» 11-05-2021 |
El gobierno legisla sobre los ryders: son empleados y por tanto deben gozar de la SS y de todos los derechos de los trabajadores. Como recordaréis los ryders fueron una de las primeras manifestaciones de la “economía colaborativa” que los consideraba trabajadores autónomos (empresa propia, vehículo, horario libre y facturación), a todos lo efectos, excepto por que su régimen de trabajo era el de un asalariado. En una palabra un chanchullo de explotación de trabajadores vulnerables. Parece que el buen juicio y la sensatez se imponen defendiendo a los más vulnerables, pero no. Una facción de los ryders se manifiesta en contra de la ley que los defiende. Sus argumentos son: que como consecuencia, sus sueldos bajarán y se producirán despidos. Es evidente que se han creído lo de la economía colaborativa, que ha conflictuado todo lo que ha tocado: los alquileres de coches, de apartamentos, la mensajería, el reparto de mercancías, etc.
Decía mi abuela que “el que el bien tiene y el mal escoge, por mal que le vaya que no se enoje”. Era su versión de la libertad de Diaz. En los sanfermines se decía de otra manera: “si te ha pillao el toro, ¡jódete!”. Es evidente que las empresas de economía colaborativa (cuyo principio es el de considerar a los trabajadores colaboradores-aútonomos para bajar gastos y mejorar ingresos) menoscaban los derechos de los trabajadores (que son autónomos para lo bueno y asalariados para lo malo) en su propio beneficio. Su discurso es conocido: el estado de bienestar nos asfixia y solo podemos sobrevivir (y crear empleo) si los gastas sociales y el vehículo, dependen del empleado y la facturación y el horario, dependen de la empresa. Estos ryders pagan de su bolsillo el mínimo de cotización social (autónomos) lo que quiere decir que no tendrán una jubilación suficiente y pasarán a depender del Estado. Lo que ahora les permite tener trabajo, dentro de 40 años será un gasto para todos los ciudadanos. Ignoro si esta situación (la economía colaborativa) tiene una solución (aunque sospecho que solo puede ser en detrimento del trabajador), pero de lo que estoy seguro es que la ley aprobada defiende a los trabajadores.
Pero lo asombroso es que los trabajadores defiendan a los empresarios. La economía colaborativa ya existía. Se llama economía cooperativa: los trabajadores son parte del capital de la empresa y parte de sus beneficios. La actual situación es distinta: se trata de que los beneficios sean para el empresario y los recortes para el trabajador. Pero debe haber algo más: la intoxicación informativa. Empresarios que han dicho a sus empleados que tras ellos el diluvio, ha habido incontables. Pero que los trabajadores se lo creyeran, eso es nuevo. Los ryders cabalgan para defender a los empresarios (empresarios que bordean la ilegalidad con el solo fin del beneficio, si puede ser, desmesurado) y eso es lo sorprendente. La Boeti escribió hace dos siglos el “Tratado de la servidumbre voluntaria”. El liderazgo (padre de la dominación) puede ser beneficioso para el colectivo, pero cuando se alía con el carisma y con el desmesurado afán de beneficio (la codicia), resulta inviable. Sin embargo, algunos colectivos prefieren un líder que piensa por todos (Tirano), que cientos de opiniones sin posibilidad de convergencia (Asamblea). Aunque roben, aunque despilfarren, aunque sean nepóticos. Pero esta servidumbre voluntaria tiene un límite: la dictadura sanguinaria y el robo desmesurado. Entonces el contrato social de dominación salta por los aires y se produce la revolución. La inquina acumulada se salda en un baño de sangre. Ese es el horizonte de la intoxicación informativa.
En Europa no se ha legislado sobre la economía colaborativa. Van a favor de una economía menos atada al estado del bienestar y por tanto más desregulada, lo que cuadra con el contubernio entre empresarios y políticos. ¿Por qué entonces los políticos españoles han legislado sobre el tema? Porque la economía colaborativa se ha producido al margen del contubernio. En el contubernio (Reagan-Thatcher) los políticos favorecen a los empresarios a cambio de prebendas (singularmente dinero): concesiones/comisiones. Pero en este caso han sido unos free-lence los que han organizado el tinglado y si bien los políticos europeos lo han visto positivamente, los españoles lo han visto negativamente (no rights without taxation) invirtiendo la formulación de los padres americanos (cuya defensa de la propiedad privada todavía colea). Los políticos no pueden consentir que los empresarios hagan negocio sin pasar por caja. ¡Si queríais negocio, haber negociado! No se trata solo de “laisser faire, laisser passer” se trata de negocios: contractuales y establecidos. Quizás la próxima vez.
El desgarrado. mayo 2021.