» 25-04-2022 |
El holocausto nazi de la segunda guerra mundial no fue conocido hasta acabada ésta. O por lo menos las potencias aliadas eso dijeron. El descubrimiento del horror (seis millones de ejcutados) significó un vuelco en lo que los eruditos y la filosofía pensaban sobre la guerra que, para que nos vamos a engañar, había sido blanqueada con conceptos como la guerra justa o los límites humanitarios. Todo aquello saltó por los aires. Los nazis demostraron que la guerra no tiene límites ni éticos, ni humanitarios, ni de ningún otro tipo: la guerra es horror en sí misma. Con los juicios de Nuremberg se trató de nuevo de blanquear la guerra por el expediente de culpar al perdedor: el que ha perdido es el asesino de guerra. Por su parte los judíos, que pronto tendrían estado propio, decidieron apropiarse del holocausto como si las únicas víctimas hubieran sido ellos, en una campaña de propaganda que dejó pequeña la de la Coca-Cola… mientras holocaustaban al pueblo palestino. La guerra es más de un campo de batalla.
Los pensadores que han analizado el holocausto (Lyotard, Derrida, Rancière, Agambem, etc.) insisten en que el horror no es simplemente una decisión estratégica tomada durante el conflicto, sino algo mucho más siniestro que tiene que ver con la deshumanización, con la destrucción del Otro, con el horror. Incluso en el caso de la representación del horror en el cine y en la literatura (por tanto en el relato… incluso filosófico), hacen hincapié en que la recreación ficcional no es posible si se quiere comunicar el horror (“Shoa” de Lanzeman). En una palabra: el horror llega mucho más allá de la “simple” deshumanización. Y llegando un poco más allá: que es nuestra sociedad la que está enferma y no un proceso peculiar de los nazis. Y una vez llegados aquí la pregunta es ¿Es la guerra de Ucrania un nuevo holocausto?
El holocausto se produjo hacia determinados colectivos (gitanos, homosexuales, judíos) con un sesgo de mejora de la raza y supremacía de la facción Aria. No es lo mismo en Ucrania en que el sesgo es a la totalidad de una nación soberana. Por otra parte el carácter secreto del holocausto nazi contrasta con el ucraniano en que el secreto se ha reducido a la intoxicación informativa y la mentira (al estilo político actual). Pero lo que es evidente es que la guerra “moderna” (en el caso que se pueda llamar así a la guerra actual) es una guerra contra el pueblo, contra los civiles que son tomados como rehenes en un chantaje sin precedentes. En su afán de intoxicar informativamente a su propio pueblo y a la opinión internacional, Putin habla de corredores humanitarios que no respeta, encubriendo el genocidio que parece tener en mente, ejecuciones en masa y fosas comunes. Ni siquiera el Donbass (los secesionistas ucranianos apoyados por Rusia) está siendo respetado en esta escalada de exterminio de la población civil y de las infraestructuras.
¿Qué pretende Putin? Da la impresión que implantar el terror para que los ucranianos o se vayan o mueran. Y el trasfondo de la operación es la central nucleas de Chernobil. En aquel caso la radiación convirtió la zona en tierra quemada. En este caso se ha iniciado con una operación mecánica (los bombardeos) de tierra quemada, pero que tienen como referente la utilización de armas nucleares en caso de que la resistencia se estabilice. No entraré en las razones últimas que azuzan al mandatario ruso (orgullo nacional, estrategia de dictador, tiento a Europa, recadito a Occidente sobre la energía…) porque me interesa más la estrategia a corto plazo que es la que pasa por el genocidio que está cometiendo. Todos los analistas que opinan en los medios son expertos en la guerra y como tales entienden las actuaciones del líder. Echo de menos expertos en la diplomacia o en la paz opinando sobre el tema. Quizás filósofos, opiniones que cuando han sido puestas sobre la mesa -por ejemplo: UP- han sido inmediatamente desautorizadas por el PSOE. Somos pacifistas en la paz y belicistas en la guerra, igual que somos ecologistas cuando fluye la energía y desarrollistas desbocados en cuando el flujo cesa. ¿SXXI y todavía estamos así?
Ucrania no es un país democrático y Rusia aún menos. No está Occidente defendiendo la democracia sino oponiéndose a un genocidio (que no es poco), pero no estaría de más que evitáramos decir estupideces como que contra la violencia solo cabe la violencia, que la economía lo es todo, que la globalización es una necesidad o que en caso extremo está justificado degradar el planeta. Contra la violencia cabe la previsión (y Putin lleva 20 años en el poder); la vida y la paz son más importantes que la economía; la globalización (deslocalización) es un error y la ecología no tiene matices. Por supuesto que la vida es el último límite pero, a estas alturas, podríamos haber aprendido algo de como soslayar su atropello. ¿SXXI y aún estamos así? Porque no hay una Mutua, porque en otro caso todos nos hubiéramos ido a ella. ¡Torpes, incapaces, inútiles!
El desgarrado. Abril 2022.