» 09-01-2022

La 14-136 legislatura. La política de la carne. Garzón.

La oposición no se define por su racionalidad, ecuanimidad, o justeza. Se rige por lo que su nombre indica: se opone por sistema a cualquier actuación del gobierno. En ese menester -y especialmente en el caso de la derecha- la oposición se encarga de organizar ruido en contra del gobierno, preparando las elecciones. Los partidos saben (por que lo procuran con ahínco) que el electorado hace mucho tiempo que se eximió de la político, por lo que vota (¡ese derecho fundamental!) por informaciones sesgadas y sesgos viscerales. La desinformación es esencial para sus fines y las declaraciones de Garzón (IU-Podemos) acerca de las macro-granjas de carne de consumo han encendido todas las alarmas de la oposición (por una vez la “carne” es motivo de atención)… y la defensa de los socios de gobierno (PSOE). Todo es susceptible de polémica electoralista y la carne… también. ¿Que hay de verdad en esta polémica?

 

1. Las macrogranjas son nefastas para el medio ambiente, en general, y para el entorno cercano en particular. Evidentemente el hacinamiento repercute en la calidad de la carne (el producto), en el ambiente próximo (el entorno) y en el medio ambiente (el mundo). Los vertidos de purines son inasumibles por el terreno, gastan una cantidad de agua exacerbada, no crean empleo, hunden la economía de la España vaciada en la se asientan y se nutren de subvenciones que no dejan de ser exenciones fiscales. Pero todo eso no es importante para un gobierno (una parte del gobierno) que no pierde de vista que son dos millones de electores (y una cantidad indeterminada de “amiguetes”). Un kilo de carne necesita 2.000 litros de agua. El consumo de carne es barato para el ciudada no pero inasumible para el sistema. Y eso lo pagaremos, antes o después.

 

2. Los ministros deberían ser más cautos a la hora de hacer determinadas  declaraciones, que pueden ser políticamente negativas para las expectativas electoralistas del partido (o coalición) del gobierno. Pero no tienen que ser tan cautos como para esconder su ideología, en este caso, ecologista. La defensa del medio ambiente puede, perfectamente, exceder a cualquier compromiso. Lo que no quita que una imagen de coherencia no sea deseable.

 

3. El desarrollismo -como todos sabemos- es una actitud político-económica que defiende el “pan para hoy y hambre para mañana” La sostenibilidad defiende lo contrario (o lo matizado). La economía es importante pero no es lo único. Sobre todo “a futuro”. Si queremos a nuestros hijos, lo menos que podemos hacer es dejarles un mundo, por lo menos, tan mierda como el que nosotros tenemos. La ganadería intensiva no entra en este panorama. Estamos agotando al planeta cuya paciencia no es infinita.

 

4. Consumir carne masivamente no es -según la ciencia- lo más recomendable para la salud. Recuerdo un documental (“Big size”) en el que se destacaba la relación entre la publicidad y la salud y en el que la salud perdía por goleada. Ya Garzón habló de este tema, con idéntica respuesta por los sectores afectado y por la oposición, cuya posición es que si en USA lo hacen es que es saludable. Spain is not diferent. Esperemos que no tomemos de los USAnos ejemplos, tan poco edificantes como el golpe de estado, con la toma del parlamento de enero de 2021. Evidentemente el ejemplo de la ideología trumpista ya está aquí.

 

5. Las fuerzas mayoritarias de la ganadería (las macrogranjas) ya se han manifestado en la calle intoxicando la opinión pública. Vivimos en el estado de la publicidad en el que la verdad o la realidad no tienen cabida. ¿Que significa el periodismo cuando la información está al servicio de los poderes fácticos? La información ha desaparecido a manos de la manipulación y, por lo visto, a los periodistas no les importa.

 

6. El partidismo (esa lacra de la democracia. No por su existencia sino por su uso) se encarga de confundir los mensajes y de manipularlos hacia sus intereses electoralistas. Ese partidismo convierte todo (he dicho todo) en electoralismo y se olvida de los interese de los ciudadanos convenientemente confinados a la rendija electoral por la Constitución. El pueblo está excluido de cualquier decisión política sobre su salud, la ecología o la información.

 

Nuestra salud es rehén de la economía y, probablemente, de oscuros intereses económicos partidistas. Pero no solo es nuestra salud, sino también nuestra vida. Se llama democracia.

 

El desgarrado. Enero 2022.

 




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