» 16-03-2021

Reflexiones tipográficas 312. Instinto de muerte.

Las noticias nos informan que los hinchas de dos equipos de fútbol se han reunido para partirse la cara. Los rusos le pusieron nombre: Draka. Vemos en Internet que tipos -aparentemente normales- se arriesgan a aventuras que solo puede infringirles daño. Parece que nuestro instinto de supervivencia se tambalea. Los adolescentes que se automutilan aumentan. La anorexia y la bulimia no parece que tengan mucho que ver con la supervivencia. Una cosa es el riesgo y otra el instinto de muerte. Sin ir más lejos el tatuaje y el piercing son pequeños atentados contra la autoindemnidad. ¿Qué pasa? ¿La humanidad ha perdido el norte de la autopreservación?

 

La pervivencia, la preservación, no es un principio biológico, es un principio físico. Cuando la energía se conforma en una configuración compleja no podría subsistir si su propia configuración no le protegiera del entorno (configuración estable). Se explica porque las configuraciones complejas (a veces) son energéticamente menos costosas energéticamente que las simples. La evolución puede favorecer la complejidad. La teoría del caos lo explica con precisión. Como sabemos la energía es inamovible (no se crea ni se destruye) por lo que la única posibilidad es menearla, distribuirla, cambiarla de sitio. Eso hace la vida: concentrarla en unas posiciones frente a otras. Un problema de jerarquías o de reorganizaciones, pero no de existencias (la física prefiere los procesos a la esencias). Y con eso llegamos al quid de la cuestión: la preservación es un principio físico, más allá de lo biológico. Toda estructura (del tipo que sea) hará todo lo posible por perpetuarse (Laborit).

 

La literatura científica nos habla de poblaciones que se dirigen hacia la autodestrucción cuando las condiciones son negativas, Los alacranes no se suicidan pero las poblaciones… sí. ¿Estamos en esa situación? ¿Pretende nuestra especie autodestruirse? Es difícil predecirlo pero no es difícil detectar un instinto de muerte digno del que vaticinó Freud. ¿Por qué? Evidentemente es cultural (aunque se enraíce en lo físico y en lo biológico). La vida solo tiene sentido si el horizonte es mejor. Nuestra especie es la única que es capaz de prever con cierta eficacia (…sin exagerar). Es por tanto la única que conoce (imperfectamente) su futuro. Eso cambia las cosas. Preservar la existencias no solo es tirar para adelante. Es también atisbar lo que te espera. Y lo que nos espera (sobre todo a los jóvenes) es aterrador. Sin futuro es difícil tirar para adelante.

 

Es ese el problema: no tenemos futuro. Éramos la energía que alimentaba la caldera del capital. Durante siglo y medio se nos alentó con pequeñas compensaciones consumistas: vivienda, electrodomésticos, apariencia y ocio. Pero ahora el capitalismo desbocado lo quiere todo y lo quiere ahora. El proletariado perdió su oportunidad de alcanzar el poder y ahora ya es tarde. La robótica nos destina al vertedero. Ya no nos necesitan. Y aunque las apariencias determinan que todo sigue igual, nuestro subconsciente nos indica que la fiesta se ha acabado y que tenemos dos soluciones: o nos quitamos de en medio nosotros o lo harán ellos (3.500 suicidios en España el año pasado. 20 veces más que muertos de tráfico rodado). Son así de considerados. Y eso tiene una consecuencia determinante en nuestra juventud: lo saben y actúan en consecuencia. No hay ninguna razón para vivir como si hubiera un futuro, porque no lo hay. Si hay que morir… por lo menos hacerlo con independencia. Sin futuro nada tiene sentido. La vida se vive cuando va a alguna parte, sin destino la vida se convierte en una orgía de sinrazones. Y en esa situación se encuentra la juventud. Lo jodido es que nadie se da cuenta y se les deja que se dirijan al matadero con total indiferencia. Estamos destruyendo nuestro futuro de acuerdo con la norma que dice: tras de mi, el diluvio: ¡Sea el diluvio! Tiempo tendréis de arrepentíos porque vuestros hijos están incluidos en el lote. El futuro no es el futuro de los desheredados, es el futuro de todos.

 

El desgarrado. marzo 2021.

 




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