Un partido político no es una institución cuyo fin inmediato sea mejorar la vida de los ciudadanos, gestionar la vida política u organizar la economía cuidadana. ¡No!. Su cometido fundamental es ganar elecciones (sea como sea), salvar el culo (conservar la poltrona, irresponsabilzarse, conseguir la poltrona más confortable y dar por el idem a la oposición) y en definitiva, perpetuarse en el cargo. Para lograr este fin primordial desarrollan estrategias que bien se podrían llamar de ingeniería política. Y como para muestra basta un botón analizamos la convocatoria de elecciones por Mañueco (PP) en el próximo febrero, tras la destitución de sus socios de gobierno (C’s). No se trata de lo mejor para la comunidad de Castilla y León, de los ciudadanos, de la economía o de cualquier otra consideración medianamente razonable, sino de sacar ventaja personal y partidista. Naturalmente la convocatoria va aparejada a la descalificación de sus socios (a los que acusa de deslealtad y de conjurarse en su contra, cosa que no documentan), la intoxicación sobre las razones y la sorpresa de la decisión que debe ser inesperada, incluso a través de mentiras repetidas incluso pocas horas antes. Es difícil pensar que alguien quiera votar a semejante pieza, en la seguridad que defenderá sus propios intereses en cualquier caso.

No es difícil conocer las razones reales por las que se convocan elecciones: 1) las encuestas son favorables; 2) La estrategia de absorber a C’s mediante ingeniería política; 3) obstaculizar la participación de los partidos regionalistas que restarían votos al PP, como el de Soria, que solo dispondrá de 20 días para formalizarse; 4) La presunción de que el partido en el poder siempre resulta refrendado por las urnas (como Diaz la Madrid); 5) Se tapa la trifulca de la polémica Diaz/Casado, que se había convertido en escandalosa; 6) Se acallan las voces que ante las próximas citas judiciales del PP con la corrupción, poniendo las elecciones por delante. Esta estrategia no es nueva. Se usó en Madrid y -con ligeras variantes- en Murcia, donde se aprovechó la iniciativa de una moción de censura en contra, para comprar las voluntades de unos tránsfugas de C’s y convertir una situación adversa en un mangoneo delictivo altamente favorable. Y se usará en Andalucía en Junio, aunque sin la premura que en Castilla y León ha impuesto la presencia de los partidos regionalistas de la España vaciada, que en Andalucía no existen.

La escenificación es perversa: se acusa a C’s (el socio de gobierno) de orquestar maniobras en la oscuridad dirigidas a desbancar al PP, es decir le echan la culpa al socio de lo que ellos mismos están haciendo. Lo de engañarlos hasta el minuto anterior al anuncio no puede sorprendernos ya que la mentira es el vehículo normal de todo partido que se precie. La consejera de sanidad ha sido cesada por lo que en un momento dramático de la pandemia y -con las competencias transferidas a la comunidad- la dirección sanitaria desaparece. ¡Qué importan unos muertos si se consigue el poder! Tampoco pesa que la coalición funcionara razonablemente bien ante la posibilidad de gobernar con VOX que es el socio natural del PP. La ultraderechización del PP se cumple inexorablemente. Casado se lava las manos de la iniciativa poniendo a Mañueco como único responsable. ¡Cómo si eso fuera posible en un partido fuertemente centralizado en el que el que se mueve no sale en la foto! Más mentiras para redondear una actuación bochornosa ¡aunque por esta vez no se han comprado tránsfugas!

El desgarrado. Diciembre 2021.