» 24-02-2021 |
La tendencia masturbatoria que caracteriza a los medios actuales (ellos mismos producen las noticias de las que se nutren… con lo que eso conlleva) llega a un punto insuperable con este programa que conduce Mamen Mendizabal. Los invitados loan a sus padres. Hasta aquí bien. Empezó con Gabilondo (un periodista de referencia) y nada hacía prever que todos serían personajes de la información. Siguió Wyoming, Chicote, y ahora sabemos que les seguirán periodistas y presentadores de la Sexta… fundamentalmente. No hay manera de saber si es un programa sobre los padres de los seleccionados o simplemente un programa sobre la Sexta (Gabilondo excluido). De lo que no cabe ninguna duda es que es un ejercicio de masturbación pues en ningún caso se abandona ese bucle vicioso de la noticia que nace y muere en el mismo sitio: el ego de la información como inconsciente colectivo.
Lo he dicho muchas veces pero lo repetiré: la noticia está ahí fuera. No se genera en la redacción, en los estudios, en las entrevistas. Antes (cuando el periodismo se entendía de otra manera) solo se opinaba en el editorial. El resto eran noticias. Ahora todo son opiniones y las noticias hay que buscarlas con lupa. Pero a esa tendencia de convertir los periódicos en magazines (cuando no en kiosko-tiendas) hay que añadir la creación de la propia noticia: la entrevista, el propio programa es la fuente de la noticia. Con este programa se de una vuelta de tuerca más: los sujetos de la noticia son los propios periodistas. Y el círculo se cierra. Ya tenemos la noticia, y el sujeto de la misma, dentro de la redacción. El mundo desaparece, la noticia se produce y se consume en un bucle infinito. El mundo virtual ya está aquí. Probablemente estamos ensayando el modelo de periodismo del futuro: la burbuja.
Vivimos una época de periodismo épico en la Tv y el cine. Es como si quisiéramos recordar que el periodismo hubo un tiempo que salía a la calle a partirse la cara con los matones. TCM: “Los papeles del pentágono” pone la batalla del Washinton Post contra Nixon en las mentiras sobre Vietnam. Están en antena las mentiras de Busch sobre las armas de destrucción masiva de Irak, las mentiras de Clinton sobre sus devaneos sexuales con Lewinsky, las mentiras de los obispos de Boston sobre los abusos a los críos (Spotfight), las mentiras de Ames al mando de la Fox news, las mentiras de Trump sobre… todo. El periodismo se centra en la política. Las noticias nos dicen que Trump trató de cambiar el indulto de Assange a cambio de su silencio sobre su intervención en los mails de Hilary y la ayuda de Putin. Dentro de poco tendremos una película sobre el golpe de estado de Trump. Nunca el periodismo ha tenido tanto material para lucirse y sin embargo nunca el periodismo ha estado tan pasivo. Es el cine (y la TV) los que ha tomado el relevo.
Porque el periodismo ha encontrado la manera de hacer “sopas y sorber”: inventar la realidad, crear las noticias desde las redacciones, virtualizar la realidad. Con el programa de Mendizabal, no entenderemos como los hijos se deben a sus padres, entenderemos como los periodistas, los presentadores, los comunicadores, se deben a sus padre. Porque fuera de ellos no existe el mundo. Lo dijo Mcluhan: el medio es el mensaje. Entonces causó estupor. Hoy se convierte en realidad. Por lo visto el análisis le corresponde al cine y a la TV, porque -como dijo Lipowetsky- el periodismo es hoy estelarización y espectacularización. Habría que añadir que también es vasallaje, sojuzgación, docilidad. Humberto Eco pensó que la TV podría ser un órgano de cultura (de masas). Otros pensaron que era la caja tonta. Adorno explicó que masas y cultura eran cosas imposibles de juntar. Finalmente llegamos a la situación actual: el periodismo es masturbación, se origina y se consume en su propia acción. No necesita espectadores, solo necesita la voz de su amo. Eso sí. Con mucho morbo.
El desgarrado. Febrero 2021.