» 08-10-2023

Cat-adeu 82. Del estado de excepción, el 155, la amnistía, la pandemia y la inviolabilidad política.

Voy acabar este repaso por el campo jurídico tocando un tema que también se ha suscitado en las últimas legislaturas: la inviolabilidad del rey… y de los políticos en general. La inviolabilidad (toda desigualdad, de hecho) es un caso de excepción concreta, es decir que afecta a solo a determinados individuos o institutos. El rey es inviolable, no es responsable de sus actos, no puede ser juzgado ni condenado por ellos. A la Constitución se le olvidó añadir que esa situación solo era aplicable en el ejercicio de su cargo y que no afectaba a transgresiones de derecho común (como, por ejemplo: matar a Corina). El rey reina pero no gobierna. Así son las monarquías parlamentarias y como no gobierna es justo que no sea responsable de los actos protocolarios que refrendan actos de gobierno. Evidentemente fuera de esos actos protocolarios inherentes a su cargo el rey no es inviolable. Pero no es lo que dice la Constitución (pero debería decirlo) lo que lo convierte en un ciudadano de excepción, un caso de suspensión del derecho que es aplicable al resto de los ciudadanos. En este sentido, toda desigualdad explícita en la Constitución o en las leyes es un caso de excepción.

 

Pero no es el único que goza de privilegios desmesurados. Los políticos, aprovechando la situación de que eran ellos los que redactaban la Constitución, se colmaron de privilegios, corruptelas de la Constitución, que ahondan en el estado de desigualdad: “dentro de la igualdad ante la ley, unos individuos son más iguales que otros”. La Constitución no contempla la “profesión” de político. En su inocencia presume que la política es una vocación de servicio a la comunidad, voluntario y altruista. El sueldo se explica por la necesidad de blindar a estos ediles de la corrupción (nepotismo, favoritismo, prevaricación). Incluso en la cuestión del sueldo, no acertó en esta previsión. La mayoría de los políticos nacionales son profesionales de la política y como tales deberían ser tratados. En esta vía la Constitución no contempla que los políticos deban formarse regladamente, o colegiarse. Los políticos nacen con los conocimientos necesarios (incluido el nivel “fluenly” de inglés) para salvar a la nación, y con la ética necesaria para no necesitar normas deontológicas emanadas de colegio o sindicato alguno. Podemos resumirlo en que los políticos, en la Constitución, se autootorgaron el estatuto de ignorantes. Incluso -en cuestión de sueldo- se excluyeron del sistema capitalista (y evidentemente comunista) pues al fijarse ellos mismos su propio sueldo escapan a la ley de la oferta y la demanda.

 

Pero donde brilla con especial intensidad esta excepción es, precisamente en el tema de la responsabilidad. La constitución brinda a los políticos cuatro mecanismos para evadir cualquier responsabilidad: la autolegislación, el aforo, el indulto y la amnistía (¡sí, esa amnistía que se les niega a los independentistas es sin embargo, privilegio de los políticos en general!). La autolegislación es sencilla: es el político el que legisla sobre sus propias miserias. ¡Qué se puede esperar! Las leyes que afectan directamente a los políticos, cuando definen claramente los delitos (que no es siempre) adolecen de falta de normas claras de aplicación, fijan penas bajas (o no las fijan) y  prescripciones sensiblemente acortadas. Todavía colea la modificación de la ley procesal en el sentido de caducar los procedimientos que se alargan más de un año precisamente en los campos en que los políticos tropiezan con más frecuencia (político-económicos). Además de esta “gran” autolegislación está la pequeña, la que da lugar a las corruptelas: economatos, préstamos, régimen laboral (pensiones), dietas, tarjetas opacas, coches oficiales, viajes indiscriminados sin justificación, etc. En el caso de Camps incluyó incluso los trajes. 

 

El aforamiento consiste en que no se puede ser procesado estando en ejercicio del cargo y ese proceso será ante el TS (Tribunal Supremo) en una sola instancia. Aunque sus señorías han tenido la desfachatez de denunciar este régimen como lesivo, lo cierto es que les permite presentarse ante jueces mucho más implicados políticamente. El indulto y la amnistía, son medidas de gracia, que corresponden al jefe del estado (u otro) previo informes jurídicos no vinculantes y que no necesitan justificación. Entre González y Aznar amnistiaron a 12.000 sujetos con mayoría abrumadora de políticos corruptos. Evidentemente las leyes no contemplan la restitución de lo defraudado y mucho menos lo causado por el estúpido ejercicio del cargo, siendo así que todo profesional tiene la obligación de tener un seguro de responsabilidad civil que cubra los daños a terceros. Guindos -sin ir más lejos- le costó a los españoles, entre el rescate de los bancos y la SAREB: 100.000.000.000 €. ¡No es de extrañar que lo nombraran vicepresidente del Banco central Europeo!

 

Y hasta aquí este repaso a las excepciones del derecho y de su aplicación. Lejos de la plana causalidad que políticos ignorantes e interesados pretenden hacernos creer, el tema es complejo y con amplias estribaciones en diversos campos. El PP tiene múltiples maneras de corregir el tráfago político, si le parece que lo primero es la integridad de España, la inexistencia de partidos legales políticos herederos de bandas terroristas o francamente independentistas, la desmesurada ambición de políticos de izquierdas que solo piensan en sus poltronas, o la dictadura de la mitad más uno. Por ejemplo: la plena responsabilidad de los políticos por sus actos, el fin de las corruptelas con las que se adornan, la ilegalización de los partidos rompeespañas, el cambio de la ley electoral, la regulación del uso de intoxicaciones y mentiras en la crispación política, etc. ¿No. Verdad? Todo eso no interesa. Lo único que interesa es la poltrona, la situación de poder, las prebendas, la sopa boba, el tráfico de influencias, las puertas giratorias, y si a mano viene, alguna que otra compensación por lo estresante del cargo. Si simplemente se aplicara la igualdad que exige la Constitución, es decir, si los políticos fueran iguales a los ciudadanos toda esta carnavalada no tendría sentido. Amén… ¡que esto ha acabado en homilía!

 

El desgarrado. Octubre 2023.




Comentarios publicados

    Añadir comentario


    Acepto las condiciones de uso de este sitio web