» 16-06-2020

La 14-39 Legislatura. La política obscena.

Ob-sceno es lo que se produce fuera de la escena, fuera del foco (de la luz y los taquígrafos decía Fraga a quien le cabía toda España en la cabeza). Para comprender cabalmente lo que voy a exponer se necesita repasar un blog anterior “Filosofía y política 7. Heidegger y el fascismo. Habermas” porque no se puede entender lo que voy a decir sin tener una idea de lo que es el fascismo. Recordemos que el fascismo se asienta sobre cinco puntos: 1) estamos en una crisis de valores, (cualquier tiempo pasado fue mejor… por ejemplo el franquismo), 2) hay que restituir el sentido de la propia nación (América first o el empleo para los españoles y expulsemos a los extranjeros). Se acuña el concepto de “constitucionalismo” para deslindar el legítimo independentismo de los activistas del postureo patriótico 3) la fuerza bruta es la fuerza por excelencia. (Todo vale porque el fin justifica los medios), 4) el pragmatismo (el espíritu) es ineludible porque las ideologías son las que produjeron el comunismo y el nazionalsocialismo (y el ultraliberalismo y la Iglesia como poder material, que siempre olvidan), 5) el coraje es el ímpetu con el que se debe llegar adelante esta empresa (¡A por ellos que son pocos y cobardes! La verdad está de nuestro lado).

 

Pero estos fascistas con los que ahora nos enfrentamos nos son los mismos que provocaron la segunda guerra mundial. Han aceptado el juego parlamentario, aunque no han aceptado el pluralismo político. Siguen poseyendo la verdad. Se toman el juego político como una estrategia que nada tiene que ver con la democracia (en eso no han cambiado) y al que aplican su concepto de fuerza: el fin justifica los medios. Saben que parte de sus presupuestos no son bien vistos por la mayoría de los españoles y eso les impediría, a perpetuidad, llegar al poder. El feminismo, el colonialismo, la altersexualidad, los derechos fundamentales, el estado del bienestar (derechos sociales -como jubilación y paro-, sanidad, educación, derechos laborales, dependencia) con los que el fascismo comulga mal como con el estado laico y la simple democracia. No queda más remedio que disfrazarse de corderos y no explicitar sus propuestas sino enmascararlas. Aquel coraje con el que se enfrentaban al mundo porque se sabían en posesión de la verdad (religiosa, moral, social) ha desaparecido. Ahora son taimados actores del oscurantismo y el disimulo.

 

Y ahí entra en juego la obscenidad. Sus verdaderas ideas se escenifican en otra escena. El estilo masón, el secretismo -que tanto odió Franco- es ahora su modus operandi. Cualquier idea que pueda ser políticamente incorrecta es camuflada, tergiversada, escondida. El modelo a seguir ha sido Marine Le Pen, la heredera del gran artífice de la ultraderecha gala: Jean Marie pero al que ha añadido la mentira y el postureo abandonando el coraje que siempre distinguió al fascismo. Pero no penséis que esa actitud es privativa de la ultraderecha sino que ha sido practicada por el PP (antiguo centro-derecha, hoy en las filas de la ultraderecha). Actitudes como privar de fondos a la dependencia, quitar las ayudas al Plan de energías alternativas (con consecuencias catastróficas, por cierto), financiar asociaciones fascistas independientes en las áreas del terrorismo (manos unidas), del activismo judicial (Abogados cristianos), del contra liberalismo sexual (hazte oír), o llamar ley de seguridad ciudadana (ley mordaza) a una ley de represión de libertades fundamentales, que hagan el trabajo sucio mientras el PP se manifestaba al margen, han sido habituales en el gobierno de Rajoy. Lo importante ha sido siempre el cambio de escena: la obscenidad.

 

El buen hacer del gobierno en la gestión de la crisis del coranavirus (¡Increible, no? ha puesto muy nerviosa a la ultraderecha. Lo que ya se previó como una oposición feroz se ha convertido en un programa de acoso y derribo. Las mentiras intoxicantes se suceden (lo demuestran las encuestas: ningún ciudadano sabe quién es el responsable de los distintos desmanes: contagios, escasez de material sanitario, residencias de ancianos, crisis económica). Se miente con desparpajo acusando al gobierno de los muertos cuando sabemos que los recortes en sanidad, en I+D, en suministros de material sanitario y las privatizaciones (de la sanidad y de las residencias) -prácticamente responsabilidad en su totalidad del PP- son los responsables de lo sucedido. Se acusa al gobierno de tomar las riendas del estado de Alarma tildándolo de golpe de estado cuando es una medida plenamente constitucional. No se apoyan las renovaciones del Estado de Alarma cuando luego sus CCAA no se atreven a tomar las riendas y suspenderlo cuando pueden. En el caso de la comunidad de Madrid incluso se ha practicado la eugenesia con los mayores achacando la responsabilidad al socio del Gobierno.

 

Política obscena en la que la mentira y el disimulo se ha convertido en la norma. Los políticos saben que los ciudadanos oyen las noticias poco y mal debido a la alta polarización política de los medios y las mentiras continuas de los propios políticos. Lo que al principio fue una tendencia ahora es una estrategia. Pero los fascistas son los que más lejos han llevado este infame proceder. Porque se trata de intoxicar de que la verdad sea imposible de desentrañar, de que la desinformación sea la norma y que el voto informado sea imposible.  ¡Difama, que algo queda! La pelota está en el tejado de los ciudadanos. Somos nosotros los que debemos tratar de informarnos para poder decidir nuestro futuro. ¿No lo haremos, verdad? Total por una mierda de futuro no merece la pena molestarse. Luego hablaremos de sostenibilidad.

 

El desgarrado. Junio 2020.

 




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