los términos ya que, cómo no podía ser de otra manera, Santiago era Apóstol), alcalde de un pueblo de menos de 300 habitantes que repite la fórmula una y otra vez en una entrevista trufada de tópicos y de alardes de gran gestor. Minimiza lo malo y expande lo normal hasta convertirlo en deslumbrante, en una labor de propaganda que, como no podría ser de otra manera, corresponde, en buena lid, a un publicista y no a un edil. Es evidente que su posibilidad de chupar cámara es prácticamente nula y disfruta su momento con satisfacción. Uno no puede dejar de pensar que lo que podría ser de otra manera es que el alcalde fuera otro, menos pagado de sí mismo, más humilde y probablemente, mejor gestor.

 

Estamos en una competición abierta en la que cada gestor trata de demostrar que está a la altura de las circunstancias. Una crisis como está es el equivalente a unas elecciones y las elecciones son el momento cumbre de un candidato. De pronto todos los medios quieren saber lo que opina, cual son sus planes y que hicieron con el presupuesto la última legislatura. Omnipresentes y maquillados para parecer agotados de tanta entrega, los candidatos desgranan su vacío mensaje. Vacío de propuestas y relleno de insultos y descalificaciones. La consigna actual es no prometer nada. El que promete tiene que cumplir y la manera de no incumplir es no prometer. Pero ¿qué decir si no vas a pintar el futuro de tus votantes de color de rosa. Pues muy sencillo: pintarlo de negro si el poder cae en las garras de tu oponente. Como decía, una crisis es la opción más parecida, pues cada gestor tiene la oportunidad de mostrar todo lo que es capaz de dar como hábil gestor y avezado organizador. O en su defecto lamentarse de lo mal que lo hace el gobierno o la coalición de gobierno.

 

Y todo se viene abajo con el decreto de Alarma. El gobierno toma el mando único y los demás a obedecer. Tiene cierta lógica, pero aunque no la tuviera es lo que dice la constitución y punto. Las autonomías se quejan de que se ha dado un golpe de estado (un 155 encubierto), por un lado, y que las medidas tomadas no son las adecuadas (por fondo o por tiempo) y que han taponado sus propias medidas que eran mejores. Los partidos políticos predican lo mismo en sus áreas de influencia. Los que auparon a un Rajoy que durante años fue el presidente plasmado, se lamentan de que las ruedas de prensa sean continuas. Los que en las ruedas de prensa señalaban con el dedito a los periodistas de su cuerda obviando a los “enemigos” salen en defensa del periodismo en general denunciando la selección y anticipación de las preguntas en las ruedas de prensa obligatoriamente no presenciales.

 

Y para colmo (para los intereses de los agoreros) parece que las medidas van por el buen camino. Los analistas no paran de poner palos en las ruedas insinuando que el gobierno hace trampas en el reparto de los recursos, en el conteo de los afectados, en la fortaleza o debilidad de las medidas mientras la OMS felicita al gobierno de España por las medidas y la gestión. Las voces que se levantaron contra la suspensión del Mobile, contra el confinamiento estricto (frente al laissez faire, laissez passer de Jhonson, Trump, Lopez, Bolsonaro), se la envainan cuando ven el camino que han tomado los eventos que se celebraron (manifestaciones, fútbol, libre circulación, etc.). Los liberales no dicen ni pío de la posición de la UE del norte en contra de los corona-bonos, de su insolidaridad, del bloqueo de las ayudas, más propio de la extrema derecha que de gobiernos liberales.

 

No estamos unidos ante el enemigo común. La derechona se ha sentado ante su puerta esperando ver pasar el cadáver de sus enemigos, esperando sus errores para sacar tajada electoral. ¡Lo de siempre! ¡Hace falta algo más que 14.000 muertos para conmover a sus señorías! Y eso sin tener en cuenta que esos muertos son el resultado de unos recortes económicos mediante los que -dicen- la derecha sacó a España de la crisis (a España pero no a los españoles), de la imprevisión de unas comunidades autónomas que no estaban preparadas para una epidemia como esta, de la ignorancia de un inexistente sistema de I+D desmantelado para combatir la crisis. ¡Carroñeros! Es evidente que el gobierno ha metido la pata más de una vez (autorizando la manifestación o filtrando las preguntas de los periodistas). Pero también debería ser evidente que el camino tomado es el correcto o que por lo menos -exceptuando Corea, cuya experiencia en epidemias provenientes de animales, y la previsión de recursos materiales y humanos, nos han dado una lección- lo estamos haciendo igual o mejor que los países de nuestro entorno (otro latiguillo de uso obligado)…. ¡como no podía ser de otra manera!

 

El desgarrado. Abril 2020.




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