» 25-02-2021

La resaca del coranavirua 51. La trifulca de la manifestación del 8-M.

La ministra de sanidad considera que de ninguna manera se ha de hacer una manifestación feminista el 8-M. Evidentemente, pesa la bronca que formó la derecha antifeminista (olvidando que había apoyado la manifestación… en su diaria escenificación del postureo) en el anterior 8.M. Yo mismo dije que había sido una imprudencia (pero no mayor que el Partido de fútbol entre el Atalanta y el Valencia). Echenique (UP) considera que la posición de la ministra es taxativa y Newtral aclara que se pueden hacer manifestaciones desde el lado de la seguridad si se hace en exteriores, con mascarilla y distancia de seguridad. Diaz la Madrid considera que la ministra tiene razón y que no hay que hacer la manifestación feminista. No es noticia. Un tertulianos de la Sexta (reconocido adalid del PP) invoca “el sentido común” de las mujeres para que la manifestación no se produzca. La dirección de UP acepta las recomendaciones de la ministra y corrige a Echenique. Resumiendo: la izquierda acepta la prudencia o reclama la manifestación dentro de la seguridad. La derecha aprovecha la polémica para boicotear la mani y por último la ministra (el gato escaldado del cuento) ni se la plantea.

 

El feminismo no es unitario. Básicamente hay dos tendencias, las que piensan que hay que luchar con las mismas armas que los hombres y las que piensan que las mujeres tienen una forma de pensar específica y que deben ser fieles a ella. Las armas de los hombres las conocemos bien: testosterona, lucha, rapiña, guerra, destruir primero y reconstruir después, desarrollismo desaforado, progreso entendido como atropello de nuestro planeta y de las especies que la pueblan, el individualismo del guerrero solitario. La forma de pensar específica de las mujeres es menos clara (Jamás se las ha dejado argüirla ni aplicarla) pero siguiendo a Haraway y Puig estaría en la línea del cuidado y de la prevención, de la ecología y del respeto, de lo colectivo en contra del individualismo feroz. Por lo tanto tenemos feministas a favor de ambas posiciones. Sinceramente estoy a favor de la posición feminista específica dado que los resultados de la posición masculina han demostrado históricamente su fracaso.

 

La derecha (con el ultraliberalismo) está a favor del desarrollismo a ultranza (incluso a costa de la destrucción del planeta), del progresismo como guerra al planeta y a las especies que lo habitan, de la dominación de las mujeres, de los colonizados y de los altersexuales, de la jerarquía que se origina en el hombre (no como especie sino como género), del individualismo en guerra eterna con los demás, de la destrucción como paso previo a la reconstrucción que considera un sistema económico privilegiado. La ultraderecha está en lo mismo pero multiplicado por diez. En los colonizados incluye a los emigrantes, en el individualismo incluye el racismo, en la superioridad masculina incluye la ley de Dios. El fascismo como doctrina (que sustenta su pensamiento) se apoya en un análisis catastrofista de la sociedad, la nación como unidad de destinos y en el uso de la fuerza para corregirlo, además del pragmatismo (en sustitución de la ideología y no olvidemos que la ideología es una forma de estructurar la sociedad -Harari-), el coraje (el valor, el machismo, el uso desproporcionado de la fuerza). La ultraderecha se asienta en la teoría social de la Iglesia católica que entiende la superioridad manifiesta del hombre y el papel secundario de la mujer a la que no se le concede inteligencia.

 

Derecha y ultraderecha se refugian en el machismo, en la preponderancia divina del hombre sobre la mujer y sobre el planeta. La dominación es su ideología, y la jerarquía su plasmación. El feminismo no es un ideología contra el machismo es una ideología contra el liberalismo (y su hijo monstruoso: el ultraliberalismo). Los partidos verdes ya lo han comprendido pero la izquierda sigue teniendo retincencias ante el creciente poder femenino, pero nada comparado con el rechazo frontal de la derecha y los ultras para los que la superioridad masculina es cuasi-divina, natural, tradicional. Toda esta polémica es estéril, pero porque la (ultra)derecha quiere arrimar al ascua a su sardina que no es otra que la superioridad masculina. Los que entendemos el feminismo como mucho más que la lucha contra el machismo y las izquierdas que se resisten a aceptar el discurso feminista deberíamos unirnos entre nosotros y con las mujeres luchadoras, pues lo que está en juego es el futuro del planeta. Si podemos reunirnos en un restaurante interior, no veo porque no podemos manifestarnos. Entiendo que las cosas se desmadran más fácilmente con el volumen de la convocatoria y entiendo que el Gobierno no esté dispuesto a reeditar la trifulca con la derecha y los ultras. Sin embargo hay algo que tengo claro y es que los derechos son más importantes que la economía (liberal).

 

Tras dos olas, -tras la primera-, es evidente que la economía ha pesado más que la salud. Ya se empieza a anunciar la cuarta ola para salvar la semana santa (económica). Salud, economía, ocio, derechos. No es fácil decidir (sobre todo si lo único que te interesa es la poltrona y los votos) pero si la manifestación no se realiza será un triunfo para la (ultra)derecha y si se realiza… también, por el rédito político que sacarán. Pues si de una u otra manera el rédito es para la derecha, yo voto por dejarlo para otras fechas, pero no para olvidarlo. García, del Monte Sinaí de NY, ha dicho que las fechas son intercambiables y que se puede hacer cuando las cosas hayan mejorado. Pero también creo que se debería hacer algo sustitutivo (y no peligroso) para que nadie olvide que las mujeres: sí tienen criterio, pero que son razonables… no como los hombres.

 

El desgarrado. Febrero 2021.




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