» 16-01-2022

El pensamiento geométrico 15. Segunda parte. Rancière 2. La relación con la metafísica.

Para la caracterización de la metafísica os remito a los múltiples blog que he publicado sobre ella. Valgan solo unas pocas puntualizaciones. Entiendo que lo que Rancière llama “el orden natural” es el mundo visto desde la metafísica. Su revolución, lo es, en contra de la metafísica y en su crítica de lo social o del Estado, subyace siempre la metafísica. En ese sentido, su discurso sería posmoderno (entendida la posmodernidad -como dice Derrida- como la deconstrucción de la metafísica). Pero Rancière no se refiere a la metafísica (porque no quiere ser antimetafísico… pues sería una forma negativa de pensar) y se desliga de lo posmoderno (porque no considera sino que la posmodernidad es una continuación de la modernidad, que no justifica un salto epistemológico). Así las cosas, plantea su pensamiento como alter-metafísico y no como antimetafísico. Probablemente lo que hago en estos textos es malentender su posición simplificándola. Lo asumo. Entended pues, lo que digo, como una introducción que necesita su “realización” mediante la lectura de los originales. Continuo glosando “Disenso”. FCE. 2019.

 

A. EL ORDEN NATURAL Y LA METAFÍSICA.

 

1) El orden natural. Lo primero que establece la metafísica es que la realidad se divide en dos: el mundo y el hombre, que es capaz de entenderlo. Eso garantiza el derecho del hombre para reflexionar sobre el mundo. Esa reflexión se realiza mediante diversas particiones (divisiones) de lo sensible (el mundo en cuanto perceptible) por las que se ordena o clasifica el mundo de acuerdo con sus intereses. El orden natural del mundo es el que dimana de esas particiones vistas desde el sistema metafísico. El método de la metafísica es la abstracción-universalización-ley. La abstracción es una simplificación del mundo en favor de sus características más esenciales. La universalización permite que esas abstracciones sean aplicables a un gran número de elementos (por no decir a todos) de una partición determinada. La ley es la norma de funcionamiento del mundo según esas abstracciones-universalizaciones. Así, las principales abstracciones del mundo son el ser, la sustancia (la ontología); la cantidad (las matemáticas); la verdad (la lógica); el lenguaje (el concepto) y la igualdad (ética y política). Existen otras abstracciones secundarias como el falo (el equivalente universal del género); la mercancía (equivalente universal del intercambio) y el dinero (el equivalente universal del valor) que juntas forman la economía política. El orden natural es el mundo visto a través de estas abstracciones. Frente al orden natural Rancière opone el orden virtual.

 

2) Los pares de oposiciones. La metafísica asume tres principios axiomáticos (que no necesitan demostración) establecidos por Aristóteles: 1) el principio de identidad (toda sustancia es igual a sí misma); 2) el principio de no contradicción (las sustancias no pueden contradecirse) y 3) el principio del tercio excluso (lo que no es verdad es mentira, sin posibilidad de un tercero). El primero se matiza con todos los tipos de igualdad que pueden plantearse: identidad (igualdad absoluta), igualdad (igualdad esencial), equivalencia (igualdad en valor), simetría (igualdad de transformación), proporcionalidad (igualdad en todo menos en el tamaño), etc. Tiene su límite en la tautología. El segundo es subsidiario del primero en cuanto que las cosas que no se contradicen son iguales. El tercero tiene dos acepciones, la absoluta entre A y no-A y la relativa entre blanco y negro pues no siempre no-blanco es igual a negro. De hecho vuelve a ser subsidiario del primero pues no-A es igual a A, pero de sentido contrario. Este último principio permite la división del mundo en pares de oposiciones que tanto conviene a la metafísica. Estos tres principios no se cumplen en la microfísica (Quántica), por lo que solo son universales en nuestra experiencia cotidiana.

 

3) La división sensible en categorías. Aristóteles estableció diez categorías en que se dividía el mundo: sustancia, cantidad, cualidad, posición, posesión, relación, lugar, tiempo, acción, pasión. De ellas caracterizó a la primera como esencial: el ser (compuesto de materia y forma), y a las otras como accidentes. A la sustancia (etimológicamente: subyacente) opuso el cambio, el movimiento, el cambio en el tiempo, el devenir. Pero la metafísica siempre soslayó el devenir por su dificultad de estudio. Platon estableció que la “realidad” de las cosas no es la apariencia sino la esencia (la idea subyacente), doctrina a la que se llama idealismo. Aristóteles le opuso el materialismo en el que lo que se percibe (percepción sensible) es lo que es. Conceptos relacionados son los de trascendencia (más allá de lo físico, de lo aparente, de lo sensible) como la meta-física y lo inmanente (lo en sí, lo sustancial, lo fenomenológico).

 

4) La causalidad simple. El sistema de relación entre sucesos en el tiempo es la causalidad. A la relación de causalidad en el espacio se le llama estructura. La causalidad es el proceso más habitual para establecer leyes generales mediante el proceso de inducción (de lo particular a lo general). La lógica no acepta este proceso pues establece que un suceso que se ha producido miles de veces no tiene porque producirse una vez más. La filosofía y las matemáticas han perfeccionado el proceso de inducción hasta hacerlo razonablemente seguro. La causalidad simple (de un antecedente surge un consecuente) es la más generalmente usada y la más rara en la naturaleza. La causalidad compleja puede llegar a serlo tanto que haga difícil descubrirla. Cualquier fórmula matemática lo que revela es una causalidad compleja, una relación  enrevesada entre variables. Pero a esa causalidad no se le puede llamar trascendente. Las leyes de la naturaleza son relaciones de causalidad.

 

5) La legitimación de lugares y capacidades: la política, el régimen representativo en el arte y la homegeneidad en filosofía. El orden de la dominación (que hunde sus raíces en la biología y en la antropología) se legitima fundamentalmente por la división de lo sensible. La división entre los que tienen la palabra (el logos) y los que solo tiene la voz (que simplemente denota placer y dolor) marca la situación de los que participan en la política (la Asamblea) y los que no pueden distraerse de su trabajo para asistir a la Asamblea y participar en lo común. La capacidad, que otorga la prevalencia (jóvenes/viejos), la calidad (nobles/villanos), la sangre (la herencia), la fuerza (dictadura), el saber (la ciencia), son los títulos que legitiman el ejercicio del poder. En ambos casos la división de lo sensible (los que tiene la palabra y los que están legitimados) determina quien puede acceder a la política y quien no. A ese consenso (orden natural) se le llama policía en contraposición a lo que luego veremos que es la auténtica política (el disenso). En el caso del arte, la mímesis (la plasmación del contexto común entre artista y espectador: la naturaleza), la imposición de una forma a una materia (destreza), el cumplimiento de unas premisas normativas (la división de las artes, la relación entre tema y formas de expresión, la jerarquía de géneros), la centralización de la acción, la preeminencia de la palabra sobre la imagen (la narrativa), jerarquiza la acción artística en el llamado régimen representativo del arte (una división de lo sensible) al que se opondrá el régimen estético del arte. Por último en el caso de la filosofía también encontramos esta homogeneidad que la obliga encontrar una verdad subyacente, a oponer argumentos ontológicos a otros argumentos, combatir la heterogeneidad que si bien esgrimen muchos pensadores como Badiou, Agambem, Negri, Zizek. Ranciére lo hace de manera radical: anti-ontológica.

 

Y aquí lo dejamos. En la próxima entrega veremos los regímenes alternativos que Rancière opone a la policía (la política del poder y el consenso), al régimen representativo (mimético) y a la homogeneidad de la filosofía. Ahora sabéis lo que es el “orden natural” impuesto. Nos espera el orden “virtual”, escogido. En definitiva, nos espera el conflicto.

 

El desgarrado. Enero 2022.




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