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» 26-03-2020 |
Cada tarde a las ocho los ciudadanos rinden un homenaje a los sanitarios que nos están ayudando a salir de esta pesadilla que está resultando ser el coronavirus. Se les llama héroes, pero teniendo en cuenta que en España tenemos el número más alto de sanitarios infectados, ¿no se tratará de mártires? Estamos supliendo la falta de recursos sanitarios ordinarios (mascarillas, gafas, guantes, batas, polainas, etc.), con los recursos humanos poniendo en primera línea a los sanitarios inadecuadamente protegidos e insuficientemente equipados. Estamos pagando a los sanitarios con la muerte a cambio de una entrega que llega mucho más allá de la profesionalidad y de la vocación. ¿Se puede sustituir el equipo adecuado con aplausos y palmaditas en la espalda? ¿Se puede exigir la vida para paliar la imprevisión y la estupidez?
Porque todas estas muertes de sanitarios (14% del total) eran innecesarias. La prueba es que en otros países -que no tienen la mejor sanidad del mundo- no han ocurrido. Estamos ante las consecuencias de los recortes en sanidad que se produjeron en 2008 y que no se subsanaron cuando acabó la crisis, de la imprevisión cuando el ejemplo de China lo teníamos ante las narices, del ejemplo del caso de Italia que ya suponía la vecindad europea, de decisiones políticas de contención del pánico y de no suspensión de manifestaciones multitudinarias afines. Dice Montero que también se permitieron eventos deportivos. Es que también se habían tenido que suspender (lo del Valencia f. c. desplazándose al foco de contagio italiano, es delictivo). No podemos confundir lo que es sacar tajada política de lo que es tomar pésimas decisiones operativas. La infantería de esta guerra contra el coranavirus (y contra la estupidez de políticos y ciudadanos) son los sanitarios y se les ha puesto en primera fila sin los equipos adecuados.
La alarma ciudadana (no el estado de Alarma) se produce por la repentinidad de los sucesos. Lamentamos la muerte de 30 pasajeros de un autobús o la de 200 pasajeros de un avión. La de 1.000 muertos en un terremoto o una erupción. Estamos en 4.000 muertos y llegaremos a 10.000. No estamos ante un accidente, ni siquiera ante una catástrofe. Estamos ante una tragedia. Es evidentemente que las cosas no se han hecho rematadamente mal, no, por lo menos, peor que nuestros vecinos. Optar por la contención (como hizo China) sin masificar las pruebas de contagio (como hizo Corea). Ahora todos los analistas dicen que todas las medidas son pocas, las globales y las locales. Hemos menospreciado al virus y lo vamos a pagar. USA y UK (en una flagrante prueba de lo que puede modelar el prudente temperamento sajón el ultraliberalismo económico) han retrasado las medidas de contención y están al borde de convertirse en los países más castigados.
El virus que nos ataca y que nos mata -más allá del coranavirus- es el ultraliberalismo. El que nos obliga a vivir al día sin prever suministros, medidas preventivas ni stocks (en España). El que acaba con la sanidad pública y el estado de bienestar (en USA y UK). El que convierte a los políticos en campeones de la posverdad sin credibilidad alguna, en fieras defendiendo sus votantes y sus poltronas por encima de la vida. El que suprimió los sindicatos, el de las privatizaciones el del contubernio entre políticos y capital. Lo que nos está matando es un virus que se llama ultraliberalismo. Y para eso no hay vacuna, ni medidas de contención ni test rápidos. Eso cuando no se admite con una sonrisa que nuestros jubilados desaparezcan, mejorando el problema de las pensiones.
En esta carrera frenética por conseguir suministros sanitarios el gobierno central ha permitido que las comunidades se autoabastezcan. Eso supondrá desigualdad y despilfarro, y seguro que corrupción en una ocasión en la que los controles habituales (ya bastante devaluados) van a desaparecer por lo inusual de la situación. Habrá que hacer balance, cuando esto acabe, de todos los excedentes comprados alocadamente sin cálculo ni freno. De los trapicheos no nos enteraremos. El PSOE votará en contra de que se investigue (como cuando el rey emérito). Entonces sabremos que ha vuelto la normalidad. Para entonces los sanitarios ya serán oficialmente mártires. ¡País!
El desgarrado. Marzo 2020.