» 21-07-2021

La 14-124 Legislatura. El precio de la luz. Los poderes fácticos.

El ultraliberalismo da su banderazo de salida en los años 80 cuando Thatcher y Reagan gobernaban el bloque anglosajón. Es también el inicio del contubernio empresarios-políticos que el capitalismo propugna cuando se patentiza que la producción/consumo no da más de sí y que deberá ser a través de la gestión como se tenga que avanzar en el capitalismo. El capitalismo de gestión tiene tres patas: el contubernio con los políticos, con los gestores de las empresas anónimas y con los gestores financieros.  De los políticos se espera legislación adecuada a sus pretensiones de beneficios y concesiones fraudulentas, con los gestores de sociedades se trata de regular el ahorro/inversión y con los financieros se trata de des-regularizar para que el mercado se haga salvaje (solo apto para expertos) y sobre todo aumentar la deuda exponencialmente para que el capital circulante sea mucho mayor que el real aumentando la apariencia de riqueza (se calcula que el capital circulante es 4,8 veces superior al capital real. Nuestra riqueza es un bluff). A cambio de ceder parte de sus beneficios a políticos, gestores societarios y financieros (los nuevos capitalistas) el capitalismo se reinventa obteniendo grandes resultados sin aumentar la producción. ¡La era industrial ha terminado. Viva la era de la gestión!

 

Y quien dice aumentar la producción (lo que no tiene sentido si no hay más consumidores) dice hacer la empresa eficiente. Para los empresarios, hoy, trabajar en las antiguas premisas de la economía ya no tiene sentido. Un empresario tiene que comprar políticos que legislen a su favor y le otorguen concesiones a cambio de mordidas), obtener beneficios de la gestión de las empresas (rescates, bonus, sueldos desmesurados, incentivos, etc. de los que los bancos son el ejemplo paradigmático) y “jugar” al juego financiero de la deuda y los nuevos instrumentos financieros como los swap (apostar a que una empresa se hundirá a través de un seguro) y otras lindezas que solo saben ellos. Un empresario hoy en día no es un emprendedor a no ser que entendamos que ser emprendedor es explorar en otros campos que en la economía de la empresa tradicional. Son emprendedores en la ingeniería especulativa.

 

Cuando las empresas llegan al nivel de ser demasiado grandes para caer, socializan las pérdidas y privatizan los beneficios, evaden impuestos a mansalva y se ajustan a la ingeniería especulativa, y se corrompen y corrompen, las podemos llamar poderes fácticos. Las empresas energéticas (gasistas, eléctricas, petroleras), los bancos y las multinacionales, forman parte de este distinguido club. Los políticos, los gestores societarios y los financieros, son sus gestores y socios. Los poderes fácticos son estados dentro de los estados que pueden desafiar incluso al poder del gobierno. Cuando se habla tanto de la independencia (¡no!), la autonomía (¡bueno!) y la libertad (¡sí!), como si no fueran lo mismo, no estaría de más preguntarse si nuestros Estados son independientes, autónomos y libres de esos poderes fácticos.

 

Antes de un mes de aprobarse la nueva regulación de las eléctricas hemos alcanzado el precio más alto de España y de Europa de todos los tiempos. ¿Son tan gilipollas los políticos como para que las eléctricas se la metan cruzada? Muy listos no son, pero tan idiotas tampoco. Se la han dejado meter a cambio de unos puestos en los consejos de administración (hasta 250.000 por un día de trabajo) -eso lo sabemos- y otras muchas prebendas que no sabemos.  El capitalismo de gestión funciona a la perfección. Ya no necesitan ni tan siquiera producir bienes. Les basta con aumentar el capital circulante (la deuda), aumentarse la prestaciones de su liderazgo en las sociedades anónimas y comprar políticos.

 

Por eso la desigualdad aumenta, porque aquella iniciativa de empoderar a los trabajadores para convertirlos en consumidores, de la primera revolución capitalista, ya no tiene sentido. No se trata de vender productos a los ciudadanos sino de gestionar la producción de otra manera porque la robótica va a acabar con el empleo. Decía Marx (me refiero al científico no al político) que solo el trabajo vivo (el del trabajador) crea plusvalías (beneficios). El trabajo muerto (el capital) o la robotización no crean plusvalías (no se puede robar plusvalía a un inversor o a una máquina. El capitalismo sabe que la producción de bienes y el mercado de los mismas es historia y por tanto ya no tiene que proporcionar medios de vida y de consumo a los trabajadores (ciudadanos) para rentabilizar la producción. Estamos ante un genocidio… a mayor gloria de los capitalistas y los gestores.

 

No. No se me ha olvidado el precio de la luz. Las eléctricas han luchado contra las energías alternativas desde el minuto cero. Primero la prohibición total y luego el impuesto al sol. El Plan de Zapatero fue desmantelado por Rajoy. La factura del petróleo asciende al 10% del PIB: mas de 100.00.000.000 €. El futuro es eléctrico y alternativo. Las eléctricas apuran los últimos coletazos de la producción antes de entregarse a la fase plena de gestión. Y sabiendo que millones de españoles no podrán pagar nada en cuanto llegue la robotización, se aprovechan dándose una “despedida de monopolio” -al modo de esas despedidas de soltero que celebran la pérdida de la libertad- por todo lo grande. Evidentemente los gestores (políticos, gestores societarios y financieros, están de su lado). Me parece ocioso repasar sus felonías (que repiten los periodistas constantemente): el contubernio políticos-eléctricas es pavoroso. Quizás te parecerá que no merece la pena votar. ¡Pues paga! mientras puedas. Y ves preparando la “despedida de la dignidad” porque la asistencia social está a la vuelta de la esquina.

 

El desgarrado. Julio 2021.




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