» 26-01-2020

Estética 1. Presentación.

El arte produce una emoción. Con ello se separa de la cognición, se desmarca de la intelección. Pero que tipo de emoción provoca. ¿Estética? Sería definir lo definido en la definición. Lo primero que hay que hacer para entender la estética es entender la emoción que el arte produce. Ni siquiera sabemos si esa emoción es unitaria para las diversos artes. Podría ser que sí y podría ser que no. Tampoco sabemos cuantas artes hay. Están las clásicas, pero hoy sabemos que el cine, el cómic, la gastronomía, la moda, artes en general compuestos, participan del estatuto del arte con todas las condiciones para hacerlo. La lista de las artes no es una lista acabada.

 

Quizás cualquier actividad puede ser artística si provoca una determinada emoción que sobrepasa la intelección. Podemos hablar de la política como arte (muchos afirman que la política trata de emociones), de la filosofía como arte (la estética es una parte tradicional de su campo: el de la emoción estética). También está la artesanía, los oficios artísticos, más excluidos del arte por su utilitarismo económico que por su evidente emoción. Está la obra única (o casi) que acaba siendo determinante para establecer la condición de arte y está el artista, el poseedor del genio, el artífice de las emociones. Como Duchamp afirmaba arte es lo que produce el artista. Podríamos hablar de los materiales (nobles o pobres) y podríamos hablar de la historia y de sus contradicciones como que una época cognitivamente desdeñable como el Barroco produce un arte maravilloso y una era de intensa emoción personal como el romanticismo se pierde en obras mediocres. Y que decir del neoclasicismo: la resurrección de Lázaro cada vez que se siente que se ha perdido el rumbo.  Hay mil maneras de enfocar el arte.

 

De lo que aquí se trata es de -por enésima vez- tratar de encontrar una teoría (o teorías del arte). De hecho tratar de encontrar una teoría del mundo es coherente con los fines de la filosofía o de la ciencia pero no lo es para las emociones que, en verdad, no tienen teoría y menos unitaria. Tal como estableció Kant el arte está separado de la intelección pero sin embargo es tan universal como ella. Es evidente que las emociones como los sentimientos son universales pero ¿lo son en el sentido en que se habla de universal en la filosofía y en la ciencia, como capaz de producir una teoría universal? Es decir aplicable a todos los casos. La palabra teoría está tan ligada a lo inteligible que parece que no cuadra con lo sensible y menos con lo sensible interno y específico del ser humano.

 

Y una vez que lo he enredado todo voy a tratar de poner un poco de luz. La emoción específica del arte es la trascendencia, la sensación (emoción) de que estamos ante algo que se escapa de lo normal hacia lo cósmico, hacia el más allá. Una trascendencia sensible y no inteligible, allende la teología y la religión. Un más allá que no es la ultratumba, y una cosmicidad que tiene que ver con el asombro ante la naturaleza en tanto que nos sobrepasa. Engloba por tanto lo bello y lo sublime, pero también va más allá de la magia (aunque la trascendencia de la magia es evidente) y de la mimesis (que trasciende la naturaleza). La trascendencia se puede fácilmente convertir en un concepto comodín. De eso tratan estos textos. De colocar a la trascendencia en un lugar significativo y determinante en la estética, lejos de un convertirse en un concepto “cajón de sastre”. La trascendencia sensible (física) que con el tiempo se convertirá en trascendencia espiritual.

 

Repasaremos los grandes teóricos y trataremos de hablar de todas las artes y no solo (como es habitual) de las plásticas. Buscaremos entronizar el concepto de trascendencia en el centro de la estética, trascendencia que no siempre se ha obtenido de la misma forma pero que siempre ha sido trascendencia y veremos con se puede pasar del arte como magia (ético) a la mimesis (imitativo) y al arte moderno (estético) sin perder el hilo de la trascendencia. Trascendencia que por supuesto pasará de sensible a inteligible pero siempre siendo trascendencia. ¡Este es el plan!

 

El desgarrado. Enero 2020.

 




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