» 24-05-2024

La lógica parda 15. Los cerebros aditivos, identidad, esquizofrenia, inconsciente. la corteza cingulada anterior (CCA) como centralita del cerebro. Cuando el cerebro es el enemigo: enfermedades autoinmunes. Sicoanálisis (sus principios): el cerebro

Estos temas han sido tratados parcialmente en “Señoras y señores 80. Metaética 1-5. Afectos 1-5”. 2021. “Señoras y señores 72. Amor y cuidado. ¿Un nuevo paradigma?”. 2021. “Animales racionales 10. Emociones y sentimientos 2”. 2023. “Animales racionales 16. Animales”. 2023. y entregas anteriores de “La lógica parda” Y “La condición humana”. En estos textos se afirmaba

 

“Voy a tratar de aproximarme más a las emociones y para ello usaré textos que sobre el tema ya habían iniciado esa aproximación: “Señoras y señores 70. Gina Rippon. Cerebro y género. Emociones” y “Señoras y señores 72. Amor y cuidado. ¿Un nuevo paradigma?”. “Señoras y señores 74. Amor y cuidado. Efectos, afectos e interfectos”. Todos son textos centrados en el feminismo pero suficientemente explicativos sobre el tema que ahora tratamos. El libro de  Gina Rippon sobre el que hablo es: “El género y nuestros cerebros” Galaxia Gutemberg. 2020 (2019). Kant -en su fusión de empirismo y racionalismo- nos propone una relación entre emociones y razones: el conocimiento se produce en la suma de dos facultades: sensibilidad (intuiciones) y entendimiento (conceptos). A esta fusión le llama razón (ideas). La razón, entonces no es la facultad de entender/conceptuar sino la suma (aplicación) de ésta al campo de la sensibilidad (sentimientos, emociones, percepciones ya categorizadas). Habrá que deslindar así la idea de razón del concepto de entendimiento”

 

“Antes de continuar con el trabajo de Rippon debo hablaros de las emociones. Ella misma distingue dos cerebros el antiguo emotivo y el nuevo cognitivo. Hoy, hemos rescatado el cerebro emocional hasta el punto que entendemos que nuestra humanidad se centra en ese cerebro más que en el frío cerebro racional (análisis, información, abstracción, previsión). Pero el cerebro es un órgano evolutivo. ¿Cómo pasó del instinto a la racionalidad? Es evidente que no se puede abandonar (evolutivamente) un magnífico sistema de supervivencia (el instinto) por uno que, pese a sus expectativas, no es más que una promesa: la razón.  No mantendré el suspense: las emociones (antiguas) son la razón del instinto. Las emociones instintivas son el disparador de las acciones de supervivencia de todos los animales (nosotros incluidos). Debemos perder el tinte afectivo, que para nosotros es insoslayable, para entender lo que es la emoción para los animales instintivos: su razón para actuar, para sobrevivir. Las emociones instintivas no permiten variaciones (o realmente muy pequeñas) son automáticas, son resortes, disparadores, orgásmicos (en el sentido de disparadores explosivos y automáticos, no en el sentido de placenteros… aunque tampoco se desvía mucho: vivir es un placer, el placer)”.

 

“Bien, ya hemos establecido lo que son las emociones para los seres instintivos: su razón automática, su disparador. El miedo es el principal, pero el sexo, la socialidad y la maternidad/paternidad añaden muchísimos más. Cuando la evolución se plantea pasar de la razón automática a la razón libre (hablo metafóricamente, nadie se planteó nada. La supervivencia marcó el camino) el problema, funcionalmente resulta monumental. No se puede abandonar el instinto (constatado) por una hipotética mejora que podría ser letal si se abandonara el instinto. Hay que conservar y reciclar las emociones. Y ahora viene lo difícil: ¿cómo evoluciona el cerebro ante tamaña crisis? Antes de nada os diré que no soy experto (ni en esto ni en nada). Digo lo que pienso de acuerdo a lo que he aprendido. El cerebro desarrolla una nueva estructura -por encima de la antigua- que se desarrolla sobre el cuerpo calloso (la unión entre los dos hemisferios que en aquel momento era uno. Envuelve las estructuras más antiguas del cerebro; el tallo medular, el tálamo, la amígdala, el hipocampo, la ínsula y el cerebelo. Es el córtex cingulado anterior (CCA)”.

 

“Esta estructura evoluciona desde las tareas de control: de errores y de contradicciones a una función inédita: la previsión del futuro, la antelación. Aquí esta el germen de la razón libre. Faltan eones para que esta estructura se recubra primero con los córtex parietales, temporales, occipitales y el glorioso córtex frontal que nos define. Esta explicación no es cronológica. Mientras el córtex se creaban el CCA evolucionaba en sus funciones, es decir todo evolucionaba a la vez. Y entre otras cosas evolucionaban las emociones, porque el CCA se convierte en el germen del cerebro social y esas emociones se reorientan hacia la socialidad (siempre que no sean necesarias para el instinto). Porque instinto y razón deberán (continuar) conviviendo durante eones. La razón: las estructuras cerebrales capaces de predecir el futuro, nacen con el cerebro social sin que sepamos cual empujó a cual. Con el tiempo el CCA establecerá conexiones con el Córtex frontal (CF) mejorando sus habilidades, pero lo que no se puede perder de vista es que el CCA se sitúa sobre los cerebros antiguos (tálamo, amígdala, hipotálamo, tronco estriado. ínsula) -que se estiran alargándose hacia el CCA- y el córtex frontal. En el cerebro la situación de las partes no es casual”.

 

“Ya tenemos una especie racional (capaz de anticipar el futuro) pero que en su evolución ha arrastrado unas emociones antiguas (instintivas) y actualizadas (cinguladas) que le acompañarán para siempre. La ficción racional de la cognición sin emoción es imposible. Las emociones están ahí para recordarnos de donde venimos (del instinto) y para teñir nuestra vida de lo que nos diferencia de las máquinas: las emociones. Spinoza fue especialmente agudo para darse cuenta que los afectos eran tan importante como la racionalidad. Hoy el estudio de la inteligencia emotiva ha puesto en su sitio la complejidad del ser humano: racional y emotivo. Humano tiene dos acepciones: racional o  emotivo… y son contradictorias. Así somos: tan complejos como para no entendernos ni s¡quiera nosotros mismos… Sólo una última observación: Si en algún punto del cuerpo reside el alma no será otro que en el CCA del cerebro, en donde el animal se hizo racional”.

  

En otros sitios he defendido que los afectos (sentimientos y deseos en la formulación de Spinoza) son la “razón” del instinto, su disparador. Con la llegada de la metafísica (el sistema de la razón) los afectos se reconvierten en una segunda vida, una segunda escena (que Freud “reubicó” en el inconsciente, del que nunca habían salido). Inconsciente, quería decir fuera de la razón: instintivo). La razón, el superyo, se había instalado en el consciente y controlaba subrepticiamente al inconsciente donde residían (de siempre) los afectos. Y evidentemente se produjo el conflicto. Porque algunos afectos se reciclaron. Tal como explica Gina Rippon esto tiene un correlato evolutivo en el cerebro: Los cerebros antiguos (instintivos): sistema límbico (cerebelo, tallo cerebral, amígdala, hipocampo, hipófisis…) quedaron recubiertos por la corteza cingulada que constituyó el cerebro social. Esa corteza cingulada se constituyó en el puente entre los cerebros antiguos y los modernos (cuando aparecieron), singularmente la corteza frontal. Con esto quiero decir que no estamos hablando de teorías (que lo son) sino de estructuras físicas. Esta corteza cingulada alojó los nuevos afectos controlados por el coótex frontal y no por el sistema límbico.” 

 

“Por último vamos a ver las teorías anatómicas es decir donde se localizan en el cerebro (mayormente) estos elementos y procesos. Los estímulos envían órdenes a: a) el sistema endocrino (hormonas), b) el sistema nervioso autónomo (somático), c) el sistema musculoesquelético (conductual). 1) El circuito de Papez: establece esta secuencia: las señales sensibles (estímulos) llegarían al tálamo (subcortical) y se separan en dos vías: la del pensamiento: percepciones, reflexiones y recuerdos (corteza cerebral) y la del sentimiento: somático del sistema nervioso autónomo (hipotálamo). Ambas vías generan la emoción. La corteza cingulada (una estructura que envuelve los elementos del cerebro visceral (mamífero): tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala, séptum, etc, y que se asocia con el nacimiento del cerebro social (cerebro de los mamíferos).” 

 

“2) El sistema límbico de McLean: Para él existen tres cerebros aditivos evolutivamente: el cerebro reptiliano (cerebelo y tallo cerebral) sede de las emociones más primitivas: hambre, sed, sexo… el cerebro mamífero o visceral (sistema límbico) compuesto de la corteza cingulada (una estructura que envuelve los elementos del cerebro visceral: tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala, séptum, etc y la corteza prefrontal mayormente el cerebro social y el cerebro propiamente humano: los diversos córtex del neocortex: frontal, temporal, occipital, etc. dedicado a la reflexión, percepción y recuerdos. 3) LeDoux matizó las funciones del hipocampo (entre otros). Cerebros evolutivos quiere decir que son estructuras graduales que pueden formar parte de dos cerebros distintos. La división es pedagógica pero no es real.” Hasta aquí las citas.

 

La evolución no encontró en su camino un cerebro con funciones definidas sino que fue creando estructuras rectoras a medida que las necesitó. El resultado es una serie de elementos: tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala, séptum, cerebelo, tallo cerebral, amígdala, hipófisis, córtex frontal… con funciones específicas y autonomía funcional. Estos cerebros fueron agrupados por los estudiosos en tres sistemas: el reptiliano, el mamífero (límbico) y el humano (lóbulo frontal), con fines didácticos. Como se ve, se separaron de acuerdo a fases claras (taxonómicas) de la evolución. En un momento dado (La aparición del cerebro social) la evolución dejó de sumar cerebros distintos y trato de unificarlos mediante una estructura común (CCA) creada con ese fin. Lo logro parcialmente y desde entonces se puede entender que el cerebro es una unidad. Pero las conexiones no son tan fiables como hubiera sido de desear y los tres sistemas (para resumir) pueden funcionar separadamente, en circunstancias excepcionales. El acceso a la consciencia sólo se realiza directamente en el córtex frontal por lo que los otros dos sistemas son inconscientes (no obedecen órdenes volitivas), son pilotos automáticos y sin embargo pueden tomar el timón (acceder al consciente). Se puede morir por honor o realizar prácticas caníbales para sobrevivir. La conexión funciona mientras el individuo no está en peligro de muerte… y entonces es el equivalente a ¡sálvese quien pueda! La pugna de distintos cerebros nos sitúa en una difícil posición en cuanto a nuestra identidad ya que estamos “de facto”  en una situación de esquizofrenia múltiple estructural.

 

Esta contradicción entre cerebros se puede manifestar de forma pacífica en la conciencia, que no es sino la contradicción consciente de alternativas en liza. Pero también puede ser beligerante: el sistema inmunológico puede atacar a elementos del propio organismo como en las enfermedades autoinmunes. Las disfunción cerebral ha sido conocida desde siempre (a veces reverencialmente) (véase “El nacimiento de la clínica” e “Historia de la locura en la época clásica” de Foucault) pero hasta la aparición del sicoanálisis no se sistematiza la enfermedad mental (indiciariamente; el sicoanálisis estudia el cerebro en sus manifestaciones y síntomas). Aún así nuestro conocimiento actual es muy reducido a la espera de que las técnicas de exploración físicas (TAC, RM, EEG, MEG, PET…) nos propongan el mapa del cerebro… como nos propusieron el del genoma. El sicoanálisis aspiró a dar una imagen completa del funcionamiento de la mente sana, ampliando la filosofía del consciente al inconsciente. Aunque su influencia intelectual ha disminuido se sigue empleando como terapia. Además del sueño, los actos fallidos, los síntomas neuróticos y el chiste, el inconsciente se manifiesta en las fantasías, de las que hemos hablado en “señoras y señores” y en “La condición humana”

 

Por último decir que el cerebro se lleva mal con las verdades absolutas debido a la plasticidad cerebral. La libertad de la voluntad hace que el cerebro se adapte a casi cualquier opción haciendo imposible la definición “necesaria” de los seres humanos y de sus diferencias de género. La aproximación a esa definición y al comportamiento sólo se puede realizar desde las tendencias o dicho de otra manera desde la estadística. En este momento la guerra comercial utiliza la IA y sus algoritmos de comportamiento de consumo para efectuar un plano personalizado de cada consumidor y de sus decisiones, incluso hasta su intención de voto. El sistema de pensamiento cibernético ha sustituido la universalidad mediante la abstracción por las bases de datos, la intelección (reflexión) por la computación, la causalidad por la retroalimentación y la ley por la estadística y el algoritmo. La metafísica ha muerto. (Ver “La muerte de la metafísica”).

 

El desgarrado. Mayo 2024.




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