» 28-07-2023 |
Las encuestas han fracasado. Todo parecía sonreír al PP (y lo que cuelga) y los resultados han sido otros, hasta el punto que solo puede formar gobierno la izquierda. No es la primera vez que pasa. En 2004, tras los atentados del 11M las elecciones recogieron un vuelco electoral que apartó al PP del gobierno en favor del PSOE. ¿Ha ocurrido algo parecido? o simplemente ¿Hay alguna explicación? Y ya por redondear la cuestión ¿es cierto que los españoles hemos parado a la ultraderecha, como dicen los medios, o existe otra explicación para la debacle de la (ultra)derecha? Todo esto y mucho más… a continuación.
Como he comentado otras veces el electorado está decepcionado y no encuentra el camino a las urnas (como no lo encuentran en la mayoría de los países desarrollados). Además he predicho que el avance de la ultraderecha es imparable (“La 14-166 Legislatura… fascismo y elecciones”). Eso supondría que el parón que ha sufrido la ultraderecha es coyuntural y que en las próximas elecciones seguirán su rumbo ascendente. Empecemos por 2004. En aquellas elecciones se produjo una movilización del electorado de izquierdas asombroso y contra pronóstico. ¿Por qué? Porque el electorado está hastiado pero no ha tirado del todo la toalla. Son las formas que la política ha adoptado: crispación, mentiras, intoxicación, populismo, demagogia, etc. lo que el electorado no acepta (no entiende: ni qué, ni por qué). Pero tampoco sabe que hacer para salir del atolladero. En aquella ocasión, los del PP -ensoberbecidos por el éxito de sus patrañas- tiraron un órdago a la grande: “Ha sido ETA” Y esa desfachatada afirmación, interesada y cobarde, encendió los ánimos de un electorado hastiado. Y se indignaron. Y pensaron que aquello no podía continuar. Y cambiaron el curso de la historia.
En esta ocasión, 23J, ha ocurrido algo parecido. La campaña del PP ha sido bochornosa. Todo ha valido con tal de hacer temblar el suelo bajo los pies de la coalición de izquierdas. Y parece que de nuevo el electorado ha pensado que se había llegado demasiado lejos: demasiadas mentiras, ningún programa, todos los insultos, todas las descalificaciones. Un electorado indignado ha vuelto a dar la vuelta a los sondeos. La realidad que los ciudadanos veían era que el gobierno lo había hecho moderadamente bien con grandes leyes sociales y haciendo frente a calamidades sin cuento. Nuestro prestigio internacional había subido (lo que no era difícil tras el títere de los bancos, ñas corrupciones y las muntinacionales al que se le arrebató el gobierno mientras lloraba amargamente en un bar). Tras un bloqueo de aproximadamente un año finalmente, Sánchez, orquestó un gobierno de coalición que consiguió suficientes apoyos como para ser confirmado por el Congreso. Y el resultado no fue ni mucho menos tan malo como vaticinó la derecha (que contaba sus días en la Moncloa por minutos). Entonces ¿Si la cosa no había ido mal (y sin duda mejor que con Rajoy) por qué toda esa inquina, esas mentiras, todos esos meme-ces, esa desfachatez en una palabra?
De nuevo ha sido la desmesura de la derecha tratando de revalidar un mandato que da por sentado que le pertenece por derecho divino, lo que ha indignado a los ciudadanos. Si el PP hubiera hecho una oposición dura pero sincera y educada esto no hubiera pasado. Ya no es la política lo que moviliza al electorado sino la zafiedad, la mezquindad, las mentiras gratuitas, el populismo, la demagogia, etc. A estas alturas, el electorado pasa de razones políticas (inintelegibles), de promesas que se incumplirán, de datos falseados y de campañas centradas exclusivamente en el otro. El electorado ve todas estas añagazas como un insulto personal… y se indigna, se cabrea y hace, precisamente lo contrario que se espera de él. Despecho, desdén, inquina, cualquir cosa que tenga que ver con las formas y para nada con los contenidos. El electorado es, hoy en día, un significante flotante. Y no es difícil saber por qué. Como el borracho que busca las llaves donde ilumina la farola, los ciudadanos analizan lo que pueden analizar (las formas) y deciden por ello. Pero cabreados, airados, porque son conscientes de que se les está tomando el pelo, engañando, intoxicando, etc.
La participación ha subido cuatro puntos hasta el 70,18% tras apuntar la derecha que 1) se hacían elecciones en Verano para ir a una baja participación; 2) no se había organizado adecuadamente el voto por correo con el fin de dejar a los ciudadanos sin votar; 3) se había producido pucherazo. No acertaron ni una. Como cuando aseguraron que la subida del salario mínimo aumentaría el paro. Y no aciertan porque no son previsiones fiables sino descalificaciones grosera. En la campaña no se habló de economía -esa gran baza de la derecha para obtener votos de acuerdo con el mantra de que la derecha sabe gobernar y la izquierda no. Era difícil con los datos del paro a la baja y las previsiones económicas al alza. Para más INRI se consiguió la excepción ibérica con lo que la subida de la energía (producida por la guerra de Ucrania) fue menor que en el resto de Europa. Por otra parte la idea de globalización se resintió poderosamente ante las practicas cuasi-delictivas puestas en marcha por Rusia. Nunca se echó tanto de menos las energías alternativas (alternativas y autónomas) que Rajoy desmanteló sin freno. Eso sin contar la gran bajada de los costes de instalación que la derecha arguyó como insalvables. La globalización de los cereales (solo se producen donde son baratos) ha tenido las mismas consecuencias negativas para la economía. Qué más decir de esa globalización que va en el credo económico ultraliberal.
No creo que haga falta añadir nada, así que hablemos de la ultraderecha. Los medios han entendido que las urnas españolas han parado a la ultraderecha en una proeza que no se da en Europa. Si la movilización del electorado por indignación (formal) fuera como he propuesto, entonces, no hemos parado una mierda. El (contenido del) credo fascista, sí que es entendido por la ciudadanía: racismo, homofobía, antifeminismo, recorte de derechos, coto a la inmigración, economía local (no a la CE), como expuse en el blog citado al encabezamiento, La ultraderecha está ahí y ha llegado para quedarse. Como dice Virilio su mensaje sociológico es demasiado importante como para que pensemos que es un fenómeno pasajero. El problema no es pararla (que es imposible) sino lidiar con ella. Recuerda, curiosamente, al caso del capitalismo. Volverán a subir en votos y será culpa de la miopía de los políticos.Para acabar me gustaría hacer una propuesta ¿Qué tal si mantenemos el gobierno en funciones hasta que acabe la legislatura? Sería lo mismo que ha hecho el PP con los cargos de los jueces que se han ido jubilando: no renovarlos para mantener una mayoría no refrendada por las urnas. Sabemos que no será así porque el encargado de formar gobierno será Núñez, pero la posibilidad de que se encargue a Sánchez no es tan descabellada una vez el PP demuestre que no es capaz de gobernar. ¿O es que pensabais que la buena disposición de Núñez en una situación imposible era patriotismo? Gran idea la de la derecha de cabrear a los independentistas (de derechas) para conseguir la ingobernabilidad. ¿O no?
El desgarrado. Julio 2023