» 15-06-2021 |
La llegada de la TV doméstica fue una conmoción en el sistema de información y de ocio. La TV era gratis… si descontamos el coste publicitario que debíamos soportar. La política cambió radicalmente en aquel debate en el que Nixon sudó copiosamente frente a Kennedy. Vimos la llegada a la luna en directo, pero pronto se convirtió en un sistema de manipulación. La publicidad inició un cambio radical (Baudrillard) pasando de ser descriptiva (enumerando el listado de las propiedades de un producto) a ser emotiva (proponiéndonos desde la constancia de que contábamos para alguien, hasta la realización de sueños más o menos inconscientes). Adorno había cargado contra la industria cultural lo que llevó a los intelectuales a renegar de la que llamaron la caja tonta. Pero Eco reivindicó aquella caja tonta acuñando lo de cultura popular o de masas positiva. En los noventa se produce otra conmoción cuando el cine y la TV se reparten el mundo del ocio a través de la TV: el cine se queda con los efectos especiales y la TV se queda con las grandes historias. Las series añaden la calidad al entretenimiento con “Seinfeld”, “Los Soprano”, “A tres metros bajo tierra”, etc. La llegada de los “reallity shows”: “gran hermano”y los docudramas (la vida en directo o guionizada) supone un nuevo hito que cambia nuestro manera de ver la tele.
Lipowetsky había sentenciado que la espectacularización (la actualidad política o deportiva con guión) y la estelarización (el “star system” al modo del cine) transforma la fórmula de McLuhan: “el medio es el mensaje” (es más importante el cómo, que el qué) con los añadidos del cine (espectáculo y star system, pero también la ficción) al medio televisivo. Las innovaciones técnicas: desde el primitivo color a mayor calidad, mayor tamaño, menos volumen, TV a la carta, TV por cable, convierten a la TV en un serio competidor del cine. Internet y las redes sociales cambian las reglas del juego. La TV se adapta bien a los nuevas fórmulas. La TV ya no es ya la caja tonta sino un elemento de (des)información y entretenimiento con momentos de gtan calidad. Eco tenía razón: la cultura de masas tiene sus peculiaridades pero no es ni execrable ni desechable. La canción de Chico Buarque “Qué será, qué será” se convierte en un listado agridulce de lo malo y lo bueno de la TV. Las guerras de Irak y el Golfo marcan el límite de lo que es la información en directo. Lo que debía ser la guerra en directo se convierte en un espectáculo pirotécnico incomprensible. La guerra moderna no quiere espectáculo.
Pero no se acaba la historia aquí (la historia no se acaba nunca por mucho que lo dictamine Fukuyama), porque se ha iniciado un nuevo giro en la TV que ya es patente: la superación de la información y el entretenimiento por la peluchosidad, la amabilidad, la amistad. Frente al carácter profundamente crispado de la actualidad, sanitaria, política, laboral, la TV nos propone el ambiente friendly, amable, cómplice, simpático, empático, un ambiente no de risa sino de sonrisa en el que lo que ocurre en la pantalla prefigura un mundo idílico en el que nada puede ir mal (Arcadia feliz). Creo que este ambiente se inició en los programas de TV para los mayores (singularmente Tele 5) pero a lo que asistimos, ahora, es a la generalización de ese clima a todos los programas.
Si antes para presentar noticias lo que se necesitaba era comunicar. Lo que prima ahora es empatizar, producir endorfinas, alegrar el día. Y pondré un ejemplo: la Sexta. Arranca la Sexta con el programa Aruseros en nada distinto a un magazin para la tercera edad: ligero, insustancial, variado, cómico en sus contenidos y con unos copresentadores que se alargan en ser pavos lo que se acortan en rigor, formalidad, oportunidad, inteligencia. Es como un programa de cachorros como si esos vídeos de gatillos y perrillos hubiertan transmitido su carácter al programa. Le sigue “Al rojo vivo” dentro del rigor periodístico. Le siguen las noticias en la Resano incluso supera el rigor para adentrarse en la fatalidad. Pero no es así en el fin de semana en que la presentadora irradia simpatía y buen rollo. “Zapando” vuelve por la senda de las travesuras insustanciales en las que la referencia a la TV es más autobombo que crónica periodística o cómica. Mendizabal (“Más vale tarde”) retorna al rigor y la seriedad hasta las noticias que enlazan con “El intermedio”: noticias vistas desde el humor. El domingo “Liarla pardo” un nuevo magazine en el que la arrolladora simpatía de Cristina Pardo aliña las noticias de la semana. ¡Hasta la meteo se hace desde la simpatía y la ligereza.
Pues -por si no fuera poco- se anuncia cambios en la línea de intensificar ese carácter de la cadena: la Pardo pasa a “Más vale tarde” y en su lugar entra Nuria Roca cuyas dotes de supersimpática ya han sido acreditadas sobradamente. Deaparece así un programa de rigor por otro de entretenimiento “simpa”. Solo quedan “Al rojo vivo” y las noticias para que la cadena sea exclusivamente de entretenimiento insustancial. La apuesta es clara. Nombraré otro caso en este sentido: El corresponsal del intermedio en USA es Guillermo Fesser que sin perder rigor espectaculiza las crónicas con humor e ironía… lo que contrasta mucho con el Pochi que de enterrador no tendría precio. ¿Por qué se produce ese giro hacia la peluchosidad, la empatía y el rigor disfrazado de entretenimiento? Podemos colegir que la vida ya es suficientemente rigurosa como para imitarla. Siguiendo a Lipowetsky la espectacularización debe alcanzar incluso a las noticias y a los deportes. La ficción (incluso la semi-ficción) debe abarcarlo todo.
Pero hay otra razón. Como he comentado otras veces, siguiendo la “teoría de la jovencita” de Tiqqun la publicidad incluye la “pavosidad” en sus mensajes (Vinted, Oral B, tampones, cremas depilatorias, i’Oreal, Tik tok, etc.). La “pavosidad” ha sido denunciada siempre por el racionalismo metafísico masculino como uno de los “defectos” femeninos signo de su superficialidad y de falta de rigor, su esclavitud de la apariencia y su sin sustancia. Para las mujeres, las relaciones son superiores a las razones abstractas y por tanto la simpatía y la empatía superiores al rigor. Pues bien en este SXXI en que la metafísica va a desaparecer las actitudes femeninas ancestralmente vituperadas y denostadas se adentran firmemente en nuestra sociedad sustituyendo a estupideces metafísicas como el sistema de destrucción.reconstrucción o la guerra -frente al cuidado femenino- y el rigor cuáquero -frente a la concordia y las relaciones empáticas. La televisión se feminiza apostando por la peluchosidad, la empatía y el buen rollo. No sabemos si será mejor pero es evidente que será más agradable. Si una cadena capitalista (y por tanto machista) hasta la médula apuesta por la feminización es que la cosa va en serio. Quizás hemos pasado de “el medio es el mensaje” a “el medio es la simpatía del presentador”
El desgarrado. Junio 2021.