» 22-02-2022

La 14-149 Legislatura. El pollo descabezado Casado acaba en la cazuela.

“Por sus hechos los conoceréis”, dice el refrán. Los políticos huyen de los hechos como del fuego. Prefieren las palabras, las promesas, los silencios. Como las cucarachas prefieren carroñear en la oscuridad. Pero, a veces, las circunstancias les dejan con el culo al aire y su verdadera naturaleza queda a la luz, y como las cucarachas, entonces salen en desbandada. Cuando Diaz supo que Casado la investigaba por adjudicación fraudulenta de contratos “sensibles” a su hermano, adelantó sus planes de asaltar el poder popular. Hizo una declaración de guerra cuyo propósito era el de tender una cortina de humo sobre su gestión. La “polítiquesa del pueblo” no se podía permitir que el pueblo supiera que era una choriza, aunque eso no sea óbice en el PP para ser líder. La respuesta airada de García aceptando el reto puso las espadas en alto. A partir de ahí la desbandada.

 

Los políticos no están en la política para servir a nadie que no sean ellos mismos. Eso quiere decir que las lealtades no existen. Ante el anuncio de la guerra instestina, los barones y cargos digitales se inhibieron cual cuernos de caracol a la espera de saber quien ganaba el envite. Ahora todo el mundo tiene claro (sobre todo los periodistas) que Casado no tenía carisma y que García era un dictador. ¿Por qué no lo dijeron? Yo os lo diré: porque ellos también tenían que esperar a ver quien ganaba la pugna. Porque esta trifulca involucra también a los periodistas alineados que han olvidado a Sánchez para dividir sus huestes entre Casado y Díaz. Los políticos aman su poltrona y poco les importa si se la deben a uno o a otro y por ello se han quedado congelados esperando acontecimientos. El chaqueterismo es la esencia del político. Todos son transfugas en potencia como ha demostrado Martínez al decir que él no se debe al PP (en cuyas listas ganó la alcaldía de Madrid) sino a “su” alcaldía. Es importante aprender la lección: no nos representan. Se representan a ellos mismos. La desbandada ha sido lamentable. Recordemos que dimitir es para los políticos un verbo ruso.

 

El PP es (quiere ser) un partido de centro y liberal. Todos sabemos que no es así. Es difícil ser de centro cuando la ultraderecha es una escisión de tus carnes, y tus simpatías -repetidamente manifestadas- se dirigen al pacto con los fascistas. Es difícil ser liberal cuando se es conservador de tomo y lomo (hubo un tiempo en que liberales y conservadores fueron enemigos. No es el caso actual. Los liberales de derechas ya no existen y por lo tanto liberales y conservadores son la misma cosa). Y su conservadurismo ha quedado planariamente expuesto en la inmovilidad expectante para saber con quien hay que quedarse para conservar la poltrona. Los conservadores no quieren que las cosas cambien porque tal como están ya les está bien. No quisieron la democracia y no quieren la igualdad, la libertad o la solidaridad. Su misión es perpetuar la dominación de la jerarquía, de la sangre, de la fuerza, del saber y si han cedido a la soberanía popular ha sido como estrategia para desalojar del poder a facciones anteriores y más conservadoras todavía. Pero la democracia de los conservadores es una pantomima: el poder del pueblo… pero sin el pueblo. Evidentemente la referencia a lo liberal se hace por la similitud que se puede establecer entre ese vocablo y la libertad, esa libertad que Díaz considera que es tomar cañas, no pagar impuesto de transmisiones y donaciones, no cruzarte con tu ex por la calle y contaminar a modo.

 

En el caso de los periodistas alineados la cosa es de risa. De pronto, ellos que no se callan ni debajo del agua, se han quedado mudos, afirmando que -repentinamente- no saben lo que va a pasar. No es difícil saber por qué. Cuando solo es una cuestión de acoso y derribo de la izquierda, siempre están suficientemente informados, pero ahora se juegan el puesto. Una elección equivocada los podría condenar al ostracismo. Hay, pues, que callar y esperar. Cuando más se necesita que sepan es cuando menos saben. Es su concepto de información: no lo que hay sino lo que me conviene decir. Oigo a Marhuenda en la Sexta decir que no sabe lo que va a pasar y añadir, que él es siempre moderado a diferencia de otros tertulianos, contra los que arremete, por no ser tan prudentes como él. De paso nos recuerda que las elecciones de CYL las ganó brillantemente el PP y el PSOE salió clamorosamente derrotado. Inda -convertido en jurista- dice que no hay caso de corrupción contra Diaz y que la contestación de García a Diaz fue desmesurada e impresentable. Algunos toman partido. Pero todos, en su humanismo liberal, afirman que lo que se le ha hecho a Casado no es justo. Exactamente la misma palabra que usaron Diaz y García para referirse al otro. Por lo visto en la España de la no renovación de la cúpula de los jueces, todo es injusto.

 

Poco a poco la desbanda inicial se recompone y todos toman partido por Nuñez. Es su manera de decir que entre Casado y Díaz ellos no toman partido. Casado pierde apoyos y su futuro se torna sombrío. Los más, vaticinan que no llegará a mañana. Todos piden la cabeza de García. ¿Qué hará el pollo descabezado: descabezará a su lugarteniente o se hundirá con él? García ya ha anunciado que no dimite (¿sorpresa?). Triste destino el de ser dirigente del PP. Rajoy se pasó cinco horas llorando en un restaurante gimiendo por la injusticia del reglamento del Congreso. De Casado dicen que está deshecho por la injusticia. Y todas las injusticias son de casa. En un sistema rígidamente jerárquico solo hay una manera de ascender: defenestrar al superior. Diaz todavía tiene que demostrar que la tangana que ella misma desencadenó no va con ella. Los aspirantes a sus puestos es evidente que, en este caso, prefieren un dos por uno, y que ambos desaparezcan (y con García: tres). Quizás por eso los partidos son monolíticos, porque en cuanto se agrietan se desmoronan.

 

Casado dijo tras las elecciones de CYL que estábamos en un cambio de ciclo. No se le puede negar que es un visionario, aunque dudo que ese nuevo ciclo lo previera sin él. A veces los matices son importantes. Para el congreso extraordinario falta todavía un mes y durante ese tiempo todos van a conspirar contra todos. Un mes de vacaciones para Sánchez y de horas extras para todo el PP. Mañana veremos el primer acto con la sesión de control al Gobierno. Casado tiene anunciada su actuación. Será recibido con una gran ovación de la bancada que lo ha defenestrado. No es una cosa personal. Lo quieren, pero lo quieren más todavía lejos del poder. Creo que querrá despedirse a lo grande, dejando como legado la crispación más furibunda, sabiendo que tendrá que oír de la oposcición que no le apoya ni su partido. Dirá que lleva al PP en el corazón. Más ovaciones y… ¡adios Sr. Casado! Fue bonito mientras duró. Y el pollo descabezado saldrá del hemiciclo con la no-cabeza bien alta, definitivamente desangrado, listo para la cazuela.

 

El desgarrado. Febrero 2022.




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