» 13-03-2020

La 14- 22 Legislatura.Coronavirus 2 ¡Os habéis infectado por encima de vuestras posibilidades!

Hoy 13 se decreta el estado de alarma y se arremete contra los ciudadanos por irresponsables y por incívicos. Hoy también se inicia el cese de la actividad escolar en Catalunya y el cierre de locales de riesgo. Hasta antesdeayer se combatía más la alarma que el virus. Solo en los últimos días se ha pasado de la epidemia a la pandemia y de combatir la alarma a alarmar. Solo hace dos días los tertulianos condenaban las palabras de Merkel afirmando que el 70% de los alemanes se infectarán (es decir que caeremos casi todos). Hemos pasado de combatir el miedo a amedrentar, y condenar a los ciudadanos por haber seguido las instrucciones de los gerentes de la crisis. Se ha afirmado más que no se va a cerrar Madrid o que la situación está controlada, o que tenemos la mejor sanidad del mundo (¿por qué entonces la tasa de muertos de Alemania es netamente inferior?) a afirmar que estamos en una situación delicadísima y que los ciudadanos deberían estar continuamente atentos a los comunicados y en estado de expectación.

 

Somos expertos en este tipo de acciones. No reconocimos la crisis de 2008 hasta que fue demasiado tarde y entonces se arremetió contra los ciudadanos por irresponsables y por haber vivido por encima de sus posibilidades. Se afirmó que teníamos la banca más saneada del mundo hasta que se vio que no era así en absoluto y hubo que rescatarla por una cantidad de diez cifras. Todo con tal de salvar el sacrosanto culo de los políticos. Esta pasión que tienen los políticos por mantener su culo a salvo de cualquier eventualidad me hace pensar que algo pasa en esos culo. ¡Dime de que presumes y te diré de que careces! Pero además la credibilidad de los políticos depende de sus actos y sabemos que en España esa credibilidad es tan baja (del 15% según una encuesta de la UE) que cualquier cosa que diga un político no es creída. ¿Es eso culpa de los ciudadanos? No. Es culpa de los políticos, que han dilapidado su capital de credibilidad en luchas intestinas, mentiras interesadas y corrupciones generalizadas. La culpa de que los ciudadanos no crean a los políticos es enteramente de estos.

 

He comentado otras veces que las noticias no se jerarquizan por su importancia sino por el interés que tienen para las cadenas que las emiten, en una valoración comercial que atiende más a la originalidad, la primicia o la alarma que producen. He comentado muchas veces que las imágenes que acompañan a las noticias, tantas veces descontextualizadas, contradicen el contenido verbal de la información. No ha sido diferente esta vez. Tras poner imágenes de las calles vacías, la sexta ilustra la noticia del decreto de la alarma, con imágenes de archivo en las que se ve la Rambla de Barcelona llena de público. Los medios se quejan de las fake como la negación de la información, pero emiten imágenes y noticias que no se diferencian mucho de esas fakes ni por la nitidez ni por el lenguaje, ni por las imágenes que las acompañan ni por los intereses espurios que conllevan de competencia comercial. No solo los políticos salvan su culo. Habrá que pensar que el culo de los medios de información también tienen algo que ocultar.

 

Y con tantos culos que salvar se arremete contra los ciudadanos que han sido sistemáticamente desinformados. Los ciudadanos son conscientes de que la información es política y que los periodistas están vendidos a una u otra facción. Su verdad es una verdad parcial que es lo mismo que decir una mentira. Habría que hacer un pacto sobre la información como no se ha hecho un pacto sobre la educación (involucrada también en la manipulación de la información, en este caso de largo alcance). Para que alguien te escuche y te atienda es necesario que se haya desarrollado una presunción de veracidad que ni los políticos ni los medios tienen. ¿De quien es la culpa de que los ciudadanos no se fíen de políticos y medios? Desde luego no es de los ciudadanos. Es de políticos y periodistas. Pero ¡ay! estos tienen el culo blanco, cagan nata. Su culo es el soldado Ryan al que hay que salvar por encima, incluso, de la infectación generalizada de toda una nación. Y en esta situación los políticos y periodistas arremeten contra los ciudadanos: ¡Os habéis infectado por encima de vuestras posibilidades!

 

¿Se puede llamar al consumo responsable (no acaparar), a la socialidad responsable (no reunirse), al ocio responsable (no divertirse en común), a las prácticas de sanidad responsables (no contaminar) cuando el predicador tiene el rabo de estopa? Todo esto es un problema de credibilidad, credibilidad que hace tiempo que perdieron políticos y periodistas. Cuando los políticos y los periodistas decidieron que la verdad era una moneda de cambio deberían haber pensado que en situaciones extremas la credibilidad llega a ser una moneda de uso que en la cotidianidad es absolutamente necesaria. ¿Fueron los ciudadanos los que recomendaron a los políticos que ingresaran en la posverdad, en la que la verdad es instrumental, arma arrojadiza que no persigue convencer sino vencer, como así lo hacen las armas: con la muerte del oponente?

 

No son solo los políticos y los periodistas los únicos (pero sí principales) culpables de la banalización de los mensajes. Ahí están los astutos mercadotécnicos poniendo en el mercado las mercancías de la redención (mascarillas, geles desinfectantes, drogas milagro…), los charlatanes de la lejía como medicina, los inversores tratando de aprovecharse de la caída de las bolsas con esos repuntes de primera hora, los escépticos de las vacunas y los apocalípticos del fin del mundo. Y como no, los políticos tratando de arañar un puñado de votos creando zozobra y desconfianza. Vivimos en un mundo de intereses creados pero como tantas veces he dicho el último culpable “resultará ser el ciudadano que, en su inocencia deposita su voto en malandrines e ineptos que son incapaces de gestionar una crisis, y que después, le echarán la culpa. Ahora todo el mundo sabe lo que se ha hecho mal. Nadie lo sabía antes de que ocurriera. Entre el pánico y la catástrofe ya hemos caído en las dos. ¡Felicidades! No es extraño que robéis porque con vuestro cuantioso sueldo no alcanza para la enormidad de lo que hacéis.

 

El desgarrado. Marzo (negro) 2020.

 

Posdata: propongo prisión -permanente y no revisable- para los políticos que echen la culpa de sus errores a los ciudadanos. Un político es un gestor y si no sabe gestionar lo que debe hacer es irse. Un político no es un predicador. Para eso ya teníamos (tenemos) la religión. El incivismo (no hacer caso de recomendaciones) no es un delito, es una consecuencia. La consecuencia ineludible de la posverdad política y de la desinformación periodística. No solo de votar vive el ciudadano. También quiere protestar, y protesta con el voto (a VOX o a Bacteria) y con la actitud incívica. Eso sin contar que la gran mayoría están simplemente desinformados. ¡Idiotas!




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