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» 19-05-2023 |
Siempre había pensado que la arquitectura debía pensarse desde el punto de vista del arte, como arte que sin ninguna duda es. Pero siempre me había estrellado con la dificultad de encontrarle un estatuto suficientemente epistemológico… hasta que leí a Paul Virilio (Cátedra 1997, “El ciber mundo, la política de lo peor”) No se trata de un libre sobre arquitectura pero el autor es arquitecto, urbanista declarado y profesor de la Escuela Especial de Arquitectura de París desde un enfoque original: la arquitectura como forma de conocimiento del mundo. Antes de abordar el tema de la arquitectura voy a dar unas pinceladfas sobre su pensamiento a fin de situarlo en un contexto más amplio.
Virilio reflexiona sobre la técnica y la ciencia de forma crítica. La sentencia que mejor le define es: “No hay ganancia sin pérdida” y en eso centra su reflexión. Las pérdidas que la tecnología nos ha producido a cambio de sus innegables ganancias. La lista es extensa: pérdida de lo próximo (el prójimo, el otro) porque nos molesta su proximidad. Pérdida de la tierra envueltos en el afán de la conquista del cosmos. Pérdida del mundo y del cuerpo (territorial, social y animal-humano) por la necesidad de recolocarse con relación al otro, al cuerpo, y con relación a la tierra. Pérdida de la ciudad por el remplazo del espacio público (tele-) por la imagen pública. Pérdida del cuerpo del otro como consecuencia de la pérdida del cuerpo propio. Pérdida de la TV (medio de comunicación) por su propia obsolescencia. Pérdida de la relación con el cuerpo por culpa de la teletransmisión.
Continúo. Pérdida de la grandiosidad de la naturaleza por la estrechez del mundo, causada por la velocidad absoluta. Pérdida de la geografía y la historia por la aparición de un tercer intervalo entre el espacio y el tiempo: la luz (su velocidad). Pérdida del viaje y pérdida de la juventud invalidada para conquistar el mundo. Pérdida del sexo y del amor por la aparición del ciber-sexo y la tele-sexualidad. Pérdida de la sensación real por la tele-visión, el tele-tacto, tele-olfato… Pérdida de la cohesión social por la exclusión de los pobres y del otro. Pérdida de la propia valía por el abuso del telemando (que nos convierte en inválidos). Pérdida de la arquitectura como elemento estructural de relación con los demás, por el portal virtual, la domótica y la inmótica. Pérdida del límite por negación de la localización. Pérdida de la moneda por desmaterialización y desubstanciación. No hace falta ser un lince para descubrir que la causa de todas estas pérdidas es la tecno-ciencia. Así las cosas, Virilio enuncia la estética de la desaparición tomando como muestra el cine y la fotografía.
La manera de resistir a la presión de la tecno-ciencia es la divergencia. Divergencia es lo que hicieron los pintores ante la aparición de la fotografía (inventando una nueva realidad). Ahora les toca el turno a los científicos resistiendo a la tecno-ciencia. Esa inmersión en la tecno-ciencia, de la que no podemos escapar (aunque podemos resistir), nos aboca al accidente generalizado, la contaminación y la negatividad del progreso, tratándose estas tres amenazas de cuestiones críticas de SXX y del SXXI. El accidente es la negatividad inherente a la revolución del transporte y las comunicaciones, un accidente que lejos de ser local afectará a la totalidad del mundo. El accidente es la cara oculta del progreso técnico y científico. El desarrollo de la tecnología solo puede hacerse a través del análisis y la superación del accidente. El accidente local en los ferrocarriles dio lugar al sistema automático de bloqueo; el hundimiento del Titanic creo la llamada internacional de ayuda: SOS. Pero no es este el caso de las nuevas tecnologías surgidas de la revolución de las transmisiones, que al ser menos evidentes, implican la necesidad de un trabajo exhaustivo sobre el accidente. Si todos los objetos técnicos producen accidentes específicos locales, la interactividad, las redes y la globalización (que provocan la revolución de las transmisiones) no son ya locales sino generales. Un fenómeno temporal. “El tiempo es el accidente de los accidentes (Epicuro).
En filosofía la sustancia es absoluta y necesaria mientras el accidente es relativo y contingente: es lo que ocurre fortuitamente a la sustancia. Ningún objeto técnico puede desarrollarse sin generar, a su vez, “su” accidente específico. Junto a la ecología verde (la que afecta a la naturaleza) existe la ecología gris (contaminación de las distancias, de la dimensión real, por la velocidad). La velocidad contamina la extensión del mundo y sus distancias se empequeñecen. Al acercar las poblaciones se estrecha el mundo. Es la pérdida del espacio real: cuando se dispone de un ascensor la escalera se pierde. El capitalismo es la política de la velocidad. Lo político es inseparable de la riqueza y la cara oculta de la riqueza y la acumulación (la capitalización) es la aceleración. Ayer la aceleración de los transportes y hoy la aceleración de las informaciones. “Desde el momento en que estamos amenazados por una cibernética social, por las telecomunicaciones, por Internet, por la automatización de la interactividad, se hace necesario que exista una economía política de la velocidad como forma de resistencia a la contaminación de las distancias.
¿En que consiste la velocidad absoluta?La teoría de la relatividad especial de Einstein trata de los objetos físicos que se mueven en las proximidades de la velocidad de la luz (300.000 Km/seg). La velocidad de la luz (y de otras entidades electromagnéticas) es un valor absoluto (una constante) a diferencia de las velocidades de cualquier otra entidad física, es decir, es siempre la misma la midamos como la midamos. Como la velocidad es la relación entre el espacio y el tiempo, si esta relación es una constante, implica que el espacio y el tiempo son proporcionales, es decir, no son variables independientes. Por lo tanto el tiempo es de la misma naturaleza que el espacio: una dimensión y con él se amalgama en lo conocido como el espacio-tiempo cudridimensional continuo en el que nos movemos. La velocidad de las comunicaciones electrónicas y de la información es absoluta (e igual a la de la luz) y por tanto tiránica. Hasta 1905 (en que se da a conocer la teoría especial de la relatividad) las velocidades de los distintos objetos físicos eran relativas (según el conocimiento de la época) y por tanto democráticas.
Si el accidente se impone a la sustancia estamos en una metafísica distinta de la tradicional aristotélica, en que la sustancia es la categoría principal siendo los accidentes (espacio, tiempo, posición, relación, acción, pasión, etc.) secundarios (accidentales). Virilio lo afirma sin lugar a dudas: “Ser es estar presente aquí y ahora”, es decir el espacio (aquí) y el tiempo (ahora), además de la presencia (posición) son categorías que se imponen a la sustancia. Estamos en el pensamiento geométrico. “… siento la nostalgia de la pertenencia a una profundidad del espacio y el tiempo, a una profundidad de relación con el otro y a una profundidad de sentido” (Virilio 1997, 106).
El trayecto es uno de los conceptos que utiliza Virilio con profusión. “Mi trabajo no es solamente un trabajo sobre el discurso, sino también sobre el trayecto… yo no trabajo sobre el sujeto y el objeto -este es el trabajo del filósofo- sino sobre el trayecto. He propuesto incluso inscribir el trayecto entre el sujeto y el objeto” (Virilio 1997, 42). Soy pues un hombre de lo trayectivo y la ciudad es el lugar de los trayectos y la trayectividad. Es el lugar de la proximidad entre los hombres, de la organización del contacto. La ciudadanía es la organización de los trayectos. Existen tres tipos de entidades matemáticas según el nivel de abstracción que les apliquemos en su estudio: escalares, vectores y tensores. Los escalares están sometidos al máximo nivel de abstracción y se determinan por su posición en el espacio que los reduce a su magnitud. Los vectores añaden el movimiento y además de posición y magnitud tienen dirección y sentido. Los tensores son entidades con diez o más parámetros en su definición, y por tanto, los menos abstractos. Recordemos que la abstracción es el método que utiliza la metafísica para universalizar sus objetos y poder así inferir leyes generales. El trayecto: punto de partida, punto de llegada, dirección, sentido y magnitud se desarrolla en un espacio (campo) vectorial y no es de la misma categoría aristotélica que sujeto y objeto que son sustancias y por tanto, escalares. Por otra parte el trayecto es un devenir (y no un ser) en el espacio-tiempo.
Llega el momento de que entremos en la guerra, uno de los temas recurrentes en Virilio. La disuasión es la secuela más llamativa de las segunda guerra mundial. “No se hará más la guerra… pero se amenazará cada vez más seriamente con la carrera de armamentos, la carrera del espacio y el desarrollo de la información: los satélites y las capacidades de transmisión instantáneas” (Virilio 1997, 37). El objetivo de la guerra nuclear ya no es tanto el arsenal como el centro de control de la guerra, donde convergen todas las informaciones y donde se trata de saber todo en todo momento. Esto solo ha sido posible por la creación de un complejo militar-industrial, que a su vez dará lugar al complejo militar-industrial-científico y la guerra electrónica.
Paralelamente se desarrolla una información globalizada, una militarización de la información. Internet es fruto del Pentágono y todas las tecnologías basadas en satélites han sido antes militares. “la militarización de la ciencia con el complejo militar-científico y la militarización de toda información con el complejo militar-información nos sitúa frente a un fenómeno de totalitarismo sin precedentes” (Virilio 1997, 38). Cuando la disuasión se desvanece (guerra del Golfo) todas las guerras históricas (civiles y nacionales-internacionales) reaparecen. Pero también se extiende a situaciones urbanas como los conflictos policiales internos, pues se ha creado una Babel militar a causa de la proliferación nuclear y del terrorismo generalizado. La guerra del Golfo es ya una guerra mundial, llevada a cabo en tiempo real, con medios electrónicos. Son guerras de la proximidad inmediata unidas al odio al prójimo. Habría que añadir otra guerra del tiempo real de los medios de comunicación “que fomentan el crimen” (Virilio 1997, 97). La guerra del futuro será electrónica-robótica (controlada como un videojuego) a la vez que en tiempo real. El mantra es que la información necesita una gestión militar porque representa un poder. La nueva disuasión se efectúa por medio de la informática, el saber y el conocimiento. Se está preparando la primera guerra mundial verdadera, pues las anteriores no lo fueron.
Y para acabar esta introducción hablemos del tiempo. Para Virilio hay una pérdida del espacio (que se estrecha y se contamina) en beneficio del tiempo. “Esta pérdida de la extensión del espacio real en beneficio del tiempo real es una especie de atentado a la realidad” (Virilio 1997, 58). “… se pasa muy gradualmente de de la geopolítica a la cronopolítica” (Virilio 12997, 20). “La puesta en práctica del tiempo real para las nuevas tecnologías es, se quiera o no, la puesta en práctica de un tiempo sin relación con el tiempo histórico, es decir, un tiempo mundial. Hasta ahora toda la historia ha tenido tiempo en un tiempo local: el de Francia, América, Italia… y las capacidades de interacción e interactividad instantáneas desembocan en la posibilidad de la puesta en práctica de un tiempo único, de un tiempo, que en este sentido, nos remite al tiempo universal de la astronomía. Es un acontecimiento positivo y, a la vez, cargado de potencialidades negativas, y lo digo porque soy hijo del SXX y no del SXXI (Virilio 1997, 15). Distingue pues entre dos tiempos: el tiempo local que es el tiempo histórico (el tiempo usado tradicionalmente) y un nuevo tipo de tiempo en relación con la tecno-ciencia, con la revolución de los transportes y las capacidades de interacción e interactividad instantáneas: el tiempo real, mundial, tiempo único, tiempo universal astronómico. El tiempo de la relatividad especial, inseparable del espacio y que puede ser nulo (instantáneo) cuando él es infinito. Recordemos que el accidente general es una catástrofe del tiempo.
El desgarrado. Abril 2023.