Como sabéis, el PP (en el gobierno de la comunidad en coalición con C’s) Decidió que adelantar las elecciones, por sorpresa, era obtener una ventaja electoralista que le permitiría gobernar sin pactar con VOX. Las encuestas así lo decían: había que aprovechar el efecto Ayuso; se taponaba la presencia de los partidos regionalistas al no darles tiempo para organizarse;  y se daba un golpe mortal a C’s en la política PPera de absorberlo en el corto plazo. Podríamos añadir que Casado (cuya debilidad empezaba a ser evidente) creyó que ganar las elecciones en CyL sería el reinicio de la recuperación de su partido (y la suya propia) de cara a las próximas elecciones generales. ¿Qué podía fallar? Para redondear la jugada Garzón hace unas declaraciones sobre la ganadería intensiva, en Londres, que -hábilmente manipuladas- significaban una ventaja adicional. Era una jugada tan perfecta como la compra de las voluntades de los diputados de UPN, en secreto, para aprovechar la sorpresa, que se realizó en la votación de la reforma de la ley Laboral y que acabó como acabó por los problemas de la irritación del colon (no de Colón sino del colon) del diputado del PP: Casero.

Pero por lo visto podía fallar todo: las encuestas reculan, los partidos regionalistas han logrado personarse y las encuestas dicen que restan votos al PP, C’s se revuelve abiertamente contra un PP al que entiende como su enemigo (y lo demuestra en la votación de la Ley de reforma laboral y en el tono de la campaña) y poco a poco se abre la cordura en el asunto de las macro-granjas. Lo único que se sostiene es el efecto Ayuso y de él se tira para tratar de salvar los trastos. Así como se saca a la virgen cuando amenaza desastres, así, el PP ha sacado a su virgen particular para tratar de paliar la sequía (en este caso: electoral). Y ahí ha aparecido ella en el papel que mejor se le da: como ella misma, al margen de cualquier disciplina de partido. Convierte al muñeco en telonero, defiende la bondad de pactar con VOX (en contra de todo lo dicho por Casado), re-terpreta la historia reciente española barriendo para su causa, defiende a los diáconos pederastas infantiles y en definitiva se muestra como la diva que es, exhibiendo su lado más presidenciable. Dudo que la virgen salve las elecciones, pero lo que está claro es que la Diaz ha sacado tajada personal de la situación.

Le quedan pocos días a Casado para hilvanar un discurso que disculpe el desastre que se avecina. Quizás tiren de su vena conspirativa para justificarse  o decidan cambiar el resultado de las elecciones como suelen hacer (dopaje, compra de voluntades con el agravante de secretismo y sorpresa). Siempre les quedará el recurso de denigrar a la coalición de gobierno, incluso si a mano viene, acusarlos y denunciarlos de lo que sea, con tal de tratar de desviar la atención sobre lo que va a ser una realidad: el adelanto de las elecciones fue una cagada. Probablemente gobernarán porque los regionalistas son de derechas pero VOX será determinante y sellará ese destino común que Casado quería escamotear. La virgen ya lo ha dictaminado y los electores lo confirmarán: el PP es un partido de ultraderecha, aunque solo sea por aquello de: “dime con quien andas y te diré quien eres”.

La teoría del culo se cumple escrupulosamente cuando de políticos se trata (salvarlo, acomodarlo, usarlo como arma contra sus enemigos, el teorema del culo). Pero la virgen ha añadido un matiz interesante (casi tan interesante como el añadió por Casero al poner en juego político su irritación de colon): la virginidad cular… porque de ningún otro tipo de virginidad podemos hablar en este caso. Y eso que Casado estaría encantado de acabar con ella (con la virgidad cular… aunque todo es posible). El resultado es que Diaz le ha dado por el ¡ole! a Casado y que probablemente no podrá recuperarse de este embate. ¡Casado ha muerto. Viva Diaz! El pollo descabezado ha acabado su errático deambular desangrándose y ha terminado en la cazuela de Diaz. Si a Aguirre le salían ranas por todas las charcas, Casado no ha sido manco: la elección de Álvarez de Toledo y de Diaz Ayuso ha sido épica.

Por cierto, Bob Pop como analista político (en “El Objetivo” de Ana Pastor) es un hallazgo. Si la política podría estar cambiando -como decía Yolanda Diaz a Gonzo en “Salvados”- el periodismo también puede estar cambiando con Fesser (“El intermedio”), Blázquez (“La sexta clave”) y Pop. O, no. Pero esta España de la crispación y la mentira, de los herederos de Franco y los nostálgicos de Lenin, de los irresponsables y los corruptos, necesita un meneo importante. Si la corrupción económica (de la política) es tremenda, la corrupción política es mayor. Los políticos son irresponsables y estúpidos (y lo ampara la Constitución), por eso compran voluntades y no saben ni tan siquiera votar. Porque no sirven para lo que han decidido que es su “profesión”: el interés común. Por eso Sayas (uno de los corruptos políticos de la votación de la reforma de la ley laboral) puede afirmar que votó como lo hubieran hecho los electores, electores que votaron a su partido y no a su persona, aceptando un sistema de escasa democracia partidista que obliga a los diputados a obedecer a sus dirigentes: “¡El que se mueva no sale en la foto!” dijo Guerra.

Por cierto 2. Genial la estrategia de la UPN de expulsar a los presuntos tránsfugas temporalmente (dos años). Si los hubieran expulsado definitivamente les habrían abierto la puerta para irse al PP. De esta manera, si se van, es porque el pacto de compra de voluntades a cambio de prebendas, es cierto. ¡Por si cabía alguna duda!

El desgarrado. Febrero 2022.