» 26-07-2023

Cat-adeu 79. ¡La derecha catalana imprescindible para la izquierda española!

Han pasado dos años desde que escribí por última vez acerca del “Proces”. En este tiempo el impulso independentista se ha ido deshinchando y sobre todo las estrategias ha ido divergiendo. La derecha (JXC) se ha radicalizado y la izquierda (ERC) se ha moderado. El último gobierno catalán fue un acuerdo de la izquierda (PSOE y ERC) y las dos últimas elecciones autonómicas las han ganado los socialistas. El endiablado resultado de las últimas elecciones solo permite la formación de gobierno (de izquierdas) si JXC se abstiene a lo que el partido responde: “¡antes muerta que española!” Y sin embargo es una gran oportunidad. 

 

Porque lo que está claro es que por las malas no habrá independencia (como prometieron e incumplieron los indepes de derecha y de izquierda) y que por las buenas, la Constitución es, por el momento, un muro infranqueable teniendo en cuenta las mayorías infladas que se requieren para su reforma. El electorado ha castigado a las dos formaciones indepes no sabemos si por hastío, por haber pactado con la izquierda nacional o por no haberlo hecho. Lo que está claro es que poco a poco (muy poco a poco), mediante pactos de gobernabilidad los votos catalanes pueden ser (ya lo son) decisivos para formar gobierno (… y que eso no va a cambiar) y por ese camino se pueden ir consiguiendo avances hacia la independencia, desde luego a muy largo plazo. Como se consiguió el indulto de los encarcelados por la revuelta. Evidentemente el problema no será la cesión de cercanías. 

 

La pregunta es: ¿qué consigue el independentismo poniéndose de culo hacía España (el resto de España)? La respuesta es: ¡nada positivo! Sabemos que los dirigentes independentistas nunca reconocerán que la asonada fue una insensatez, un error de cálculo, una utopía, un engaño, etc. y por eso, nadie se lo pide. El discurso de la derechona española va más por lo de “pactan con el terrorismo, con el independentismo con los quebranta-patrias” Va más por zaherir al PSOE (en esta campaña, de forma harto grosera) que por pedir explicaciones y cuentas. Los radicales de derechas están bendecidos por la Iglesia Católica cuya cruzada contra el comunismo no acabará nunca.  y ¿quién, bendecido por la Iglesia, puede ser una mala opción? Nadie, ni siquiera los curas pederastas -defendidos con uñas y dientes por sus compañeros-, los meapilas corruptos, los asesinos de mujeres, los artífices de la caridad cristiana. La iglesia los ha blanqueado, olvidando pequeñeces como los campos de exterminio, la guerra mundial, la represión postguerra civil, el brutal recorte de derechos individuales. Todo eso está bien para la Iglesia. 

 

Los de JXC siguen cabreados, airados, indignados. Esa es su posición: los malos son los otros, a nosotros nos ampara la condición republicana, el sagrado derecho a la autodeterminación, la esperanza de una nación rica que no tenga que sacar las castañas del fuego a una caterva de vagos, maleantes, socialistas y comunistas que habitan de Despeñaperros para abajo. Como si en una nación con políticos (sean del pelaje que sean), pudiera haber dinero para alguien más que para ellos mismos. De momento los escasos réditos que ERC consigue de sus pactos con el gobierno son suficientes para aparentar que la llama está viva, que la lucha continúa, que la luz lucirá al final del túnel. 

 

Leo a Paul Virilio sobre independentismo en “El cibermundo, la política de lo peor”, Cátedra 1997(1997). “El estado-nación se desgarra entre dos necesidades: hacia arriba, en la Comunidad europea, e incluso mundial, donde el estado nacional es superado por la posibilidad de un estado trasnacional, y hacia abajo, por las voluntades de emancipación regional y descentralizadoras. Este doble movimiento es un movimiento suicida para la democracia y la política. Cuando se desgarra el estado nacional por arriba y por abajo a la vez. no subsiste el estado trasnacional y nos encaminamos hacia el estado de guerra civil, como en el caso de los países del Este”. 

 

“Habría que haber pasado de un estado nacional a un estado trasnacional sin pasar por la descentralización, lo que solo podía efectuarse en un estado trasnacional. Desde el momento en que el Estado otorga poder a las regiones y pierde el suyo a nivel de un conjunto más amplio, se vislumbra la catástrofe. Yo estoy a favor de la trasnacionalización en Europa, pero en contra del movimiento simultáneo. Si se hubiera establecido el Estado europeo trasnacional, se podría haber descentralizado. Pero descentralizar al mismo tiempo que se crea la comunidad europea me parece un acto irresponsable. Este movimiento es el que se ha seguido también en los países del Este al final del imperio soviético. Se han disuelto. Sin embargo, nosotros nos disolvemos de otra forma. Menos violenta de momento, pero no está demostrado que la feudalización de las regiones no producirá en el futuro conflictos parecidos a los de los países del Este. Estoy pensando en Yugoslavia. La simultaneidad de los dos movimientos contradictorios es, pues, lo que hoy me parece temible” (Virilio 1997, 77). 

 

Este texto se publicó en 1997 y dada su importancia debió ser leído por las cabezas pensantes del procés. Probablemente lo entendieron en el sentido de que el Estado nacional (España), ante la amenaza de guerra civil, cedería a las pretensiones independentistas. Se equivocaron. Y mira que JXC era tan de derechas como el PP y podía haberse olido la tostada. El españolismo de la derecha nacional española sobrepasó cualquier amenaza de disgregación… que fue contestada con toda dureza. Los ediles se equivocaron y -en consecuencia- debían haber dimitido. Pero no. Escogieron la huida hacia adelante y más tarde, hacia Europa en una sangrante metáfora de, quien aspirando a la descentralización, se acoge a la tranacionalización personal. El resultado fue una república de 11 segundos y una desbanda de sus artífices hacia Europa. Hacía tiempo que un puñado de políticos no hacían tanto el ridículo. ¡Y mira que era difícil! 

 

El problema de ponerse en situaciones de radical intransigencia es que los demás, luego, te vuelven la espalda, como ha podido comprobar el PP cuando ha querido buscar apoyos para gobernar entre los que había tildado de terroristas, independentistas y quebrantaespañas, mientras le ponía ojitos a la ultraderecha. Y es eso lo que tiene que considerar JXC en la actual coyuntura. O quizás tendremos que pensar que lo que quieren no es la independencia sino la lucha por la independencia, la histerización de la población, la crispación de la vida política. !Aflojad un poco que a nosotros ya se nos ha olvidado el caso Pujol (and family)¡ Y eso que olvidar que el padre de la patria es un corrupto no es fácil. Bien podríais hacer un esfuerzo. Por una vez… por el bien de Catalunya.

 

El desgarrado. Julio 2023.




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