» 22-08-2021

La muerte de la merafísica 9-20. la metafísica de Aristóteles.

Hemos visto el método, la lógica, y la ontología aristotélica. Toca ahora entrar de lleno en su formulación de la metafísica. Aunque Aristóteles hizo gran hincapié en las aporías (callejones sin salida, paradojas), la dificultad de la traducción desde el griego antiguo, la mentalidad de su época (bastante distinta de la nuestra) y la novedad de su reflexión, hace que, desde la actualidad, se susciten otras aporías que las que él contempló. Repite con profusión que cualquier objeto de reflexión (ser, entidad o sustancia, conocimiento, principios, etc.) pueden ser dichos de distintas maneras, y “dichos” hace referencia al lenguaje. Porque Aristóteles distinguió por primera vez entre realidad (el mundo exterior), lenguaje (nuestra forma simbólica de expresarnos) y pensamiento (la traducción del mundo a nuestra mente), tres conceptos difíciles de deslindar. El giro lingüístico (todo es lenguaje: hermeneútica) y el sicoanálisis (el inconsciente -la mente- se estructura como un lenguaje: Lacan) dan suficiente fe de ello. La sustancia es -expresamente— realidad, lenguaje y pensamiento y probablemente lo mismo podríamos decir de cualquier otra realidad, concepto o definición. Voy a tratar de mostrar que las aporías surgen de la contradicción entre esas tres maneras de enfrentarnos al mundo.

 

La axiomática (primeros principios indemostrados sobre los que se basa el conocimiento lógico) marcan el desarrollo de la metafísica hasta nuestros días y muestran el fracaso de la metafísica como ciencia autónoma, su dependencia de la intuición. Principio de identidad, de no contradicción y del tercio excluso (que la cuántica se encargará de demoler… para el mundo de lo más pequeño) pero que funcionan divinamente para nuestro mundo físico. La causalidad simple, como vía o camino para alcanzar los primeros principios y las causas supremas (y por tanto para razonar) sufrirá un serio varapalo con la teoría del caos (la extrema dependencia de las condiciones iniciales: una causalidad exponencial) y con la cibernética (la retroalimentación: una causalidad en espiral).

 

Pero esos pies de barro que tiene la metafísica no invalidan su enorme éxito en el análisis de nuestro mundo intermedio entre el micromundo (la cuántica) y el macromundo (la astrofísica). La ciencia física no variará cuantitativamente mucho respecto a la ya establecida (como ocurrió con la teoría de la gravitación de Newton corregida ínfimamente por la teoría de la relatividad de Einstein) pero sí variará enormemente cualitativamente (lo que demuestra -parodiando a Aristóteles- que la física se puede aproximar de muchas maneras). Nada que tenga interés práctico, pero que tiene un enorme interés epistemológico. La muerte de la metafísica no cambiará el mundo tecnológico en el que vivimos (aunque le añadirá la informática y las bases de datos… que ya contempló Aristóteles como alternativa de definición). Solo cambiará nuestra forma de verlo: la epistemología. No será una revolución excepto para unos cuantos estudiosos. Pero no está de más una cura de humildad que nos haga pensar que el dogmatismo no es la solución. Todo se puede decir de muchas maneras. Todo se puede pensar de muchas maneras. Su adecuación a la realidad es un problema de ajuste fino.

 

Vamos a analizar los conceptos básicos de la metafísica de Aristóteles: 1) el ser: el concepto de ser (la ontología) -y al decir concepto estoy hablando de lo mental o del lenguaje- es una abstracción de la multitud de seres (entes, entidades, sustancias, cosas, eso-de-ahí) que existen en la realidad, que percibimos en el mundo. Lo concreto es lo real. En la realidad no existen abstracciones. Pero desde lo mental y del lenguaje sí podemos abstraer. La ontología plantea y resuelve la disyuntiva entre lo concreto y lo abstracto, entre lo real y lo mental/lenguaje. La ontología es la primera gran abstracción al considerar al ser en cuanto -exclusivamente- ser. Sin accidentes, en sentido absoluto. 2) La abstracción es una reducción mental de la complejidad de lo real (fundamentalmente) a unos pocos caracteres o rasgos significativos. La abstracción sirve a la empresa de universalizar las cosas, encontrar lo común que hay en ellas (ser, cantidad, verdad, igualdad, clase, género, especie…). Hay que superar lo concreto e individual para alcanzar lo que unifica a las cosas distintas. ¿Por qué? Porque la mente lo necesita para comprender el mundo, para sobrevivir: un conjunto amplio de cosas que se comportan igual es una simplificación del mundo porque les podemos aplicar la misma ley de comportamiento. Contra más grande es el conjunto (de idénticos, iguales o semejantes) más universal es la ley que le aplicamos. El ser, la cantidad, la verdad, son conceptos universales: todo puede ser estudiado, observado, planificado desde la aplicación de alguno de estos universales, pero se han inducido de entidades reales, concretas, reales. 3) La partición de lo sensible. La inducción: el paso de lo concreto y real a lo abstracto y general se produce porque podemos agrupar entidades iguales o semejantes, en clases, géneros, especies, etc. Para ello efectuamos particiones de lo sensible  arbitrarias (Rancière), en las que clasificamos el mundo. 4) Materia y forma. En la operación de abstracción ese ser pierde la corporalidad (la materia, lo concreto) para convertirse en “forma”, idea inmaterial, abstracta, para poder representar a todos los casos concretos. La distinción de materia/forma trata de incluir -dentro de la entidad- ese doble enfoque de la ousia, sustancia, entidad. La materia es lo concreto y la forma es lo abstracto. La forma aristotélica no es la forma geométrica. Es lo inmaterial-abstracto que lo hace igual (común) a otras cosas con las que comparte partición. La única diferencia con la forma o idea platónica es que ésta es trascendente (interpreta la inmaterialidad de la sustancia como inmaterialidad espiritual más allá de lo real) y la de Aristóteles es inmanente (enraizada en lo real). La confusión entre lo inmaterial, abstracto con lo espiritual, trascendente, perteneciente a otra realidad transmundana es habiatia.

 

Pero la partición de lo real no pertenece a lo real (al mundo), pertenece a lo mental. Es una operación del pensamiento y por eso puede ser arbitraria. La división de la estructura del ser en materia y forma también es mental (en la realidad son inseparables). Pero que la forma sea inmaterial y mental no la convierte en trascendente, sino que la mantiene en lo inmanente. Y así la conjunción de estas tres palabras: inmaterial, mental e inmanente, confunden al pensamiento. Por su parte el lenguaje es evidentemente inmaterial y mantiene relaciones con lo real (a lo que representa) y con el pensamiento (en donde halla una imagen mental). No solo pensamos con imágenes sino también con imágenes lingüísticas de io real, es decir con palabras (que remiten a lo real y a lo mental). El equivalente a material-concreto en el lenguaje, es lo determinado (cada uno de los seres concretos); lo inmaterial-abstracto es lo indeterminado (un ser abstracto). Distingue además entre sujeto (del que se habla) y predicado (lo que se afirma del sujeto). 5) Categorías. La partición de lo real (clasificación) más importante para Aristóteles es la de las categorías (sustancia, cantidad, cualidad, relación, tiempo, espacio, posición, posesión, acción y pasión. Entre ellas distingue radicalmente entre la primera, la sustancia y las otras nueve. La primera es tanto real como mental e incluso lingüística. Es el sujeto, de la que se dicen las otras categorías. Pero estas no son despreciables por cuanto son tanto categorías del ser (ontológicas) como lingüísticas (predicados: lo que se dice del sujeto).

 

Y por hoy ya vale. Retengamos dos ideas: todo puede ser dicho (y hecho) de muchas maneras. La necesariedad (a un antecedente corresponde siempre el mismo consecuente) no se basa en la homonimia (lo que tiene el mismo nombre es igual entre sí); ni en la igualdad de significados. Se basa en la abstracción-universalización a lo que se podrá aplicar una ley general. Y es necesario deslindar exquisitamente entre lo real, el lenguaje y el pensamiento, so pena de cometer errores de bulto. Continuará. Texto revisado el 23/08.

 

El desgarrado. Agosto 2021.

 




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