» 19-11-2022

El pensamiento geométrico 24. Marx y la metafísica.

Para entender a Marx hay que entender su compromiso con la emancipación. Lo que Marx ve en el mundo que vive es a individuos expulsados de sí mismos (de su esencia), explotados, deshumanizados, dominados, con jornadas de 15 horas que incluyen mujeres y niños. Y lo que explica esa enajenación, esa alienación, no es la ontología de la sustancia metafísica, ni tan siquiera lo que Hegel entendió como base de la emancipación: la religión y el Estado. Marx entiende que lo que enajena a los hombres es el estado burgués, el capitalismo. Porque ni la religión (que se ha convertido en el opio del pueblo) ni el estado (que defiende los particularismos: raza, género, ocupación, clase, en vez de ser -como Hegel predijo- el absoluto racional y universal) que se han convertido en el estado burgués, son formas de emancipación. Es el estado burgués capitalista el que aliena, enajena, excluye, domina, explota… Si la esencia del hombre es su relación con la naturaleza -mediada por los instrumentos (medios de producción)- es decir: el trabajo, es en la economía donde hay que buscar las razones técnicas de la explotación y la enajenación. El compromiso de Marx es con los parias de la tierra, con los enajenados y los explotados. La esencia del hombre es la producción (el trabajo), y las relaciones técnicas que la rigen pertenecen a la economía.  Es este esquema el que explica toda su obra. Pero veamos como todo este programa se contradice con la metafísica.

 

1). La esencia del hombre es para la metafísica el ser, la categoría aristotélica de la sustancia… lo demás es apariencia. Marx no piensa así. Par él la esencia del hombre son las relaciones de producción. Dos diferencias fundamentales: es una relación (otra categoría aristotélica) y específicamente, son las relaciones que se producen en el trabajo. Estamos ante una nueva ontología (si consideramos a la esencia como lo que define al ser).

 

2). Para Marx (“los manuscritos del 44”) el hombre es antes social que individual. No lo entiende así la metafísica para la que la sociedad es un conjunto ordenado de seres individuales… diferencia entre lo sintético y lo analítico que ya he comentado. Marx avanza en la idea y antepone lo común (el ciudadano) a lo individual (el hombre), pero además, encuentra en esa distinción una alineación (enajenación, expulsión de sí): la dominación de la sociedad burguesa hacia el ser humano. La sociedad burguesa (capitalismo) es un orden social, basado en lo económico, y un sistema de opresión que divide la sociedad en dos facciones (clases): los que poseen los medios de producción y los que solo poseen su fuerza de trabajo (trabajo asalariado, enajenado, forzado). Para Marx esa distinción es una argucia del Estado (pretendido sujeto -junto a la religión- de la emancipación) para -lejos de acabar con los privilegios de algunos- lo que hace es defenderlos y consolidarlos. El ideal de Hegel de que el Estado debía procurar la emancipación a través del espíritu que se autoconciencia, se desbarata. Y eso es porque las ideas son impotentes para cambiar el mundo.

 

3) La idea metafísica de que el conocimiento, las ideas, los conceptos, son capaces de cambiar el mundo es falsa. Las ideas informan pero no actúan. Hace falta un estamento que impulse de manera práctica las transformaciones que la sociedad necesita. Y ese estamento es el proletariado. La pirueta que aquí realiza Marx es notable. Si la esperanza de la emancipación era para Hegel la filosofía (y el Estado), Marx la sustituye, no por otro ideal sino por algo real: el proletariado. La incoherencia es patente: la filosofía y el proletariado no son conmensurables (comparables, de la misma especie). La maniobra forma parte de la firme convicción de Marx de que la filosofía no es la que determina lo que el hombre debe hacer, porque las ideas no pueden acceder a la materialidad de la acción. Hay que pasar a la praxis y la praxis debe ser realizada por un estamento real, material: el proletariado. Estamos en el materialismo que cuando se apoye en el devenir que supone la historia compondrá el “materialismo histórico”.

 

4) Las dos ilusiones que Hegel transmite a la emancipación son que estas son impulsadas por la filosofía y el Estado. Marx lo niega. La emancipación hunde sus raíces en la sociedad civil (burguesa), en la realidad de la vida de los seres humanos. “El fango de la historia” dirá Marx. Es la realidad social del estado burgués capitalista el sustrato de la emancipación, de donde se debe partir y al que se debe poner en crisis.

 

5) Hegel ya había recuperado la historia como modo de que el devenir (expulsado por la metafísica del panorama cognitivo) entrara en el esquema cognitivo… con el añadido incómodo de que la historia introduce el subjetivismo en un esquema que para la metafísica debía ser objetivo. Esa “incomodidad” llevará a Marx a contemplar el subjetivismo objetivo, la universalización de lo subjetivo, resumido en esa afirmación provocativa: “lo sensible suprasensible”. Y aquí entramos en la trascendencia metafísica que no duda en inventar “otra escena” en la que el ser humano puede encontrar la compensación que la vida no le da. Lo espiritual, las ideas, los conceptos, las representaciones no son de otra especie que las acciones materiales. Son consecuencia de la materialidad de un cerebro físico que reflexiona y produce entes inmateriales que -como en la religión: los dioses- pueden llegar a dominar a los seres humanos que los han producido. Este fetichismo de los dioses -que Marx trasladará a la mercancía- será otro hito en su pensamiento. La producción es el motor de la historia, solo esta tiene historia

 

6) Pero antes rematemos el tema de la trascendencia. La metafísica (y el estado burgués capitalista) sacan de sí (enajenan, alienan) a los productores para explotarlos, para dominarlos, para robarles la plusvalía de su trabajo. La solución que proponen a ese estado de enajenación, es la otra escena, la vida trascendente, el paraíso que nos espera tras esta vida. Marx no cree en la trascendencia y quiere que la enajenación se resuelva en esta vida: aquí y ahora. Y eso solo se consigue con la lucha porque el estado burgués no cederá sus privilegios sin luchar.

 

7) Y aquí entran en escena dos palabras que serán utilizadas por el stablishman como mantras contra el pensamiento de Marx: la violencia y la dictadura del proletariado. Marx entiende que la burguesía no cederá sus privilegios sin luchar por lo que la violencia que utilizarán (y que utilizan) solo podrá ser combatida con violencia. Añade otras consideraciones como que la teoría de la emancipación cuando llega a las masas se convierte en violencia y que la teoría se convertirá naturalmente en acción cuando la necesidad del cambio se imponga. Respecto a la dictadura del proletariado solo pretendía oponerse a la dictadura de la burguesía (que enajena, domina, explota y oprime a los trabajadores). Nuestra sensibilidad actual repugna de estos conceptos pero solo instalados en el combate a muerte del capitalismo contra el marxismo pueden ser interpretas con una literalidad tan feroz. Es evidente que hoy no se expresarían con esas palabras, pero los conceptos a los que remiten tampoco son tan difíciles de entender.

 

8) La causalidad simple es el motor de la metafísica. Marx utilizará otros modos de causalidad como la inversión, la retroalimentación y la causalidad compleja. Entre sus inversiones más célebres figuran a) amo/control; b) trabajo enajenado/propiedad privada; c) concepto/realidad. Entre sus retroalimentaciones más famosas encontramos la que diferencia al trabajo artesanal del trabajo asalariado. Entre el espíritu subjetivo, es decir las ideas (el léxico es de Hegel) y el espíritu objetivo, es decir el producto, la línea de acción es de las primeras a las segundas. Pero se produce una retroalimentación de las segundas a la primeras de reapropiación en forma de nuevas ideas renovadas que afectan a las primeras iniciando un nuevo ciclo. Pero este esquema es el del trabajo artesano. En el trabajo asalariado la reapropiación es imposible porque el trabajo asalariado es trabajo alienado, la producción es irreversible.

 

9) Marx continúa con la idea de la dialéctica hegeliana en contra del principio de no contradicción metafísica que niega que las cosas puedan auto-contradecirse. Los pares de oposiciones metafísicas (cuya contradicción es exterior): material/espiritual, esencia/apariencia, humano/divino, etc. son sustituido por contradicciones intrínsecas, interiores, estructurales. Las relaciones sociales y las fuerzas productivas están en contradicción/oposición no de forma topológica sino de forma estructural. Desechada la idea de cambio metafísica (el motor inmóvil como origen del cambio) Marx se refugia en la dialéctica, que pone en el origen como contradicción y lucha. Las contradicciones metafísicas que se entienden como errores, contingencias, contradicciones superables dan paso a contradicciones insuperables, ontológicas, estructurales. La alienación es una contradicción insuperable, lejos de ser un error, una paradoja o una contingencia superable. Es una forma de ser del ser humano.

 

10) El mundo no es solo economía pero si partimos de la idea de que la esencia del ser humano es la producción y el trabajo -mediado por los medios de producción: herramientas y maquinaria- las relaciones económicas devienen esenciales. Marx estudiará durante toda su vida el pensamiento económico hasta conseguir una teoría solida que convierta en filosofía práctica las ideas económicas que regulan la producción. Partirá de la idea de valor (de cambio) de David Ricardo: el valor es la cantidad de trabajo invertido en un producto. Considera esta aseveración demasiado subjetiva (dependiente del operario y de las condiciones y entonces hace algo realmente antimetafísico: a) el valor de cambio es el límite de la relación de precio, entre la oferta y la demanda y b) el valor es el coste social medio que el trabajador medio invierte en unas situaciones medias. La verdad absoluta ha desaparecido sustituida por la verdad fraccionaria del límite y el valor estadístico.

 

 

11) Para él la cara amable de la dominación capitalista son la alienación y el fetichismo. Pero esa parte más técnica del pensamiento económico de Marx quedará para otra sesión.

 

El desgarrado. Noviembre 2022.




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