» 14-06-2023

La 14-166 Legislatura. Elecciones 28M-3. Fascismo y elecciones 1.

Parece que hemos tocado fondo. El resultado de las elecciones ha sido incongruente con los datos de la actuación durante la legislatura de los partidos. Es evidente que los datos favorecían al PSOE pues puso sobre la mesa una serie de “triunfos”: la reforma laboral, la actualización de las pensiones, la ley de la Eutanasia, la ley trans, la ley del sí es sí, la ley de memoria histórica, un cierto desmantelamiento del franquismo (la desacralización del valle de los caídos, la renomenclatura de las calles), etc. que se hacían acreedores de mejores resultados. Prescindiendo de si los fascistas pueden estar en contra de muchos de estos logros, muchos otros mejoran la vida de los más desfavorecidos (Pensiones, ley laboral…) o amplían las libertades individuales (Eutanasia, trans, sí es sí). Incluso algunas han tenido efectos secundarios contraproducentes como las reducciones de penas de los violadores. En política internacional hemos tenido el mejor cuatrienio de nuestra historia. La excepción ibérica en el precio de las energías, el notable prestigio de nuestro gobierno en Europa, nuestra sintonía con USA. También aquí hay sombras pues el abandono del Sahara a su suerte supone una ruptura con una línea de actuación de más de cuarenta años. Pero, en general - y hemos de contemplar que el periodo ha sido convulso, desde la epidemia de COVID, a la guerra de Ucrania, o el golpe de estado en USA- la actuación del gobierno ha sido razonablemente efectiva. Y más, si la comparamos con el desastre Rajoy al que la guerra de Ucrania ha dejado con el culo al aire a su cruzada contra las energías renovables.

 

No se puede decir lo mismo de la oposición. Hemos asistido al sellado del pacto con la ultraderecha (heredera del franquismo y del nazismo, y enemiga de las libertades individuales), con consecuencias sangrantes en, por ejemplo, CyL, donde las exigencias de los ultras superan todo lo imaginable… ante la condescendencia del PP. Hemos asistido a la defenestración del, líder del PP (Casado) a manos de una de sus baronesas: Diaz Ayuso, en una guerra por el poder, como poco, sonrojante, al margen de toda democracia interna, como corresponde, por otra parte, a un partido fascista. El nuevo líder y candidato a la presidencia no ha hecho sino contradecirse, equivocarse y dar bandazos entre el centro (teórico) y la ultraderecha y cuya única medalla es que es más asequible a las pretensiones presidenciales de Diaz Ayuso. También le debemos el embarramiento del campo de juego, exaltando todo lo negativo (aunque no siempre verdad) y evitando cuidadosamente cualquier propuesta positiva. La crispación ha llegado más allá de lo que fue con Casado (lo que parecía imposible) tras anunciarnos Núñez Feijoo en su toma de poder que había venido a acabar con ella. 

 

La cuestión es que las elecciones las ha ganado la (ultra)derecha y con los pactos indiscriminados con la ultraderecha la cosecha de alcaldes y concejales será cuantiosa. ¿Por qué hemos llegado a esta situación en que se han desconectado definitivamente los logros de los apoyos electorales? Hay varias razones que veremos en seguida pero lo que es inconstatable es que estamos ante un cambio de ciclo. La utopía de la elección de los gobiernos por el pueblo se ha truncado. El pueblo no atiende a los hechos y vota por otras razones ajenas a ellos. Dice Paul Virilio (“Velocidad y política”): “… ese poder criminal que sube de la masa en realidad no es más que una reivindicación política que retorna a lo incontrolado porque la vieja etología nacional -los ideales sociales- se ha vuelto subalterna y ya no moviliza (Virilio, 2006, 94). Esa es la primera razón: los ideales sociales ya no movilizan. ¿Qué hay pues en la mente del votante? Otras veces he enumerado estas razones: El interés de los políticos en ser irresponsables (salvar el culo) les lleva a intoxicar todo lo que pueden hasta que la verdad se hace inextricable. Los ciudadanos entienden que la política es cosa de los políticos y que tienen la obligación de ser honrados sin que nadie los vigile. Los que se interesan por la política están absolutamente alineados con su ideología y votan de acuerdo con ella y no por los aciertos o errores de los partidos políticos. En pocas palabras: El voto no es de evaluación sino de obligación (incluso de diversión ociosa, pues las elecciones son una fiesta como Eurovisión o la Champios league). 

 

El voto se realiza por exclusión (si no he ganado más dinero -o me han subido los impuestos- en la legislatura, probaré con los otros), por ideología (¡Yo voto a los míos), por castigo (no se han ganado la sopa boba, han actuafdo en contra de mis intereses particulares), por novedad (¡a ver que hacen estos nuevos!), por simpatía o por atracción (Al más simpático, guapo), por sus dotes oratorias (es decir por su populismo). Nunca por evaluación y emisión de un voto responsable. Deberíamos añadir la inversión que McLuhan predicó entre el medio y el mensaje (“El medio es el mensaje”). Lo importante (la verdad) no es lo que dice (el contenido) el medio (TV, radio, periódicos, internet, el discurso político) sino el propio medio. Los medios tienen presunción de verdad: si lo ha dicho la TV… es cierto. La ampliación de este teorema al principio de autoridad (si lo ha dicho un político… es verdad y a la generalidad de los medios (redes sociales) nos ha introducido en el reino de la posverdad, los bulos y los fakes. La verdad es ahora inalcanzable.

 

Pero este voto está mediatizado por el contexto en el que se produce. Y ese contexto varía sin cesar. Se suele resumir ese contexto diciendo que es una democracia occidental parlamentaria, como si en Occidente fuéramos más listos, la democracia no fuera una seudodemocracia o el parlamentarismo no fuera de pacotilla. El acenso del fascismo -que a tantos asusta- tiene sus raíces en ese contexto. Tal como lo ve Virilio: “Sea como fuera el fascismo jamás murió, no tiene que renacer, no para pequeñas historias sádico-museográficas y comerciales sino realmente porque representó una de las revoluciones culturales, políticas y sociales más acabadas del Occidente dromócrata” (Virilio, 2006, 105). Dromócrata: ciudadano de un mundo gobernado por la velocidad).

 

Virilio nos propone un mundo distinto del que inocentemente creemos habitar: La guerra no es un error de la paz sino parte estructural del mundo. El capitalismo es la alianza de la burguesía con la clase militar. Porque la clase militar no es algo que queda fuera de la ecuación social, es parte de ella (aunque siempre se las ha arreglado para escaquarse. La ciudad es una estructura de guerra, en la que el habitar es subsidiario. El mundo se ha militarizado hasta la saciedad. La disuasión nuclear es un chantaje que no está en manos de los gobernantes ni de los militares (en todo caso en manos de la IA). La metafísica que conocemos (ontológica, cuya categoría fundamental es el ser, la sustancia) no es la única ontología posible. Hay otra metafísica en la que la categoría fundamental es el devenir, el cambio, el movimiento y su atributo es la velocidad. Además del proletariado productivo (industrial) existe un proletariado militar. El fascismo es la consecuencia de este mundo en el que la guerra, la militarización de la sociedad, la metafísica, la velocidad y el transporte dominan sobre la paz, la sociedad civil, la ontología, el ser estático e inmóvil. 

 

Analicemos esa militarización que nos invade sin que parezca que nos demos cuenta. En 1975 no solo desaparecieron las dictaduras militares ibéricas de Franco y Oliveira Salazar, sino que desapareció la estrategia de la toma del poder -por parte de los militares- por el pronunciamiento o la asonada (el golpe de Estado militar). “la palabra dictadura tiene al oído una resonancia desagradable desde la experiencia fascista” (Marchais) (Virilio, 2006, 91). A partir de entonces los militares han iniciado una estrategia de invasión de la sociedad civil, en la sombra y en todos los campos tradicionalmente civiles. En la misma fecha la Comisión Trilateral afirma: “Hemos llegado a reconocer que si bien hay límites potencialmente deseables para el crecimiento económico, también los hay para la extensión indefinida de la democracia” (Virilio, 2006, 91). La “revolución de los claveles” portuguesa marca el ascenso de unos militares socialistas curtidos en la lucha colonial. “Pretendía transferir al conjunto de las fuerzas de la izquierda portuguesa a otro nivel, el de una civilización del ejército” (Virilio, 2006, 91). “El capitán Correia Jesuino… describe a los oficiales ‘de izquierda’ como etnólogos que estudian a un pueblo primitivo” (Virilio, 2006, 91). “En adelante, la revolución proletaria pasa obligatoriamente por las revoluciones de la institución militar en el seno del aparato constitucional del Estado, y en efecto, los principales actores que tomaron la iniciativa estos últimos años no son ya los grandes partidos políticos sino el ejército, los sindicatos y hasta los sindicatos en el ejército” (Virilio, 2006, 92). 

 

1) “… se está creando un diálogo apartidario entre las fuerzas del trabajo y la clase militar…” 2) “El juego sindical , relevado por el de las asociaciones criminales, tiende a reemplazar aquí completamente la administración y los servicios del viejo empleador burgués; en el Bronxs el orden reina gracias a la mafia… apuntando esta vez a una colaboración sin intermediarios con la clase militar… 3) “En Nueva York , los sindicatos municipales tienden a reemplazar la actividad productora de sus miembros  por la simple gestión de la crisis, convirtiéndose en administradores y banqueros…” 4) “En Francia el ejército dispersa ya a us personal a los puntos clave de las actividades civiles y refuerza a la policía en sus tareas de vialidad. El trabajo del proletario/militar es desde entonces la policía, de las rutas o los aeropuertos, la recolección de la basura en la vía pública… también las telecomunicaciones y el socorrismo… la lucha contra la polución, campañas para la defensa de los lugares arqueológicos, o la investigavción sobre el cáncer, la organización de numerosas manifestaciones deportivas y culturales… importantes empresas internacionales, salvataje de niños en Biafra, antenas quirúrgicas en zonas devastadas… salvataje de un grupo de rehenes” 5) “En un universo social inseguro… el ejército parece una fuerza de protección, un refugio” 6) “… maniobras-espectáculo para mantener las relaciones de buena vecindad del ejército con las poblaciones civiles… operaciones de relaciones públicas…” 7) “Nosotros no somos más que los gerentes de la Seguridad nacional” 8) “Organizar con especialistas de la publicidad una campaña de tres años…para cambiar la imagen del ejército”. (Virilio, 2006, 93-96)

 

“Al ejercito le interesa recuperar su autonomía de acción, redefinirse él mismo como servicio público capaz de asumir en el orden y la seguridad el mayor número, hasta la totalidad de las tareas de defensa civiles y militares” (Virilio, 2006, 96). “Y desde entonces, la penetración social está ligada con la evolución fulminante de las técnicas de penetración militar, cada avanzada vehicular deroga una diferencia entre ejército y civilización” (Virilio, 2006, 97). Hasta aquí este análisis del contexto (el ascenso del fascismo a través de las militarización de la sociedad) que ha permitido que el sistema electoral haga aguas. En la próxima entrega trataremos del fascismo tal como lo ve Virilio.

 

El desgarrado. Junio 2023.




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