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» 18-12-2022 |
Libro 1, capítulo 1,4: “El carácter de fetiche de la mercancía y su secreto” .
Mercancía. “la mercancía está llena de sutileza metafísica y de entresijos teológicos” (Marx 2014, 33). Con esta breve introducción Marx nos coloca frente a la complejidad de la mercancía. En primer lugar como producto de la metafísica es decir una forma de entender y explicar el mundo que parte de la radical separación del ser humano que se enfrenta al mundo, y el propio mundo; ser humano caracterizado por la categoría aristotélica de la sustancia (el ser), es decir centrado en el estatismo y no en el devenir/cambio (la “historia”); en el que la aspiración de universalidad (el hallazgo de verdades incuestionables, a través de la abstracción) se centra en cuatro campos: la cantidad, la verdad, el concepto y la igualdad, que dan lugar a cuatro disciplinas: las matemáticas, la lógica, la lingüística y la ética/política; y al que el sicoanálisis ha añadido el falo (la premisa universal del pene, es decir, el convencimiento de que todo ser humano tiene uno) lo que, a su vez conduce al género único (el masculino fálico). Los entresijos teológicos (esa similitud de la mercancía con los dioses que crea la mente humana y que se convierten en sus rectores) que le hacen dictamina que la religión es el opio del pueblo. La mercancía queda así sacralizada, idealizada, fetichizada. Convertida en algo trascendente.
La ideología burguesa: el capitalismo. Cuando Marx reflexiona sobre la emancipación de las clases trabajadoras, oprimidas por el feudalismo prusiano, sus intereses coinciden con los de la emergente burguesía que también quiere el fin del régimen feudal. Pero pronto se da cuenta que la emancipación no solo ha de ser del feudalismo sino también de la ideología burguesa. Aún así -y a diferencia de naciones más avanzadas como Francia e Inglaterra, que, en aquel momento ya han alcanzado el estadio burgués- piensa que Alemania primero ha de ser burguesa para después ser comunista (entendiendo comunista como el estado de la emancipación de la clase obrera enfrentada a la burguesía). Ésta, es el producto de la metafísica a la que Marx añadirá tres abstracciones nuevas: 1) la mercancía como equivalente universal del intercambio comercial: 2) el dinero como equivalente universal del valor y 3) la relación económica como equivalente universal de la relación social. Esta “corrección” de la metafísica supone un cambio copernicano de ésta, pues el ser deja de ser la sustancia fundamental sustituida por la relación (otra distinta categoría aristotélica) de producción (es decir una relación económica).
Las relaciones (económicas) de producción. Valor de uso y valor de cambio. El ser humano se enfrenta al mundo a través de las relaciones de producción, mediatizadas por las herramientas (medios de producción). El ser humano se enfrenta al mundo mediante el trabajo y no mediante el ser (la ontología). Es la economía la que puede explicar esas relaciones que de económicas mudan en relaciones sociales. Decide analizar la ciencia económica para descubrir esas relaciones sociales, y empieza por el concepto de valor de David Ricardo. Pero previamente ha tenido que estudiar el mercado que le conduce a distinguir el valor de uso (la riqueza) del valor de cambio (la equivalencia, el intercambio). Los valores de uso (las utilidades) no son homogéneos, no pueden ser intercambiados en el mercado. Deben ser previamente homogeneizados en valores de cambio y eso se produce a través del concepto de valor ricardiano: la cantidad de trabajo que el producto del trabajo contiene.
Los equivalentes universales. Se producen así dos de las operaciones de universalización citadas: 1) “la igualdad de los trabajos humanos toma forma de cosa como objetividad de valor igual de los productos del trabajo” (Marx 2014, 35). 2) “la medida del gasto de fuerza de trabajo humana en función de su duración toma la forma de magnitud del valor de los productos del trabajo” (ibidem). Como consecuencia 3) “las relaciones entre los productores dentro de las cuales se ejercen aquellas determinaciones sociales de sus trabajos, toman la forma de una relación social entre los productos del trabajo” (ibidem). “la relación de los productores con el trabajo total se les presente como una relación social entre objetos (y no entre sujetos) que existe fuera de los productores”. mediante ese quid pro quo, es que los productos del trabajo se convierten en mercancías, en cosas sensibles y a la vez suprasensibles, o en cosas sociales” (Ibidem).
Productos del trabajo y mercancías. ¿Cual es la diferencia entre producto del trabajo y mercancías? Los productos del trabajo son 1) los objetos materiales (y los servicios inmateriales) que resultan del trabajo. Las mercancías son -además de esos productos del trabajo- todo lo que va al mercado en concepto de equivalentes susceptibles de intercambio: 2) medios de producción (maquinaria y herramientas), 3)fuerza de trabajo (trabajo asalariado), y 4) dinero. La mercancía es la base de datos (la enumeración exhaustiva de todo lo que va al mercado). Se produce así la universalización, no por abstracción (como en la metafísica) sino por base de datos (como en la cibernética), universalización que permite el intercambio generalizado y homogéneo, que el valor de uso (la utilidad) no permitía: el valor de cambio. Es lo que Marx llama “la materialidad (objetividad) del valor. Pero lo que interesa al productor es la proporción en la que se produce el intercambio, en que proporción la mercancía “A” puede cambiarse por la mercancía “B”. Es lo que Marx llama “la magnitud del valor”. Como consecuencia de estas operaciones de universalización, se produce el cambio de esencia respecto a la metafísica: la sustancia muda en relación y la relación económica muda en relación social.
Metafísica. Porque lo que está en juego es la seguridad en la relación entre el sujeto y el mundo, la facultad de prever, y eso supone que la ley de aplicación se pueda adherir a todos los casos (se formalice), es decir la universalidad. De ahí sale la fórmula metafísica de: abstracción, universalización, ley causal simple, que garantiza la previsibilidad de los resultados o su equivalente cibernético: base de datos, universalización por computación, retroalimentación (ley causal compleja y dinámica), con los mismos objetivos. Si bien Marx cambia radicalmente la ontología (la sustancia como esencia) por las relaciones económicas de producción… que constituyen las relaciones sociales; la asunción de la dialéctica (el abandono del principio de no contradicción aristotélico), el abandono de la verdad absoluta por la verdad fraccionaria (la medida de la cantidad de trabajo contenida en el valor como promedio de todos los operarios y todos los rendimientos) y la posición absoluta por el límite: el valor de cambio es el límite de la relación de precio, entre la oferta y la demanda: la base de datos que define la mercancía en vez de la abstracción metafísica; el materialismo por el idealismo; la inmanencia por la trascendencia; el estatismo ontológico por la historia, etc. no por ello rompe con la metafísica (como sistema) en todos sus aspectos, que siguen impregnando todo su sistema de pensamiento.
El fetichismo de la mercancía. El procedimiento de base de datos por el que el producto del trabajo se amplía al concepto de mercancía (equivalente universal del intercambio mercantil), el dinero se convierte en el equivalente universal del valor y las relaciones económicas en equivalente universal de las relaciones sociales (cambiando las relaciones entre productores del mercado en relaciones entre mercancías), supone dotar a la mercancía de un estatuto de fetiche (fines intangibles y espurios, básicamente similares al de deseo en el fetichismo sexual) similar al que la religión propone con los dioses que -producto de los hombres- invierten su relación, imponiéndoseles. El fetichismo es un, a modo de sacralización de la mercancía, que trasciende su estatuto de mero objeto que concurre al mercado, sustituyendo las relaciones entre productores por relaciones entre mercancías. La mercancía “organiza” las relaciones de mercado excluyendo -en ese papel- a los productores. Esa “suprasensibilidad” -que se superpone a su sensibilidad de objeto que concurre al mercado, es su carácter de fetiche. Incluso dirige la producción pues el productor no puede llevar al mercado sino aquellos bienes que el mercado requiere. Todos los elementos que concurren en la mercancía (productos del trabajo, medios de producción, fuerza de trabajo y dinero) participan de esta fetichización. El productor (el ser humano) queda absolutamente alienado, enajenado de sí, desnaturalizado, por esa mercancía fetiche. “ese carácter de fetiche del mundo de la mercancía brota del peculiar carácter del trabajo que produce mercancía” (Marx 2014, 37)
Emancipación, alienación y lucha de clases. La emancipación se hace imposible para un productor de fuerza de trabajo (que es la única mercancía que el obrero puede aportar al mercado) y que es comprada por el capitalista (que posee los medios de producción) para posteriormente vender los productos apropiándose de la plusvalía que se produce entre la compra y la venta (y que pertenece al trabajador). La mercancía enajena al productor tal y como el capitalista lo excluye de la plusvalía que produce. La emancipación (que Hegel fijaba en la filosofía y el estado) se hace imposible cuando la filosofía es inoperante en el campo de la acción y el estado defiende los intereses de los capitalistas. El fetichismo del derecho divide a los trabajadores en dos categorías: hombres y ciudadanos, que enmascaran que los derechos son el premio de consolación para un hombre enajenado de sus derechos de ciudadano. La religión promete una emancipación trascendente en la otra vida convirtiéndose en el opio del pueblo. La sociedad queda dividida en dos clases antagónicas: capitalistas y proletarios y la emancipación de los segundos solo se puede producir por la lucha (la violencia y la dictadura del proletariado… por mal que suene). El proletariado se convierte para Marx en la alternativa al estado y la filosofía como medio de emancipación. Es el comunismo. El sistema de la burguesía (el capitalismo) resulta tan nocivo para el proletariado como el sistema feudal.
Otras formas de producción. Históricamente ha habido otros sistemas de producción en los que las categorías de la economía política (mercancía, valor, trabajo abstracto y dinero) no están fetichizadas sino que se presentan como relaciones inmediatas. !) El individuo aislado. Robinsón aislado en su isla tiene necesidades que sufraga con el trabajo útil (fabricar, domesticar, producir herramientas, cazar…). Existen las determinaciones esenciales del valor (objetos de uso, operaciones de producción, tiempo de trabajo invertido), pero no hay mercado, intercambio, relación social, ni fetichismo alguno. 2) La sociedad de siervos dependientes medieval. El trabajo es personal y no universal como en el capitalismo. El pago en especies (los diezmos y primicias y el tiempo de servicio al amo) antecede al dinero como equivalente universal del valor. 3) El trabajo familiar rural. Entre los miembros de una familia rural patriarcal existe la producción de objetos útiles, división del trabajo, reparto de productos para uso individual, pero no hay mercado, ni dinero. 4) La sociedad de hombres libres. Es la ampliación de Robinsón a una multiplicidad de seres humanos es decir, una situación social. Su funcionamiento transparente exige que los hombres sean libres y racionales… y en absoluto dependientes. 5) la economía política. Aparecen las categorías de valor y magnitud de valor aunque imperfectamente analizadas y regidas por el cristianismo que al prohibir la usura (comercio de dinero) y promover la caridad (que obvia la equivalencia del valor) distorsiona el mercado. La Reforma corregirá estas imperfecciones desligando al hombre de Dios y fundando el capitalismo. 6) Todos estos sistemas de producción conducirán al sistema burgués/capitalista, en el que se fetichizan las categorias esenciales, invirtiendo la jerarquía productor/producto, cambiando las relaciones de productores a relaciones de productos, ampliando y mistificando el producto del trabajo en mercancía, etc. Continuará.
El desgarrado. Diciembre 2022.