» 29-07-2019

La 13 bis-21 legislatura. “Non habemus papam”. La investidura fallida de Sánchez.

Los analistas (que son juez y parte) barren para casa y le echan la culpa al otro. Desde el principio se ha visto que tan importante o más que encontrar un pacto era evidenciar que el fracaso era del otro, que la inquina era del otro, que era el otro el que no quería pactar. Las continuas filtraciones, el hecho de debatir en los medios y no en la intimidad de la sala de negociaciones ya nos mostraba que el “y tú más” tiene una nueva dimensión. El campo está embarrado y todos se regocijan regándolo para que sea, cada vez más impracticable. Es difícil pensar que gentuza que se tiene tanto resquemor, desconfianza y recelo, puedan llegar a ningún acuerdo y así ha sido. Pero las culpas hay que repartirlas con justicia y ante tanto analista sesgado no queda otra que aclarar las cosas.

 

1) El que busca los pactos es el que quiere ser investido: Sánchez. O dicho de otra manera: “el que quiera peces que se moje el culo”. Invocar cualquier argumento para ni tan siquiera insinuar que “¡por que yo lo valgo!” es una estupidez. Sánchez ha ido a la investidura y no ha conseguido los apoyos necesarios. Sánchez ha fracasado. La misión de los otros es dejarse querer y convencer, y negociar, si es posible, por encima de sus posibilidades. Sánchez ha negociado tarde y mal. Le ha parecido que la inactividad pondría nerviosos a sus oponentes y no ha sido así. Se ha equivocado. La ha cagado. Los pactos son un mercadeo como la derechona se ha aprestado a mostrarnos, y en el mercado hay unos que compran y otros que venden. Teniendo en cuenta que todos aceptan el sistema de mercado es asombroso que pretendan que entendamos que una simple operación de compra-venta se convierta en la salvación de la patria, de los ciudadanos o de los trabajadores.

 

2) Las normas elementales de un acuerdo es que se produzca en la sombra. Publicitar las posiciones intermedias resta movilidad a las posiciones. Aquí se ha filtrado a los medios cada propuesta y cada respuesta. Es evidente por qué: para maniatar al oponente. Insisto en que era más importante culpabilizar que negociar. Y así, las cosas es difícil que funcionen. Era el partido socialista el que debería haber sido exquisito en las formas y ha sido barriobajero, bocachanclas y brabucón. Iglesias se queja de falta de respeto (pero también Baldoví). Sin respeto no hay negociación. Siempre se puede sacar punta al lápiz por que todos cometemos errores pero lo impresentable es que los errores de los demás hagan buenos los nuestros.

 

3) Si estás negociando no puedes estar a la vez poniendo en evidencia las presuntas posiciones-intenciones de tu interlocutor. Por ejemplo si solo le interesan las poltronas (lo que no solo es lógico sino universal). Publicitarlo lo único que evidencia es que estás jugando sucio; las posiciones son posiciones y no exigencias, por mucho que falsifiques el documento que te han pasado; soltar a los cuatro vientos que tu oponente solo se interesa por los cargos es deleznable; el hecho de que con su apoyo no alcances la mayoría absoluta no es baza de negociación pues si así ocurriera tampoco saldrías investido; quejarte de que no se fían de ti cuando se la has pegado siempre que has podido y has gobernado con él durante un año, no tiene mucha lógica; hay que ser leal y filtrar a los medios lo que realmente se ha hablado y no fantasías de corta y pega; no puedes mentir en el Parlamento como lo ha hecho Lastra para salvar el culo. Eso sí: muy seria. Ya se sabe que no se puede mentir y reír a la vez.

 

4) Si tienes un socio preferente (como ha repetido Sánchez una y otra vez) no tiene mucho sentido que andes mendigando los votos de la derechona, incluso cuando no han querido reunirse contigo. Que al Ibex y a los poderes fácticos les gustaba un pacto con C’s era evidente. Que coincidían con los barones de tu partido, también. Pero C’s no quiere ni oír hablar del PSOE. C’s se ha pasado al lado oscuro, al pacto con la ultraderecha (en la sombra, pero pacto). Un partido pragmático (fascista, dicho de otro modo) busca su caladero de votos donde los puede obtener y hoy por hoy es la derecha. Escucha atentamente: ¡ella no te quiere. Olvídala!

 

Como dirían los de Mongolia ¡estamos hartos! de políticos que no sirven ni para pactar. Has equivocado los tempos, no has sido leal, no has respetado al oponente, no has tomado la iniciativa, no has respetado las normas de la negociación, has denigrado las intenciones del contrario, le has tratado de dar el salto con la derechona, has filtrado a los medios cada punto que te ha interesado, etc. En una palabra: la has cagado con las patas de atrás. ¡Eres un cagón! Lo único que te salva es que has demostrado a los barones que su camino no funciona. Ahora ya puedes hacer una negociación como dios manda y en Septiembre formar gobierno. ¿O quieres hace aún más estupideces? Antes, los de izquierdas nos consolábamos diciéndonos que en nuestro bando las cosas se hacían de otra manera, que existía una legalidad y una coherencia dimanada de la ideología, que los liberales (huérfanos de la misma) no tenían. Ya, no. Se os ha contagiado el juego sucio. Allá vosotros pero a nosotros nos habéis robado la dignidad. Tanto faenar los votos de centro, ya os da lo mismo cosechar votos de derecha. Adiós.

 

Postdata: si convocas elecciones, conmigo no cuentes.

 

El desgarrado. Julio 2019.




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