» 13-12-2019

La 14-9 Legislatura. Pactando la investidura.

La ultraderecha extendida (UE) juega a la puta y a la Ramoneta diciendo que nunca votará la investidura y que Sánchez no lo llama, como si fueran dos cosas distintas. Que Sánchez (PSOE) se deje ganar la posición por estas estupideces es lamentable, pero por otra parte si no hubiera sido esta excusa hubiera sido otra, puesto que la estrategia es encontrar el resquicio por el que meter el puñal.  Arrimadas (C’s) dice que está gestionando la gran coalición. En su más puro estilo barriobajero la UE ya hace tiempo que ha iniciado su oposición con una campaña de acoso y derribo como siempre a hecho, desde aquel ¡Váyase Sr. González! que popularizó Aznar al pacto con los rompespañas de Casado. La elegancia y el fair play nunca ha sido el tipo de juego que la UE ha optado por desplegar. Lo suyo es el barro y la mierda y a ello se emplea con la fruición de una mosca. Pensamos que Hernando era insuperable en su zafiedad y en su grosería pero nos equivocamos. La Álvarez le supera. Incluso nos recuerda a aquel otro Álvarez que enfangó hasta la saciedad el campo de la lucha contra ETA con tal de arañar unos votos.

 

El pacto ahora es mucho más difícil que en el anterior intento. El optimismo inveterado de los políticos les hizo pensar que las cosas mejorarían tras las elecciones. Esa cortedad de miras y esa omnipotencia de las ideas: lo que deseo es lo que sucederá, les ha conducido (nos ha conducido) a la catástrofe. Solo acertó VOX. Todos los demás están peor. Bueno. Teruel está mejor, pero es que viene de muy abajo. Arrimadas todavía no ha decidido si su partido es de centro o de ultraderecha. El tiempo le ayudará a distanciarse de la genialidad de Rivera que le costó la casi totalidad de su pecunio político. Puede optar por refundar el centro o por desaparecer, engullido por el PP. Pero lo tiene que hacer sin ofender a Rivera que se ha pasado al papel couché.

 

Abascal (VOX) duda entre si suavizar el mensaje (que no las ideas) o descararse. El cuerpo les pide descararse. Poco a poco se irán hundiendo en ese pozo de mierda que es su ideología: fascista, neonazi, franquista, retrógrada, rancia, misógina, homófoba, negacionista del cambio climático y de la evolución de las especies. Como buenos fascistas no renegarán del coraje legionario, de ofrecer el pecho para defender sus ideas. Las micro-sensibilidades que han atesorado amorosamente (cornudos, cazadores, toreros, meapilas, anti-abortistas, anti-eutanasia, anti-progres, mata-moros, etc.) pronto empezarán a mostrar sus diferencias. En cuanto se acabe la borrachera del éxito.

 

Los nacionalistas (ERC, Convergencia, CUP) catalanes, tienen un lío interno de órdago. Cuando por fin Esquerra ha conseguido superar a Convergencia (después de múltiples anuncios) ahora parece que les entra el miedo escénico y que no se atreven a liderar el independentismo. La sombra de Puigdemont es alargada. No olvidemos que son tres partidos de izquierdas, de derechas y de ultraizquierda: una transversalidad de libro. Y aunque lo que importa es la independencia (la bronca vendrá luego) la verdad es que les cuesta mucho aunarse. ERC trata de evitar que Convergencia le afee la conducta si apoya un gobierno en España aún cuando todos saben que es lo que más les conviene. La gran coalición sería nefasta para los intereses de Catalunya. Pero como Convergencia ha optado por la violencia de los CDR y de Tsunami, le da igual. Su política declarada actual es contra peor, mejor, y las algaradas en la calle se reiniciarán en cuanto Torra lo ordene. Así las cosas la posición de ERC es una incógnita y deshoja la margarita esperando que alguno de los acontecimientos que se esperan le facilite la decisión.  Sinceramente creo que no habrá cojones.

 

Mientras los bisagras se aprestan a sacar tajada de su apoyo a Sánchez: todos tienen algo que pedir -y el PNV ya les enseñó que a río revuelto ganancia de pescadores-. Un río de millones para contentar a sus electores. Pero el patetismo alcanza su clímax con el PP. El PP no tiene razón alguna para oponerse a Sánchez más allá del mantra de los golpistas y los terroristas. Porque PSOE apoyó la investidura de Rajoy en una situación similar y que el PP no lo haga es, ni más ni menos, que deslealtad constitucional. ¿Se puede salvar España por un lado mientras se es desleal con la Constitución por otro? ¿Se puede “llegalizar” partidos constitucionales como los nacionalistas mientras se pacta con la ultraderecha declaradamente inconstitucionalista y que para colmo te llama “derechita cobarde”? ¿Se puede exigir que se comuniquen contigo cuando estás mandando mensajes continuos de que no quieres comunicarte?. Es una esquizofrenia continua y la esquizofrenia es el síntoma de que se ha perdido la razón.

 

La extrema inseguridad en la que se mueven los partidos en esta España invertebrada hace que sus movimientos sean erráticos e imprevisibles. El PSOE se mueve entre el partido de estado (los poderes fácticos) y la militancia de izquierdas que simpatiza con Podemos. Podemos se debate entre el comunismo y el transversalismo, recientemente ocupado por Más país. ERC tiene la imperiosa necesidad de desligarse de los herederos de Convergencia si quiere de una vez ser el referente de los catalanes. El PP se debate entre C’s y VOX que le acosan por la derecha y por la izquierda. Los nacionalistas se debaten entre el separatismo y el integrismo. Todos fluctúan, todos zozobran de una u otra manera y en este panorama todos se mueven con pies de plomo porque (como mostró C’s) un error puede ser fatal. Aquel simple esquema de derecha-izquierda, en turno histórico de partidos y con posibles encuentros de estado en el centro, se ha convertido en un caleidoscopio, en un fractal de dimensiones fraccionarias que ninguno está preparado para manejar. El más moderno, el que mejor sepa leer la situación será el que se lleve el gato al agua. La pregunta es ¿Ese partido existe?

 

El desgarrado. Diciembre 2019.

 




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