» 01-02-2024

La 15-2 Legislatura. La política del culo.

Estamos instalados en la política de la crispación. No lo comprendo pero lo entiendo. Si yo fuera político y por tanto conociera mi forma de desenvolverme, odiaría a cualquiera que fuera como yo: político. La única relación posible entre políticos es la crispación, la guerra continua, el uso de todas las trapacerías, un juego entre tahures, trileros, ventajistas, fulleros. Y aunque la filosofía entiende la política como el ámbito de la acción, ellos prefieren mantenerla en el ámbito de la dicción. Como decía el chiste: ¡Total. Pa’ cagarla! Ellos son conscientes de que si actúan la cagarán, por lo tanto es mejor el quietismo más absoluto, pero que, para  no sea delator, hay que hablar hasta la extenuación, como si fueran feriantes, speakers, sacerdotes o cerdos en la matanza. La ponzoña está en la lengua y a eso se dedican: a emponzoñar.

 

Pero como a aquella se le gastó el amor de tanto usarlo, e estos se les ha gastado cualquier juego de lenguaje y han acabado en el lenguaje-ponzoña, el insulto procaz, la descalificación grosera, la mentira escandalosa, la cita inexistente, la acusación sin pruebas. No defenderé que el lenguaje tiene como prioridad la verdad. Todos sabemos que el lenguaje es un vehículo de emociones y solo con la aparición del logos (hace 25 siglos) se articuló la ficción de que el lenguaje vehiculaba la verdad. Pero la cosa no ha parado ahí. No solo se miente a más y mejor sino que se ha perdido la consistencia: se acusa al oponente de, precisamente, lo que caracteriza al acusador. Es el juego del ¡y tú más! transformado en ¡yo no, tú sí! El argumentario ha sustituido al argumento individual: ¡más caga un buey que cien golondrinos! Los soldados de la palabra se armonizan para el ataque repitiendo el eslogan de turno, con las mismas palabras,  para que el cándido escuchante memorice enseguida el mensaje. Y cuando ensoberbecido por el combate se pasan tres pueblos y los medios de manipulación se lo reprochan, se “disculpan” añadiendo leña al fuego: ¡pues sí, dije hijo de puta, que con la fruta no se juega! o con la coletilla del Pisuerga, que como pasa por Valladolid se presta a cualquier meandro: ¡sí… pero…! 

 

Sabemos lo que hay tras de esta estrategia: la política del culo: 1) una poltrona en la que acomodar el culo (permanecer en el cargo a toda costa: no dimitir, ganar elecciones, crear puestos alternativos para cuando haya que permanecer en estand-by; 2) salvar el culo, sea como sea. La irresponsabilidad legalmente constituida (que para eso son ellos los que hacen las leyes), el compadreo (omertá) de jamás denunciar al compañero corrupto y si todo falla: el aforamiento, el indulto y la amnistía… quizás Dubai; 3) el teorema del culo: al amigo el culo, al enemigo por el culo y al indiferente, la legislación vigente. Llamadme tiquismiquis (o suspicaz) pero no me parece excesivo llamar a esta política la política del culo. 

 

Mentir se ha mentido siempre. González no ordenó la guerra sucia. Los iraquís tenían armas de destrucción masiva. El vertido del Prestige eran unos hilillos, el “virus” de la colza se mataba si se caía de la mesa, en 2008 no había crisis, los bancos españoles eran los más seguros del mundo, el rescate de los bancos no nos costaría a los españoles ni un duro, etc. Veo a González en la TV defendiendo las nucleares. Los residuos de las energías alternativas son tan dañinos como los residuos nucleares, dice. Si no fuera porque es imposible (puestos en los consejos de administración, aparte) diría que las energéticas hablan por su boca. Seguimos sin saber quien era el enigmático M. Rajoy de los papeles de Bárcenas. Lo que no se había conseguido hasta ahora es que las mentiras en los discursos superaran a las verdades. Se miente a razón de una mentira por cada frase. Han aprendido a  mentir hasta cuando se callan. 

 

El PSOE y Junts nos mienten cada vez que hablan (por eso quizás presumen de herméticos cuando dialogan: para no agotar el cupo de mentiras). Siempre parece que se ha acabado de ceder y siempre se cede algo más. De nada sirve firmar acuerdos si luego se interpretan de forma creativa. Pero también nos mienten los expresidentes que consideran inconcebible la situación cuando todos guardan cadáveres en el armario y no cualquier tiempo pasado fue mejor. La oposición ha perdido las elecciones, ganándolas porque todo el mundo menos el PP le hace un cordón sanitario a los ultras. Pero no es la mejor actuación del PP: enfrascado en una campaña electoral eterna, con la crispación como munición. Núñez sale cada día por lo menos dos veces en las noticias y ha tenido que multiplicar el número de portavoces para que ellos también puedan lucirse. Instalado en el “no” a todo acusa al gobierno tanto de lo que hace, como cuando eso mismo no lo hace. El mediador era una estupidez hasta que lo pidieron ellos para zafarse de su obligación constitucional de renovar los cargos del poder judicial. Sánchez cede ante todo lo que le exige Junts y además es humillado cuando no lo hace. Sánchez es demasiado dialogante y hermético; arrogante y humillado; ambicioso y conformista; 

 

No es agradable ver como el gobierno de España es zarandeado por Junts el primero en busca de poltronas y el segundo tratando de evitar la cárcel. Pero tampoco lo es ver a la oposición haciendo toda clase de trampas para ganar por la crispación lo que no ganó (que ganó pero que perdió) por los votos y las alianzas postelectorales. En general creo que la situación es de vergüenza ajena. Podemos se alinea con los ultras por despecho. Junts por estrategia política. El PP por afinidad de pensamiento y en recuerdo de la herencia común. Los más razonables parecen los nacionalistas vascos y catalanes que han aceptado su papel de comparsas políticos, como tantas veces se les pidió y ahora no se les perdona. Me parece una pérdida de tiempo acusar al PSOE de asociarse con exterroristas y exgolpistas rompespañas cuando el PP se asocia con los herederos de la sangrienta dictadura fascista. Simple y llanamente cada uno se asocia con quien le conviene y los votantes lo aceptan o lo condenan. Solo gobernando se puede cambiar el rumbo de España y eso hace razonable que todos quieran gobernar  (hasta las minorías). Aducir ambición personal obliga a pensar que el mejor político es el que no tiene ambición, cosa difícil de aceptar y que el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Es retórica. El campo está absolutamente empedrado.

 

¡Chicos: lo hacéis con el culo! y nadie comprende porque os dedicáis a puto defender España cuando lo que hace falta es puto defender a los españoles. Dice el (machista) refrán que la mala partera le echa la culpa al culo. No me parece de recibo cuando los reyes del culo -los políticos- no solo no le culpan sino que hasta lo menean con orgullo. Y la iglesia de los pederastas sin poder meter baza en un tema que ancestralmente le ha parecido de su incumbencia. 

 

El desgarrado. Febrero 2024.

 




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