» 05-12-2023

La 15-2 Legislatura. ¡Se acabó!

Hoy día cinco de diciembre, víspera del aniversario de la Constitución, el desmadre político de España ha tocado fondo. Orriols -un polítologo asesor de tertulias- hace el siguiente análisis. Estamos en la política ficción. Nos hemos instalado en el relato (es decir en la ficción). Los referentes para nuestra política no son nuestra Constitución sino lo que dicen nombres extranjeros que ni rinden cuentas al electorado español, ni deberían injerirse en asuntos extranjeros (si no fueran invitados a ello, constantemente, por unos políticos capaces de todo con tal de armarse de razón). La testosterona es la marca de la política en donde se habla de humillaciones (Aznar) y de arrastrar por el fango. Farreras tercia “Pero eso es mundial” a lo que responde Orriols: ”¡No! Es español. Los políticos son rehenes del capitalismo. No solo no hacen nada para mejorar las cosas sino que colaboran en todo tipo de masacres humanas, políticas y económicas. Es posible que en alguna época los políticos sirvieran para algo, pero no ahora. Y cuando algo no sirve, se tira.

 

En la calle, en ese mismo instante, el presidente del PP ofrece la enésima excusa para no renovar el poder judicial (cambiar la ley y renovar los cargos… a la vez) y añade: “Nunca nos hemos opuesto” El portavoz del PP afirma que el PSOE no es un partido de Estado y por tanto no se puede pactar con él, ni la renovación del CGPJ, ni nada y añade: desde el principio de los tiempos estamos de acuerdo en renovar el CGPJ. El alcalde de Madrid reinterpreta las palabras del consejero de justicia de la CE y afirma que ha dicho que se adelante la reforma a la renovación (exactamente lo contrario que ha dicho). Oímos a Oreja, exministro del interior con Aznar que afirma ante una audiencia de niños de 14 años, flanqueado por dos monjas en un colegio religioso, que España está en caída libre, que es ETA quien manda, que fueron los atentados de Atocha del 11M (sin entrar en la autoría, dice) los que originaron la actual situación. Nos hemos instalado definitivamente en la ceremonia de la confusión y en el relato delirante.

 

En el mundo estamos inmersos en dos guerras de exterminio en las que el objetivo son los civiles: mujeres y niños. La diferencia es que mientras en Ucrania los países Occidentales han armado a la invadida Ucrania, en Palestina no ha sido así, e Israel masacra en un genocidio sin precedentes al pueblo palestino. Cuando la ratio de bajas es de 16.000 a 80 víctimas, no se trata de una guerra. Se trata de un exterminio. ¿Que hace falta para que el mundo se de cuenta de que los israelitas son unos genocidas? A partir de la primera guerra mundial los civiles han sido las víctimas preferentes de las guerras. Hemos llegado al límite: conseguir que todas las bajas sean civiles. El sueño de los militares se ha hecho realidad. 

 

Por otro lado, mientras las clases trabajadoras pagan un 20% de impuestos directos, las grandes corporaciones pagan entre un 3 y un 8% mientras exportan sus ganancias -e incluso su negocio- a paraísos fiscales. Los impuestos indirectos son independientes del nivel de ingresos, es decir mucho más gravosos para los pobres que para los ricos. Los ciudadanos somos el combustible de la sociedad, los que morimos en sus guerras y los que pagamos su desarrollo. Matrix se ha hecho realidad. Los políticos colaboran con los empresarios en el contubernio más sangrante que se haya hecho nunca: el capitalismo de gestión. Capitalismo que ha ganado mundialmente la batalla de la in-emancipación del ser humano. De ahora en adelante solo nos queda el sometimiento, la soguzgación. Los petroleros organizan la cumbre del clima. China e india contaminan 9 sobre lo que debería ser 1,5 y no están dispuestos a a ajustar su nivel de contaminación. La humanidad se dirige a su desaparición por su propia mano. Este es el legado que dejamos a nuestros hijos, esta es nuestra sostenibilidad. Ha llegado el momento de que los ciudadanos nos defendamos.

 

El sistema representativo político (son los políticos, enmarcados en los partidos, los que defienden nuestros derechos en los Parlamentos), se ha mostrado inoperante. Instalados en la testosterona, en las ficción (el relato delirante), la lógica ilógica del argumentario, los referentes abstrusos y extranjeros, se ha alcanzado la política ficción (Orriols). La realidad solo es un referente lejano para una democracia de ficción. Los políticos defienden su puesto de trabajo (poltrona) y para ello su primer afán es recaudar votos y pactar escaños. El sistema representativo político que nació en la revolución francesa, ha fracasado. Y por tanto hay que cambiarlo. No serán los políticos los que lo hagan (ellos están muy bien posicionados) tenemos que ser los ciudadanos. La revolución es inviable (todos tenemos mucho que perder (en este aspecto el capitalismo ha hecho los deberes), por lo tanto debemos actuar desde dentro del sistema. 

 

El voto es inoperante pues, absolutamente mediatizado, solo nos lleva de una a otra facción, todas igualmente inoperantes. Nuestro auténtico enemigo, el que se opone a nuestra emancipación y nuestro desarrollo, es la clase política  (y sus cuadros: los partidos), conchabada con el capital. El eje izquierda derecha es, hoy, una ficción. Todos somos capitalistas. Unos ricos y otros pobres; unos esclavos y otros amos; unos sometidos y otros sometedores, pero todos capitalistas. La lucha derecha/izquierda ya no tiene sentido. El problema se ha desplazado de las fábricas a la sociedad entera, y ese problema es la desigualdad. No la desigualdad de obreros y patronos, de trabajadores y empresarios sino la desigualdad de hombres y mujeres, inmigrantes y metropolitanos, heteros y altersexuales, capaces y discapacitados, mayorías y minorías, animales y racionales. Pero sobre todo políticos/ciudadanos. Ellos son los auténticos enemigos.

 

Internet ha acabado con el problema de la representación. Podemos votar cualquier ley sin necesidad de representante. Y deberíamos poder intervenir en la confección de cualquier ley de modo directo. Si existe la Wikipedia y las criptomonedas (ambas sin autoridades que las rijan) también puede existir la legislación por consenso. Los políticos deberán quedar reducidos a meros asesores en un mercado libre. La asamblea (la democracia directa)  le habrá de  ganar la partida a la representación. No acabaremos con la democracia sino con la representación. No acabaremos con la separación de poderes (aunque un sistema de juicio por algoritmos no parece desdeñable). Necesitamos al ejecutivo, al legislativo y al judicial (separados, a poder ser…), pero como empleados de la soberanía popular. Es evidente que la votación de leyes o la justicia necesitarán de ajustes complicados, pero al igual que existen jurados (que operan por consenso), de la misma manera se podrían establecer jurados de leyes, con tantos miembros como se desee. Pero esa situación está de momento demasiado lejos y es de momento utópico como para que nos preocupe. Con lo que hay que acabar es con la representación. Y debe ser desde dentro del sistema.

 

Propongo crear un “partido” que aglutine las voluntades de los ciudadanos que piensan que la política debe intervenir en la mejora de la vida de los ciudadanos al margen de ideologías decimonónicas. No es difícil, hasta los revolucionarios franceses lo previeron: libertad, igualdad, fraternidad. No coartar la libertad sino por el bien común, no permitir que nadie sea más que nadie. Colaborar, consensuar, adherir. Todo esto ya existe (aunque no se use) son los derechos humanos y humanitarios. Ese es el ideario de la nueva formación. Evidentemente será  asamblearia y su sede será internet. No aspiramos a ser mayoritarios sino partido bisagra. Tal como los partidos nacionalistas consiguen dirigir la política, así lo pretendemos nosotros. Junts obtuvieron 400.000 votos y manejan la política nacional. Verdad es que son un partido regional y de ello se benefician pero la circunscripción se establecería con la estrategia. Somos conscientes de que ningún partido votará su propia desaparición (el fin de la representación), pero no se ganó Zamora en una hora. Se trata, inicialmente, de mejorar las leyes con pequeñas aportaciones e ir ampliando el electorado. Si nuestra empresa tiene o no futuro, ya se verá. 

 

Los políticos de nuestra formación serán voluntarios y nunca profesionales. Cobrarán un sueldo digno entregando el resto a la caja común para financiar el partido. Nadie podrá permanecer en puestos políticos o directivos más de dos legislaturas (o lo que se decida en asamblea). La militancia puede ser de por vida pero las poltronas serán efímeras. El código ético de comportamiento será estricto. Deberán tener la formación requerida que garantice su solvencia. Seguramente los voluntarios serán jóvenes (pues son el mayor colectivo del paro) o mayores (el segundo), pero la edad no será determinante.  La lucha será formidable porque tendremos delante a todos los políticos, utilizando todos los ardides, poniendo palos en las ruedas, malmetiendo. Si solo conseguimos cambiar una ley en favor de los ciudadanos, será un gran éxito. Mientras tanto crearemos empleo y restaremos plazas en el Parlamento a los profesionales de la política. ¡Qué puede salir mal!

 

La estrategia es básicamente el ofrecer el apoyo a leyes, a cambio de modificaciones puntuales o incluso la redacción o rechazo de otras leyes, siempre en el sentido humanista antes expuesto. Nuestro partido está abierto a todos menos a los políticos profesionales. Y está por construir. Necesitamos personas e ideas, voluntarios y colaboradores. Queremos crear un partido de becarios y de voluntarios (remunerados en la medida de lo posible), en campaña permanente. ¡Otra política es posible!

 

El desgarrado. Diciembre 2023.




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