» 19-12-2019

Cat-adeu 73. La cuestión catalana. La gran cagada. La sentencia del TJEU.

Ya tenemos sentencia. En cuanto ganó un puesto en el Parlamento Europeo,  Junquras tuvo la condición de europarlamentario y por tanto el TS español tenía que haber pedido un suplicatorio al TJUE para poder mantenerlo en prisión preventiva y para juzgarlo. Se vulneraron, pues, sus derechos lo que podrá hacer valer en el recurso que interpondrá en Europa una vez agotada la vía de recursos del estado español. No procede su puesta en libertad puesto que la sentencia por sedición es ahora firme. Esta sentencia no afecta directamente a los casos de Puigdemont, Comín y Ponsatí pero les reconoce indirectamente su condición de eurodiputados y por tanto el derecho a la libre circulación y la prevalencia de los tribunales europeos sobre los españoles. Cualquier acción de la justicia española (como la extradición) debe pasar por la previa aceptación de la justicia europea lo que puede tardar meses.

 

De nuevo la justicia española se pone en ridículo frente a la europea. Pero eso -que los independentistas celebrarán como una victoria- no es sino una gran cagada que todo el mundo (literalmente) interpretará como una victoria de los independentistas. La metida de pata es descomunal. La victoria de Junqueras es de momento moral (no saldrá de la cárcel) pero le servirá en futuros recursos para presentarse como víctima de una justicia española patriarcal e injusta. De momento ERC ya ha pedido la inmediata excarcelación y la anulación del juicio (que no procede), en una muestra del clima de victoria que los independentistas harán valer como consecuencia de la sentencia. Lo que realmente está en juego es que el estado español es un estado injusto que persigue a pobres víctimas por defender sus ideas políticas. De nada servirá ya que sean hechos probados la sedición y la malversación, lo único que quedará para la memoria es la persecución injustificada de los salvadores de la nación catalana por una cruel y sesgada justicia española. La situación ha dado un vuelco de 180 grados.

 

Y toda esa mierda se la debemos a los integristas y unionistas autodenominados “constitucionalistas”: PP, VOX, C’s que han forzado al gobierno a optar por la línea dura frente a la moderación y la cautela. Se la debemos al gobierno de España (apoyado por el PSOE) que aplicó el 155. Se la debemos a un Rajoy para quien un puñado de votos era más importante que la justicia y la ley. Se la debemos, en fin, a la estulticia y la estupidez de unos políticos que no valen para nada, que anteponen sus intereses personales y partidistas a los intereses de la nación y de los ciudadanos, y que se creen con derecho a manipular los resortes del estado por intereses electoralistas. Todos esos factótums de este desastre deberían dimitir inmediatamente. No lo harán porque en España no dimite nadie, porque nadie tiene vergüenza, honor, o simplemente profesionalidad. Serán los mismos que produjeron el desaguisado los que dirigirán su presunto arreglo.

 

Ahora habrá que aguantar a los independentistas tergiversando los hechos y las sentencias y arrogándose la inocencia de la víctima. Les tendremos que escuchar que la división entre los buenos a este lado y los malos enfrente no era una presunción racista sino que era verdad, era legal, era cierta. Tendremos que aguantar que los CDR y Los Tsunami sigan haciendo de las suyas sin que ni siquiera podamos atribuirles la pertenencia a los independentistas. Veremos a ERC reculando frente a los grandes ganadores: Convergencia y endureciendo sus posturas para ganarse el favor de los independentistas de la línea dura. Tendremos que aguantar unas terceras elecciones porque ERC ya no podrá pactar con la pérfida y canalla España. Apoyar los presupuestos catalanes habrá sido un regalo que ya no tendrá contraprestación alguna. Lo que en mi pueblo se llama hacer un pan con unas hostias.

La victoria moral (en un movimiento que siempre la ha tenido muy alta) será aplastante. Solo ha hecho falta ver a los de Convergencia recibiendo la noticia reunidos en su sede (embargada) para que nos demos cuenta de la que nos espera. No se trata de una sentencia se trata de la madre de todas las sentencias. A partir de ahora todo lo suyo es cierto y todo lo de España es falso. La sentencia será leída como la habilitación de todas y cada una de las tesis de los independentistas. No se ha perdido una batalla, se ha perdido la guerra. La guerra dialéctica y la guerra moral. Sin contar el efecto llamada que tiene el bando ganador y que hará que los resultados electorales de los independentistas mejoren sustancialmente. La cagada ha sido tan monumental que creo sinceramente que será irrecuperable. El relato actual del independentismo dice que no hubo declaración de independencia, que fue simbólica. Si no hubo declaración no hubo sedición. Todos son inocentes. Y se interpretará que es eso lo que dice la sentencia. La posverdad triunfa en toda regla. Ya no solo se dirá que: si son violentos no son los nuestros. Ahora se dirá que Europa le ha dado la razón, total y completa, a los independentistas. El famoso cacareado apoyo europeo que nunca se materializó es ahora realidad. ¡La gran cagada está servida!

 

El desgarrado. Diciembre 2019.




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