» 16-06-2022 |
Continuamos con la filosofía de Hegel y con el mismo texto de referencia de Gómez Pin. Los documentos de Jena y Nuremberg abarcan sus artículos, las lecciones (publicadas como las lecciones de Jena” y los libros: “La fenomenología del espíritu (1806) y “La ciencia de la lógica” (1812-1816), que remata con “Enciclopedia de las ciencias filosóficas” (1817) un resumen para uso de estudiantes. “La fenomenología del espíritu” se acaba de escribir justo antes de la batalla de Jena que deja expedito el camino a Berlín de Napoleón. Napoleón representa para Hegel la libertad de la revolución y la opresión-invasión del pueblo alemán. En una palabra la contradicción. Con el fin del libro se cierra también el proyecto revolucionario en el que Hegel veía a Napoleón como el absoluto hecho historia. Y se cierra el proyecto revolucionario porque tras la revolución ya no habrá más la lucha por un ideal, que la revolución había agotado. La batalla de Jena será el fin de las batallas con sentido, lo que Hegel llamará el fin de la historia.
1) “La fenomenología del espíritu” no significa el fin de la historia. ¿Por qué Hegel lo piensa así? Porque marca la diferencia entre un antes: en que la humanidad está dividida entre el sentimiento consciente de individualidad, finitud o limitación (tanto de los otros como de la naturaleza), y la intuición oscura de una trascendencia, en la que el individuo se reconcilia tanto en el reconocimiento de la pluralidad de los yoes como con el límite que lo separa de la naturaleza y de la separación de las cosas naturales entre sí, y un después en el que la separación entre la finitud del individuo y la infinitud de la trascendencia, se habría acabado. La confrontación entre el pensamiento individuo-Hegel y el saber absoluto al que ahora accede, entre la finitud y la infinitud, se ha definitivamente superado. El individuo Hegel ha accedido a un saber, que con respecto a lo esencial, lo abarca todo. Ha completado el tránsito que desde la conciencia inmediata conduce a ese saber no relativo. La historia ha terminado. El individuo Hegel finito y limitado se ha quedado redimido en un “nosotros” en una conciencia que se sabe instrumento y plasmación de la razón. La fenomenología (de espíritus caracterizados por la parcialidad de su saber) queda cerrada al acceder a un saber uno, definitivo y absoluto.
2) “La ciencia de la lógica”. Acabada la fenomenología Hegel se traslada a Nuremberg (1808) donde enseña en el Gimnasium (estas lecciones se recogerían en “Propedeútica filosófica”), en donde ensayará su concepción de la filosofía. Allí escribirá los tres volúmenes de “La ciencia de la lógica”, y posteriormente, “La enciclopedia de las ciencias filosóficas”. El núcleo de su sistema ya está acabado. No necesita evolución ulterior. En el primer año enseña a sus alumnos a pensar el mundo en el que la idea directriz es el derecho, la moral y la religión. En el segundo, la fenomenología, el tránsito de la conciencia inmediata al ser de razón, pasando por la percepción, el entendimiento y la idea. Pero no acaba aquí el devenir (aunque continúa de forma no temporal). Devenir dentro de las categorías y los conceptos: dentro del mundo del puro pensamiento hay identidades, diversidades, oposiciones, contradicciones. El núcleo de ese saber (entendido como idea absoluta) está en “la ciencia de la lógica”. Este saber entra en relación con la negación de sí mismo. “La pura negación del saber será la naturaleza. La necesidad de la naturaleza, la necesidad de la negación del saber está así inscrita en la Lógica. La idea absoluta no deja de alinearse en la naturaleza y retornar a sí. La reabsorción de la naturaleza por la ciencia abre la puerta al espíritu, y los alumnos reencuentran el punto de arranque, el derecho, la moralidad y… el Estado, calificado como espíritu real. Y el proceso vuelve a comenzar” (Gómez Pin, 2015, 50-53).
3) La teología. Cristo es Dios y hombre (recordemos que de forma necesaria, en absoluto contingente). Como hombre, es hombre singular sometido a la finitud. Cristo añade algo a la idea de Dios: la pura finitud. Dios era finitud antes de Cristo, pero finitud reconciliada, carente del desgarro de la mera finitud. La cruz no solo reconcilia la finitud y la infinitud; une también la reconciliación y el desgarro alcanzando la profundidad absoluta del dolor divino. El cristianismo de Hegel fue considerado fachada por muchos de sus contemporáneos. Lo respetaba por obligación (como habían hecho Galileo y Descartes). Si por cristianismo se entiende la iconografía y las representaciones (la resurrección de la carne y la vida perdurable), no resultaría muy cristiano, pero si se va al fondo de la significación de la palabra (la necesidad) Hegel nos diría que una historia humana sin cristianismo es una historia carente de concepto, expulsada de la necesidad. Hegel no contrapone la vida divina a la vida humana (la vida infinita a su carencia), trata de alcanzar la unidad de ambas.
Hegel se refiere al contenido de “la ciencia de la lógica” como: “la ciencia eterna de Dios antes de la creación de la naturaleza y de un espíritu infinito” ¿Qué significa aquí Dios? En la construcción hegeliana no hay más divinidad que “el Todo”… lo que no lo excluye de resonancias cristianas. El cristianismo no puede considerarse como algo contingente (casual) pues de otra manera no habría podido constituir la religión más racional. El cristianismo es la racionalidad absoluta que se ignora. La ciencia de la lógica equivaldría en este caso al Dios cristiano, no como lo vive la conciencia ordinaria sino como es en sí y como se manifiesta en la reflexión de Hegel (para sí). El individuo Hegel (limitado, finito, subjetivo y carente) es la condición del reconocimiento de Dios (ilimitado, infinito, omnipresente, pleno). Sin él, Dios ignoraría su propia grandeza. La unidad de lo finito y lo infinito, que para el individuo-Hegel era cuestión de religión, en “La ciencia de la lógica” es ya una empresa de la razón. La filosofía de Hegel no tiende (promete) al absoluto racional (como otras filosofías) sino que lo afirma (el absoluto de la razón) como presente, y con él, la única plenitud posible y necesaria. “La ciencia de la lógica no sería la ciencia de Dios, en el sentido de la ciencia que versa sobre Dios sino la ciencia que Dios posee como hombre, y en cuya posesión se agota como saber” (Gómez Pin 2015, 57).
4) Política. Cuando Hegel tiene 18 años se produce la revolución francesa. Supone el advenimiento de una nueva era, una emancipación si precedentes: liberación de instituciones infantiles, superación de miedo a la muerte, y del ajetreo de la vida cotidiana, lo que se plasmará en la figura de Napoleón. Pero pronto las luces se tiñen de sombras: la decapitación del rey, el terror, el imperialismo napoleónico, la invasión de Alemania. Hegel se debate entre el entusiasmo y la frustración de su nacionalismo lo que se reflejará en su filosofía, como la evidencia de la contradicción. La solución que encuentra Hegel (aparte de instalarse en la contradicción) es convertir los pares de oposiciones metafísicas en un sistema de tres términos en el que la tesis (la afirmación) y la antítesis (su negación) se funden en la síntesis: la monarquía es orden; la monarquía es desorden (u orden republicano); la monarquía es un nuevo orden que es desorden (la restauración de la monarquía encarnada en el príncipe de Prusia), es decir, instaurado en la contradicción. De ahí extrae al idea de la reconciliación (que es paz cimentada sobre la guerra).
Hegel reflexiona sobre el Estado que define en su “Filosofía del derecho” como: “expresión de que la Razón… contempla el proceso… a fin de gozar de su reencuentro, en la solución de todas las contradicciones” (Gómez Pin, 2015, 60). El Estado es más que una nación o unas costumbres, lo que implica que los individuos se reconozcan en ellas. Existen tres formas de organización política: a) la monarquía en la que la ley emana del soberano, único consciente de su quehacer, cuya inteligibilidad escapa a los súbditos. b) El gobierno de una minoría (aristocracia, tecnocracia, facción) a los que los súbditos obedecen sin convicción. c) Aquel en que los ciudadanos comparten los criterios con los que se les gobierna. El Estado es es el representante de la voluntad popular. Pero este planteamiento no se aplica directamente. El ideario revolucionario debe ser corregido, superado, negando el autogobierno. Los ciudadanos quedan excluidos de la gestión. Hegel entiende que la síntesis consiste en un solo (monos), poder (erche): monarquía singularizada en un lugar y un príncipe concreto. Monarquía que no está ligada a un monarca empírico ni sometido a las contingencias de la historia. La muerte del monarca ha sido el paso necesario hacia la reconciliación (de lo divino y lo humano) y el advenimiento de la razón.
5) La filosofía. Es evidente que el sistema hegeliano no es científico si por ello entendemos lo que Popper pensaba (Una teoría falsable, oponible a una verdad indiscutible). La cuestión es si es filosofía. Hegel supo enlazar la revolución y el saber de forma magistral. El terror hizo huir a muchos pero no a él. La conclusión es que sin el acto de radicalidad de la decapitación del monarca el proyecto emancipador no sería más que un ideario abstracto. La revolución es el resultado natural de la monarquía. El terror no fue un accidente sino una consecuencia “natural”. Pero siendo esto importante no es lo más. Hegel reflexiona sobre la esencia de la filosofía a la que entiende como la forma de asumir todas las implicaciones de nuestra condición de seres de lenguaje. Hay un mundo sensible (la realidad exterior), y un mundo del lenguaje (significados e ideas). Si Platón aceptó que las ideas son la verdad profunda de las cosas, Hegel busca en el devenir de las ideas la clave de todo devenir. El lenguaje puede ser equívoco, puede conducir del significado de una palabra al significado opuesto (siguiendo las oportunas mediaciones).
Hegel hace de la filosofía no solo la disciplina central del espíritu, sino también, la disciplina que anularía las otras disciplinas (como el arte al que “la ciencia de la lógica” trata como algo superfluo).
Hegel usa y abusa del término “absoluto”. Es en principio a) el saber de “la ciencia de la lógica”, que b) coincide con el ser, para convertirse en c) la idea absoluta, que debería coincidir d) la libertad. Pero en este e) absoluto socialmente realizado, Hegel se remite al origen de la filosofía. Hegel renuncia que la filosofía sea una expresión de sujetos aislados, sino que la ve como la expresión del espíritu colectivo, en una sociedad regida por las leyes que garantizan la libertad. No estamos en la libertad efectiva pero tampoco en el fin de la historia (el advenimiento de la libertad racional). Y por hoy se acabó. Continuará con el análisis de sus dos principales libros.
El desgarrado. Junio 2022.