Provença 318, 3º 1ª
08037 Barcelona
SPAIN
Office: 10h30 / 14h30
Phone: +34 93 530 56 23
mail: info@ob-art.com
» 11-10-2023 |
Una de las especificidades de la metafísica clásica es su manera de establecer los universales que darán lugar a las leyes necesarias sobre las que se asienta la fiabilidad del conocimiento: la abstracción. Ésta, es un método analítico que consiste en simplificar el campo de estudio hasta que su nivel de generalidad sea suficientemente idóneo. De todos los árboles percepibles abstraemos la idea de árbol-concepto definido como: Planta de tronco leñoso, grueso y elevado que se ramifica a cierta altura del suelo formando la copa. Como ya hemos dicho este sistema de obtener universales adolece de que la conversión de un campo continuo en discreto desdibuja los límites haciendo difícil la distinción con, por ejemplo: los arbustos. La filosofía podría resumirse en las diversas maneras de establecer universales que los filósofos han utilizado. Empezaremos por Kant y aunque ya se ha apuntado esta característica en Agambem, Virilio, Rancière, etc. los revisitaremos en esta sección para facilitar su comparación. Kant supone el paso de la filosofía clásica a la moderna, lo que no empece para que conserve muchos de los rasgos que distinguen a la primera. Recordemos los más importantes.
1º) En primer lugar se establece que el hombre es racional, es decir primero piensa y después actúa. Pensar supone crear un modelo del mundo dentro de su mente, que puede manipular para prever los resultados de su acción posterior. Esto hace que su razón (única) tenga dos aspectos: razón teórica o especulativa (cognición) y razón práctica o acción (individual, ética o religiosa). En general las corrientes filosóficas entienden la primera como espiritual y la segunda como material. La esperada seguridad de sus juicios (en los que le va la vida) hace que la razón teórica deba ser necesaria, es decir inequívoca, obligada (en otro caso su función sería nula al no poder prever nada en absoluto). La razón práctica, sin embargo, es libre pudiendo aplicar la voluntad a las diversas opciones que la mente ofrece a su acción. La necesariedad de los juicios de la razón teórica se convierte en una imposición del medio (el mundo) a través de la causalidad, pues, en relación con la razón práctica adolece de falta absoluta de libertad. Kant solucionará esta presunta falta de libertad mediante el mandato de la razón autoimpuesto, es decir, el mandato que el hombre se impone a sí mismo.
2ª) Se establece una separación férrea entre el mundo y el hombre. El mundo se rige por las leyes de la naturaleza, que le son ajenas y que le son impuestas. La esfera propia del hombre es la razón práctica y la libertad. Como por otra parte la cognitividad es la parte espiritual del proceso, se suscita una nueva paradoja que desdibuja cuál de las dos razones es más propiamente humana al enfrentar espiritualidad con materialidad y necesariadad con libertad. La solución de la disyunción en conjunción parece la única manera “racional” de resolver la paradoja. Por otra parte las emociones, sentimientos y deseos del hombre se presentan como no-materiales (si no, espirituales) a pesar de su irracionalidad (solo Spinoza entre los grandes racionalistas las incluyó en su filosofía). Para la filosofía clásica la ética/moral se origina en este espacio emocional y la racionalidad interviene después para tratar de enmendar sus designios. No así para Kant que entiende la razón práctica como puramente racional.
3º) Estas leyes de la naturaleza que rigen el mundo (y al hombre) y que pueden ser conocidas por el hombre mediante su mente racional, lo que le permite prever el resultado de sus acciones -en lo mental- para hacer eficaz su acción -en lo real. Aunque parece evidente, no lo es, pues bien podría ocurrir que la razón del hombre no fuera capaz o suficiente para entender el mundo. Creerse el culmen de la evolución es algo que está al alcance de cualquier criatura (si pudieran planteárselo). De hecho, cualquier criatura viva pertenece a una especie que ha entendido y dominado el mundo (en su esfera)… y por eso sobrevive. El fin último de entender el mundo es dominarlo como única situación de seguridad existencial. El poder no es una aspiración sino una necesidad vital.
4º) La prueba formal de que el pensamiento humano es el adecuado para entender el mundo es que la razón pura y la razón práctica obedezcan los mismos parámetros, sean homogéneas. Este punto nunca lo cumplió la filosofía clásica y es Kant, quien, por primera vez lo plantea. El mundo que conoció Kant es un mundo dividido entre el racionalismo y el empirismo, divergencia que él se encargó de solucionar. La metafísica clásica está llena de pares de oposiciones difícilmente armonizables o reducibles a un planteamiento común (espiritual/material, apariencia/esencia, forma/materia, etc.), la labor de Kant en reducir ambas razones a los mismos parámetros directivos es ejemplar. Pero lo fundamental es la sistemática común de ambas razones: la moral es racional.
5º) El hombre no es intrínsecamente bueno (como correspondería al mantra de que Dios lo creó a su imagen y semejanza). De hecho no es ni intrínsecamente bueno ni intrínsecamente malo, es anterior a la clasificación moral. Tal como Kant dice: no se es moral, se llega a serlo. Los seres imperfectos (sometidos a sus pasiones ) pueden llegar a ser morales si obedecen el mandato que la razón impone a la voluntad (la facultad de desear), pueden ser morales si son racionales.
6º) Para Kant el hombre es el centro de la filosofía a diferencia de la filosofía clásica que planteaba como central a Dios, la razón teórica o la moral religiosa. Eso le permite dar preponderancia a la razón práctica sobre la la razón teórica o especulativa, aún cuando preponderancia no quiere decir exclusión.
El esquema Kantiano de la filosofía divide a ésta en sensible e inteligible:
a) sensible. El hombre está sometido a los designios de la causalidad externa (Razón teórica), las presiones de los apetitos, las pasiones y el azar.
b) Inteligible: el hombre es un ser racional, libre, regido por una voluntad buena y capaz de promulgar e imponerse a sí mismo máximas y principios creados por la libertad y la racionalidad, es decir una razón práctica ética/moral.
Respecto a la filosofía clásica, hay dos diferencias esenciales. En primer lugar, la razón teórica se sitúa en el mundo inteligible y en segundo, la ética/moral se sitúa en el sensible, de acuerdo al siguiente esquema:
Y con esto queda planteado el tema que remataremos en la siguiente entrega.
El desgarrado. Octubre 2023.