» 21-06-2022

La 14-157 Legislatura. Elecciones en Andalucía. ¿Cambio de ciclo?

El primer dato bruto es que el PP obtiene una mayoría absoluta inesperada hasta por ellos. De rebote se impide el acceso de la ultraderecha al mando político efectivo; se constata el nuevo error de las encuestas; se magnifica el error de bulto de la izquierda que no ha sabido leer la situación (ni hacer oposición a Moreno) y se hunde, y por supuesto, se arremete contra el gobierno en ese golpe de Estado estratégico que es la descalificación y la acritud constante por parte de la oposición. El segundo dato bruto es que C’s desaparece y con él se resiente aquella apertura del bipartidismo a una política de bloques en el que no cabían mayorías absolutas. El tercero es que la ultraderecha gana dos escaños, es decir mejora sus resultados (al margen de si aspiraba a más) Los analistas sacan sus conclusiones (a tiro pasado)… lo que no supieron hacer por adelantado: hay un cambio de ciclo. Dependiendo de su filiación política arriman el ascua a su sardina, evitando la autocrítica y magnificando sus resultados. En especial el análisis del PSOE es lamentablemente ciego a la realidad, partido en el que además, los opositores a Sánchez se apresuran a pedir la ruptura con Unidas-Podemos. Casi podemos dar gracias de que no salgan voces anunciando (otra vez) el fin de la historia y el fin de la izquierda. Los más osados concluyen que ha sido un triunfo del candidato (conciliador, dialogante) y no del partido.

 

Pero al margen de “análisis” más o menos sesgados el otro dato bruto es que este gobierno ha hecho cosas positivas, teniendo en cuenta que desde que llegaron no se han producido otra cosa que desastres (pandemia, volcán, guerra, incendios, inflación, recesión…): subida del salario mínimo (sin el correlato del aumento del desempleo anunciado por la oposición), mejora sustancial del empleo precario (sin el correlato del aumento del desempleo anunciado por la oposición), mejora generalizada del empleo y de la economía, pactos sociales entre patronal y sindicatos (con la oposición del PP) y multitud de leyes que mejoran los derechos humanos, laborales y de género. El PP, incluso, se ha visto envuelto en una guerra interna entre Diaz y Casado que se ha saldado con la expulsión de este último y la proclamación de Núñez. La oposición a cara de perro ha sido la respuesta del PP/Vox/C’s a todo lo positivo que la izquierda ha hecho. De esos tres datos brutos (y no de las opiniones sesgadas) ¿se puede extraer alguna conclusión?

 

La primera es que el votante no percibe lo positivo de las políticas del gobierno y mira en otra dirección, leyendo la actualidad de forma irracional. Y no solo eso sino que el mero hecho del cambio de liderazgo en el PP es percibido como un logro cuando lo único que supone son guerras intestinas y ausencia de democracia interna (derrocamiento y proclamación). ¿Por qué se ha producido esa desconexión entre la realidad y la percepción del electorado? Los análisis políticos no dan una, lo que desorienta al electorado que no entiende que sesudos análisis se equivoquen y decide aplicar la cuenta de la vieja en economía y la empatía en política. Pero la principal causa de la desconexión es la forma de actuar de los partidos políticos que se han empeñado en que esa desconexión se produjera. Los partidos han tratado pertinazmente de que el electorado se fije en la simpatía o el talante de los candidatos, estereotipos históricos, sentido común, cordones sanitarios o el voto útil, adhesiones inquebrantables y fundamentalmente intoxicación de la opinión pública mediante todo tipo de artimañas. El pueblo no entiende la macroeconomía ni los análisis de los expertos, ni siquiera es capaz de distinguir quien es corrupto y quien no, quien cumple sus promesas y quien no, quien es honrado y quien no. Vota por instinto, por utilidad, por descarte, por empatía, por extravío de la razón, por eslóganes llamativos, por joder, por que lo dicen las redes sociales, etc. pero para nada por racionalidad política. Nos se escoge por esencias sino por apariencias. La desafección de los ciudadanos por la política ha conducido insólitas maneras de escoger a los candidatos.

 

La segunda es que la aparición de partidos alternativos al bipartidismo que pareció acabar con las mayorías absolutas en favor de una política de bloques se está desmoronando. Podemos abandonó a los indignados abrazando el comunismo de IU, perdiendo de vista que los indignados querían una alternativa a la izquierda militante y enzarzándose en una pugna con el PSOE por la hegemonía (el sorpasso). C’s hizo lo mismo desde el centro derecha, con un marcado sesgo utilitarista que lo aproximaba al fascismo. La falta de ideología propia ha acabado con ellos y eso abre las puertas de nuevo al bipartidismo, o quizás a un tripartidismo de geometría variable dependiendo de si la derecha y la ultraderecha se necesitan para conformar mayorías. Se disfrazaron de alternativas pero lo que realmente buscaban era desplazar a sus  correligionarios de ideología (PSOE y PP) para reconstruir el bipartidismo. A la confusión de esta percepción de los indignados y los utilitaristas ha contribuido no poco la estrategia de los partidos de intoxicar la opinión pública. Pero estas mareas (y la incorporación de votantes jóvenes que desconocen el franquismo y sus desmanes) ayudaron a que las adhesiones inquebrantables y las ideologías tradicionales desaparecieran. Cuando las ideologías desaparecen el utilitarismo fascista (de derechas y de izquierdas) se impone y de ahí que surja VOX y que el PP se coma a C’s.

 

No hay otro culpable de la desafección de los ciudadanos (que conduce a decisiones de voto irracionales) que la actuación de los propios políticos. El poltronismo (¡donde está mi silla!) y el utilitarismo electoral (¡todo por los votos!) han alejado a los políticos de los ciudadanos hasta hacerlos inconciliables. A los partidos no les interesa que el votante esté informado y en consecuencia intoxica, miente, insulta, haciendo de la difamación bandera política. Contra más virgen esté el votante más fácil es que se le engañe, contra más confundido… mejor. Y la derecha engaña mucho mejor. Ser conservador se percibe como algo positivo. Vestir bien, besar niños, ser meapilas, no contestar a las preguntas con educación, no entrar al trapo. Se vota por la apariencia, por la foto, porque nada más se sabe. Los debates son risibles, los programas han desaparecido del debate político. Los mantras extendidos por la derecha se mantienen como inamovibles. Los ricos no necesitan robar porque ya son ricos; la derecha siempre baja los impuestos; los radicales quieren romper España, y despojar a los probos trabajadores de su (exigua) riqueza. Los conservadores están mejor preparados. Los ricos tienen presunción de veracidad, etc.

 

La histórica legitimación para acceder al poder (los viejos, los nobles, los históricos -por sangre o por tradición-, los fuertes, los sabios…) sigue vigente en nuestra sociedad. La democracia (la soberanía del pueblo) se ha convertido en algo virtual  de lo que la única manifestación es el voto cada cuatro años. Es obvio que basta con manipular ese voto para que la democracia desaparezca. Y en eso estamos. Y la cuestión es que la izquierda está aliada con la derecha en esta falsificación de la democracia. Le llaman realpolitik o política de Estado. Pero es la dictadura de los partidos políticos… por otros medios. La partida la gana la derecha por goleada. El fascismo es conservadurismo, más utilitarismo, para obtener la desigualdad. Y ahí la derecha y la izquierda son iguales. Pero a la hora de sacar rédito, la derecha siempre gana. Si aceptamos que la política se ha convertido en la legitimación de los partidos políticos para detentar el poder, podríamos decir que este cambio de ciclo hace siglos que se está fraguando. Si se quiere explicar lo que pasa por los detalles, eso bastará a los voceros y feriantes de la política para salir del paso pero no explicará nada. El error de la izquierda de entrar en el fango como sistema de hacer política ha sido monumental. El fango es tierra y la tierra siempre ha sido de los propietarios.

 

El desgarrado. Junio 2021.




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