» 07-12-2023

El relato 33. Ciencia-ficción. El acuerdo entre Kant, Hegel y Einstein. Un mundo de cuento.

La metaciencia es la teoría de la ciencia, de como se hace y cómo ha evolucionado. Es la ciencia teorizando sobre la ciencia. Uno de sus principales temas (y problemas) es la correspondencia entre la teoría (la mente) y la realidad (el mundo), para la que casi cada autor y cada escuela ha dado una distinta explicación, empezando por Platon y su mito de la caverna. Traigo aquí una de esas interpretaciones, la de Hans Reichenbacht, miembro de la escuela de Berlin y empirista lógico (los que trataron de aunar la lógica y el empirismo, como casi se puede adivinar por el título que ostentan). Su tesis es que la relación entre teoría y realidad es probabilística. Es decir a cada acontecimiento se le puede adjudicar un determinado peso o frecuencia que cuantifique su probabilidad o más escuetamente su verdad fraccionaria aparente, el tanto por ciento de verdad que le corresponde.

 

Parte, del determinismo de Laplace, que tras enunciar que una vez conocido el estado del universo en un instante y punto determinado, puede avanzarse cual será su estado en un instante y punto posterior. En fin, que somos científicamente previsibles. Quedaba resuelto el problema de la inducción (que permite generalizar de lo anterior a lo posterior, en el tiempo y de lo particular a lo general, en el espacio). Sin embargo, en la práctica eso no era posible. Laplace coligió que el conocimiento del estado del objeto de estudio era imperfecto y por ello se debía recurrir a la probabilidad para determinar el estado ulterior del objeto. Eran cuestiones subjetivas las que no afectaban al estado real, objetivo (crudo) del objeto, sino a las limitaciones del ser humano. Reichenbacht dio un paso más y propuso que las causas del desconocimiento eran estructurales del proceso de conocimiento, afectaban a la relación de la mente (nuestras observaciones) y el mundo (su estado real). Las predicciones físicas nunca son exactas. Es imposible incorporar al cálculo todos los factores significativos. Y así se enfrentó al problema de la inducción desde unas base probabilística esencial.

 

Pero detengámonos en este aspecto de la probabilidad en la naturaleza. Nos encontramos ante tres posibles casos: 1) el caracterizado por Laplace en el que la probabilidad surge por defecto de información del científico actor del proceso del conocimiento científico. La naturaleza es determinista pero no se conocen todos los datos (probabilidad subjetiva) para determinar el futuro (lo posterior en el tiempo) o la inducción (lo general, en el espacio). Es la conocida como teoría del caos en la que la extrema sensibilidad de los datos iniciales hace que los resultados se alejen exponencialmente de la situación original desbaratando cualquier predicción. 2) La probabilidad surge en el proceso  del conocimiento, cuando aplicamos la teoría mental a la naturaleza real. Es en la dificultad de esa aplicación de lo mental en lo real en donde surge la probabilidad que sería subjetiva-objetiva. Es el caso de la termodinámica en el que la probabilidad se produce por la simplificación en la forma de medir la situación y la velocidad de la cuasi infinitas moléculas de un gas. Es el caso, también, del principio de incertidumbre de Heisemberg en el que el hecho de medir (de convertir lo real en mental), modifica el estado real de las cosas -de forma azarosa- modificando la medida y el proceso. 3) La probabilidad es intrínseca a la naturaleza (tal como no quiso aceptar Einstein: Dios no juega a los dados). Este caso (insólito) se correspondería con la verdad fraccionaria, es decir con la situación de que el grado de verdad de las cosas fuera gradual o no absoluto. De alguna manera acabaría con el concepto de verdad (tal como lo intuimos). Es el caso de la función de onda cuántica que nos habla de una esencia-comportamiento probabilístico del electrón (y de todas las partículas en general) es decir de la propia naturaleza (aunque posteriormente sabríamos que la materia es un escaso 5% del universo).  Sería una probabilidad objetiva. Pero veamos como piensa Reichenbach que debe comportarse el científico para “normalizar” el procedimiento científico.

 

El científico debe tratar de aportar una reconstrucción racional de las formas de pensamiento del científico ideal. Un relato racional de un quehacer específico y real (el contexto del descubrimiento). Es decir se debe reemplazar el pensamiento por operaciones que son justificables (contexto de la justificación), cuya validez puede ser demostrada. Retomó el problema de la verificación (una proposición tiene significación si en principio puede comprobarse) del positivismo de la escuela de Viena. Las experiencias pasadas aportarían esperanzas sobre los acontecimientos futuros, lo que permitía albergar cierto grado de seguridad en ellas. Ello le permitió construir un puente de lo conocido (pasado, proposiciones verificadas) a lo desconocido (futuro,  proposiciones todavía no verificadas) y enlazar la verificación con la probabilidad (la verdad fraccionaria operacional representada por diferentes “pesos” o frecuencias) y la inducción (“encontrar una serie de acontecimientos cuya frecuencia de ocurrencia converja hacia un determinado límite”). Los acontecimientos pueden considerarse como miembros de clases. Debían ser, en mayor o menor grado repetibles, al igual que las observaciones de un experimento científico. 

 

Y aquí es donde el relato interviene. Lo que le interesa al científico (ante la imposibilidad de otra opción) es cómo las cosas pudieron ser, y no como las cosas son. En eso consiste la reconstrucción racional, en un relato en el que las cosas ocurren racionalmente. Ranciére lo expresa diciendo que la “ficción es una estructura de racionalidad”  es decir: el relato es la construcción racional de un mundo que no se deja aprehender porque es probabilístico (o involucra la probabilidad en el sujeto, o en el proceso de conocer/medida). Podría pensarse que no hemos avanzado mucho si hemos pasado de una naturaleza probabilística a una naturaleza de ficción (a un relato). Cada uno puede pensar lo que quiera pero la cuestión es que esta posición supone el desbloqueo de la cuestión de si la ciencia (el ser humano) puede conocer el mundo y la respuesta es sí. No el mundo real (noumeno) sino el mundo fenoménico racionalizado. Así se concilia la ciencia con Kant y si se me apura, con Hegel, pues la reconstrucción (relato) racional de la labor ideal del científico, perfectamente puede entenderse como “lo racional es real” (lo inteligible es sensible) cerrando el círculo que se inició con la afirmación “lo real es racional” (lo sensible es inteligible). Es decir: el ser humano puede conocer el mundo (la aventura del saber no es inútil) y existe una separación entre el mundo y el ser humano. Las dos premisas de la metafísica. El que no sale tan bién parado es Platon los fenómenos se erigen (mediante el relato) en razonables sin necesidad de recurrir a ninguna instancia ideal. Lo metarreal no existe, La metafísica no existe. Por lo menos en su versión trascendente. 

 

El “contexto del descubrimiento” es el proceso de conocimiento tal como ha ocurrido. El “contexto de la justificación” es el relato racional reconstruido que permite la intelección racional del proceso. La ciencia es el primero y no el segundo. Reichembach debería figurar en la historia del conocimiento como el gran unificador de ciencia y filosofía incluso de la laicización de la metafísica. Kant, Hegel, Einstein, tenían razón. Y de paso el relato se convierte en la más formidable herramienta de intelección. El especial atractivo del mito, la literatura y el cine cobran una dimensión más allá del misterio, del entretenimiento y del arte. Hasta la ciencia.ficción cobra una dimensión desconocida.

 

El desgarrado. Diciembre 2023.

 




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