» 19-11-2020 |
Vaya por delante que tildar de metafísico a un poder del estado (el cuarto) en tiempos posmodernos no es ensalzarlo sino denigrarlo. Me explicaré. La metafísica es un sistema de pensamiento bipolar, de dos posiciones excluyentes: si no perteneces a una perteneces a la otra. De esta manera nos ahorramos una definición puesto que todo lo que no pertenece al primer polo, debe pertenecer necesariamente al segundo polo. En el momento de nacer la razón (hace 25 siglos), la razón bipolar excluyente era de lo más conveniente ante la complejidad del mundo. Al fin y al cabo esa era la misión de la razón: entender el mundo. Las abstracciones tuvieron que ser drásticas (para ser efectivas) y la bipolaridad excluyente era lo más simple y lo más conveniente: material/espiritual, trascendente/inmanente, verdadero/falso, cuantitativo/cualitativo, etc.
Estamos tan inmersos en la polaridad excluyentes que llega a parecernos que no existe otro medio de pensamiento, pero no es así. A partir de Kant y sobre todo con Hegel se desarrolla un sistema tripartito de tesis, antítesis y síntesis en que al bipolo excluyente se le añade su suma (o composición relacional, sea del tipo que sea). Más tarde la filosofía de la contradicción se opone al bipolo excluyente para centrarse en la síntesis de los dos extremos del bipolo, no ya en la composición sino en la coexistencia, una visión políédrica que contemple, a la vez, los casos antaño presentados como excluyentes sin resolver la oposición. Posteriormente la posmodernidad (Lyotard y Derrida) arremete directamente contra la metafísica en la deconstrucción: no solo la desarticulación de los pares de oposiciones excluyentes sino también de todo lo que defiende la metafísica. Hasta la cibernética se opone a la metafísica. La cibernética se opone a la causalidad simple (si A, entonces B) estática para entrar en una causalidad dinámica (retroalimentación) que, de paso, introduce el devenir en la sacrosanta ontología (teoría del ser estático) de la metafísica. (si A, entonces B; si B entonces A’; si A’ entonces B’… y así sucesivamente en un bucle dinámico). La cibernética tiene otra consecuencia sobre la metafísica: la obsolescencia de la abstracción al poder contemplar todas las opciones mediante las bases de datos y poder operarlos gracias a la computación informática.
Y ahí estamos, en el cambio del paradigma metafísico (abstracción-universalización-ley) al paradigma cibernético (base de datos-computación-retroalimentación). Pero no son las únicas opciones. El feminismo de Haraway y Puig de la Bellacasa defienden otro modo de entender el mundo y la realidad que podríamos llamar meta-ética, parangonando la meta-física. Para estas autoras la razón metafísica (compuesta de cuatro abstracciones básicas: la cantidad/número, la verdad/lógica, el concepto/lenguaje y la igualdad/ética), se transforma -siguiendo a Spinoza- en meta-ética que se centra en el cuidado como forma de razón o conocimiento y en la ética etológica que propuso Deleuze en su texto sobre Spinoza. Pronto -en el blog sobre Spinoza que ya estoy publicando- aparecerá esta meta-ética (Spinoza-Deleuze-Haraway/Puig).
Pero volvamos a los medios de comunicación. La necesidad imperiosa de claridad y de impacto informativo “obliga” a los medios a obtener declaraciones cortas, rotundas e impactantes. ¿Y que más sencillo que el consabido si o no, o “contésteme a la pregunta”?. En resumen: los medios de comunicación de masas hablan a las masas y las masas como todo el mundo sabe, deben ser tuteladas porque son díscolas, incultas, de atención dispersa y de intelección débil. Es evidente que también esa actitud favorece a los propios medios por la formación de titulares que como todo el mundo sabe debe contener ideas simples, claramente expresados. De esta manera los medios de comunicación se salen de la modernidad y se quedan en el siglo pasado no solo por el cambio de la tecnología sino por la ausencia de cambio de actitud y de modernidad.
Y esa actitud tiene consecuencias devastadoras puesto que los políticos -interlocutores privilegiados de las noticias de los medios- sabedores de que los ciudadanos creen que es suficiente con leer los titulares para conocer la actualidad se aplican en hablar en titulares utilizando palabras como libertad, justicia social, separación de poderes, democracia, soberanía popular, totalitarismo, fascismo, franquismo, nazismo, etc, pero no en su acepción habitual (popular) sino en sentidos espurios. Mediante esta equivocidad se intoxica la opinión pública que oye palabras que conoce, utilizadas en sentidos equívocos y tergiversados. Y esta desinformación se convierte en el canal privilegiado de ios medios de información. 1) A la paradoja de que para difundir la verdad hay que vender diarios (información) por lo que es más importante vender que contar la verdad y para vender hay que contar la verdad que el público quiere leer (la verdad es lo que cuenta el medio) y 2) la también paradoja de que las grandes plataformas de comunicación generan ellos mismos las noticias que cuentan a través de sus secciones (la verdad se genera en el propio medio: masturbación informativa). 3) los políticos se aprovechan de la concisión para intoxicar (la equivocidad de los titulares). 4) Los medios están fuertemente politizados puesto que son grupos de presión, poderes fácticos sectarios que no solo apoyan a sus candidatos (faltando a la verdad) sino que los sustituyen hablando por ellos.
En resumen: la relación de los medios con la verdad está totalmente mediatizada: 1) la verdad (la realidad) la crea el propio medio; 2) la verdad (la produce) la genera el propio medio; 3) los titulares son equívocos (el significado de la verdad depende del medio); 4) la verdad está sesgada políticamente y 5) la verdad de los medios es metafísica es decir, antigua, obsoleta y trasnochada. Se lamentan los medios de que son el mensajero al que todo el mundo quiere matar pero lo cierto es que antes que el mensajero intervenga ya el sistema ha dibujado con nítidos contornos el alcance de la verdad: inventada, generada internamente, equívoca, politizada y trasnochada. Con semejante paradigma no hace falta sacrificar al mensajero. ¡Ahora que, presumir de libertad informativa me parece mear fuera del tiesto!
El desgarrado. Noviembre 2020.