» 24-04-2020

La 14-34 Legislatura. Responsables.

Las muertes son dantescas; los contagiados, ingentes; la respuesta, lenta; la improvisación, evidente; las pérdidas económicas, cuantiosas; las consecuencias, desastrosas: la oposición, vocera y dispersa. Es momento de aunar fuerzas, de dilatar las críticas, pero no está de más que vayamos pensando quiénes son los responsables para las próximas elecciones. ¿De donde vienen estos lodos? Evidentemente el virus es el principal culpable pero ni tiene escaño, ni cotiza en bolsa. Debemos buscar en otro sitio. Analicemos:

 

1) Los políticos, son por decisión personal (no se obliga a nadie) los que se han otorgado la tarea de gestionar la vida de los españoles. Esa gestión podríamos inferir legítimamente que es para mejorar la vida de los ciudadanos. Por lo tanto son los responsables directos de lo que está ocurriendo. Si resulta que cuando hay pérdidas hay que socializarlas y cuando hay ganancias hay que privatizarlas, eso se llama fraude. Para ello se dotan de magníficos sueldos y complementos (dietas), que como hemos visto, cobran incluso cuando no les toca. Además roban con la aquiesciencia de sus compañeros (el que calla otorga) y se blindan para que la justicia no les pille: leyes ad hoc, amnistías, indultos, aforamientos, etc. En una palabra: no pueden tener ninguna queja. Es por ello que las quejas las tenemos que armar los ciudadanos. Gracias al estado cuasi-federal (gobierno central, autonomías, ayuntamientos) todos los políticos están involucrados en este desastre. Achacar los muertos al gobierno central que tiene traspasadas las competencias de sanidad es simplemente siniestro.

 

La imprevisión -por falta de I+D y de la inteligencia necesaria para adelantarse a los acontecimientos- los recortes en sanidad operados para favorecer a otros sectores de la economía (los empresarios, los bancos, las energéticas), las privatizaciones (poner en manos privadas la sanidad pública), el despilfarro por razones electorales (gastar en obtener votos lo que debería gastarse en I+D o en sanidad) y la corrupción (dinero público para mayor gloria de los ladrones), son las causas de la actual situación, y todas esas causas son achacables a los poíticos. No tiene sentido decir que era imprevisible. Para hacer frente a lo previsible no hacen falta políticos, el sentido común basta. Ellos están ahí para las situaciones extraordinarias. Casi cien mil políticos (y miles de asesores no salidos de las urnas) deben servir para algo.

 

2) Los profesionales. Con 30.000 sanitarios infectados por falta de material sanitario de protección y varios muertos, me parece rocambolesco echar la culpa a los sanitarios. En su caso, sí, se enfrentan a una situación cuyo saber no está definido. La ciencia no puede inventar su saber. Debe experimentarlo. Si realmente el gobierno está atendiendo a las directrices de los profesionales (cosa que seguramente se hace con matices) las discusiones sobre si se deben cancelar eventos o ferias, suavizar o adelantar el fin del confinamiento, liberar los niños a las calles o discutir si las compras de material sanitario han sido o no acertadas, es ocioso. Especial comentario merecen los especuladores tanto los de material sanitario como los de alimentación. Por muy capitalista que sea nuestro sistema (basado en la oferta y la demanda) hay que tener un cuajo notable para aprovecharse de la población haciéndoles pagar 15 veces el valor de una mascarilla, de un test o para apretar a los agricultores para que bajen los precios (con lo que se mejoran los beneficios sin que se note en los precios al consumo). Los farmacéuticos también tienen su miga. Primero se forran vendiendo geles (a 15 €/l.), luego se lamentan de que compran caro, y finalmente se niegan a vender a los precios marcados por el gobierno lo que habían comprado caro para especular, tras silenciar a las voces que proponían vender a precio de coste. De las multinacionales farmacéuticas ¿qué decir que no sepamos ya? Tratar de vender medicamentos amortizados para nuevos usos y esperar a que los gobiernos hagan la investigación básica para aprovecharse de la venta de vacunas (que promete ser gloriosa). Los de Globo han aprovechado para bajar los pagos a riders a la mitad. ¡Ole ahí tus cojones! Los camellos en su línea y los maltratadores curiosamente pacíficos.

 

3) Los ciudadanos son, como siempre la cabeza de turco de la situación. Los descerebrados que rompen el confinamiento, hacen una fiesta o se van a la playa son denunciados por los medios y por las fuerzas y cuerpos profusamente, aplicándoseles la ley mordaza (esa que todo el mundo quería derogar). Más de 600.000 denunciados que a 1.000€ son seiscientos millones €. En general el confinamiento se ha cumplido de forma ejemplar, las colas en los super o farmacias son modélicas, las medidas de higiene incluso mayores que las decretadas. Para un pueblo de indisciplinados y anarquistas como el español me parece asombroso. ¿Y que decir de los niños? Ni una queja. Se puede achacar al miedo pero también se puede admirar su sentido de estado (de Alarma). Ese sentido que los políticos no han demostrado ni por un momento. Porque si los ciudadanos no obedecen es porque han perdido cualquier tipo de confianza en unos políticos en los que no confían y a los que no creen. Sin embargo, ellos a lo suyo: a mentir, a desacreditar, a difundir bulos, manejar granjas de boots y acusar al gobierno de perseguir a los que dañan su imagen (que también), a crear un clima de desesperación. Y sobre todo a no llegar a acuerdos que puedan acabar con esta lamentable situación lo antes posible, anteponiendo sus intereses personales y partidistas a la vida de los ciudadanos. ¡Qué asco!

 

Dentro de unos meses habrá elecciones (si seguimos con la pauta de unas elecciones por año que tanto les gusta). Entonces será el momento de evaluar quien ayudó a los ciudadanos y quien los machacó. Ahora que tenemos tiempo es el momento de tomar notas porque después cambiarán el discurso y lo que no se apunta se lo lleva el viento. Pero no anotéis los lamentos de los políticos. Apuntad los hechos. No se trata de votar a los que mugen sino a los que aran, Como los bueyes.

 

El desgarrado. Abril de 2020. Acabada la primera cuarentena empezamos, sin solución de continuidad, la segunda.




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