» 03-05-2021

Datos y sapos 81. Basura.

Vivo en una calle arbolada como solo lo son las calles cuando la evidencia de la urbanización es demoledora. Creo que se llama postureo político. O quizás hipocresía. Pero está bien. La primavera ha empezado y tengo la suerte de que un pájaro cantor me amenice las tardes con su trino de ligón empedernido. No he conseguido verlo aunque si lo viera tampoco sabría que pájaro es… hasta que google saque el “google bird singer”. La cuestión es que el canto y el sol, entrando por la ventana, a la tarde me devuelven una naturaleza que el fragor del trajín ciudadano hace tiempo que me escamoteó. El sol atravesando las hojas de los almeces y de los abedules (los árboles nacionales de Barcelona) produce un claroscuro en mil distintos tonos de verde (como decía la canción) que me complace enormemente.

 

Pero este paisaje idílico se ve interrumpido unas veinte veces al día (y a la noche) por unos simpáticos camiones diesel, con un rugido ensordecedor -agravado por un pavimento en el que hasta los turismos parecen de fórmula uno- que, a nuestro servicio, recogen los desechos urbanos. Son dos grupos de cinco contenedores que, si contamos que no son ambidiestros, se convierten en diez camiones.  El más cascabelero es el de los envases de vidrio que suena como uno de esos troncos de la lluvia sudamericanos (al menos el mío) pero en plan orquesta sinfónica en un crescendo final. Podría parecer el más escandaloso pero no es así. El contenedor de los cartones y de los plásticos debe ser rebotado varias veces para ser vaciado (las botellas son más dóciles) con tremendo estruendo de choque. Siete días a la semana y 365 días al año. Los contenedores del desecho y de lo orgánico son especiales: a la una y media de la mañana un camión diesel, en una calle tranquila llena de árboles -y a veces de pájaros- y vacía de coches, es un terremoto. Antes de las ocho pasa el primero: ¡dieciocho horas a su servicio!

 

Por lo que sea, estamos en la ruta del bacalao lo que hace que no solo pasen esos diez camiones sino que otros de otros puntos Ecoembes también decidan pasar por nuestra calle. A eso hay que añadir que periódicamente vienen unos camiones de limpieza de la limpieza, que higienizan los contenedores y una vez a la semana pasa el camión de los trastos que recoge todo lo que Patxi Andión pensaba que iba al Rastro y aquí debe ir a las Glorias. No sé el nivel científico de ruido que hacen porque cuando quise comprarme un decibeliómetro en Amazon no conseguí saber la diferencia entre los de 10€ y los de 200€, aunque preveo que debía ser de bastantes decibelios. Pero sé el nivel de ruido tocapelotas (subjetivo) que hacen: estruendoso. Arrancan en primera, o quizás con la reductora y mantienen la marcha hasta que la velocidad de crucero les parece adecuada. Para ese momento han llegado al semáforo, frenan como si el semáforo les hubiera sorprendido y en cuanto se lo permite, vuelven a arrancar de nuevo con la reductora.

 

Como buen ciudadano sé que todo lo que hacen nuestros ediles es por nuestro bien y que les tendríamos que estar enormemente agradecidos por vivir en una de las ciudades con peor nivel de habitabilidad de España (dicen las encuestas) pero que nosotros sabemos que es de las mejores, pero -siempre hay un pero- que formularé en forma de pregunta: ¿En vez de machacar los oídos de los ciudadanos no se podría racionalizar los envases por parte de los vendedores, proveer de trituradores los fregaderos, pasar a la recogida neumática, utilizar camiones eléctricos, racionalizar los horarios, reducir drásticamente los envases de vidrio, etc.? Si están haciendo negocio debería rebajarse o suprimirse la tasa de recogida de basuras y si no lo están haciendo (lo que contando el coste de los contenedores y su limpieza, los camiones especializados y su mantenimiento, los operarios, los trayectos y el coste del reciclado, se me hace difícil pensar). La multiplicación de los envases no se hace por mejorar la compra de los ciudadanos sino por mejorar la venta de las grandes compañías. ¿No deberían ser ellos lo que pagaran el coste de la recogida de los envases (o recogerlos ellos)? Si el agua del grifo se pudiera beber (o se subvencionaran las depuradoras domésticas) se suprimirían cientos de miles de kilos de basura.

 

Entiendo que antes de que nos entierre la basura se debería hacer un esfuerzo por racionalizarla. Cada barcelonés genera 500 kilos de basura/año (2019) por 1.600.000 ciudadanos son 788,4 millones de kilos/año. O dicho de otra manera 1.000.000 de trayectos de camiones (sin contar limpieza de contenedores y recogida de enseres), de contaminación diesel, de contaminación acústica y de vertederos que se comen el medio ambiente, contaminan las aguas subterráneas, y el aire con los incendios espontáneos, etc. Y la solución no es la privatización, como no lo es nunca en el caso de los servicios públicos. Hace falta investigación en reciclado y en gestión. Hace falta limpiar los mares, los ríos, los cielos y los campos. Hace falta cabeza. ¿Veis alguna?

 

El desgarrado. Mayo 2021.




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