Provença 318, 3º 1ª
08037 Barcelona
SPAIN
Office: 10h30 / 14h30
Phone: +34 93 530 56 23
mail: info@ob-art.com
» 08-06-2020 |
Todas las previsiones de ventas, de amortizaciones, de promociones que se habían hecho antes del coranavirus han resultado fallidas. Vivimos en la cultura del crédito. No solo gastamos lo que no hemos ganado, sino que contabilizamos lo que no hemos vendido. Contamos que todo transcurrirá en un mundo ideal donde nunca ocurre nada, que no sea lo previsto, lo usual, lo cotidiano. ¿Cómo reaccionar ante la evidencia de que todas esas previsiones eran falsas. Evidentemente con el retorno a la cuenta de la vieja: tanto tienes, tanto vales. No podemos suponer que las cosas son inamovibles, continuas incambiables. Un simple virus puede paralizar la economía mundial y desbaratar la sanidad universal. Un simple virus. Nuestra fragilidad es abrumadora.
Ahora todos los que confiaron en la fiabilidad del sistema, recurren a papá Estado para que los ayude, para que flexibilice las medidas de movilidad, de aforo, de concentración, para que acorte los tiempos. Piden en definitiva que se ponga en riesgo la lucha contra el virus para mejorar su situación empresarial individual. Porque como ha dicho algún descerebrado lo mismo da morir de virus que morir de hambre. La demagogia otra vez. Nadie morirá de hambre (nadie de los que pían y que probablemente han enviado a muchos a la calle y a la ruina), pero muchos morirán de virus si las medidas no se llevan con una seriedad extrema. Porque se está hablando de que sean los empresarios (por pequeños que sean) los que morirán de hambre. Hace ya años que en España un 30% de la población esta en la pobreza… incluso trabajando, y a todos esos empresarios les ha dado lo mismo.
Pero otros simplemente se aprovechan de la situación. Cuando la bolsa baja un 31% y, en una semana, sube un 11% los pequeños inversores han perdido un 20% pero los buitres de la bolsa probablemente han ganado un 10% (¡en una semana!). A río revuelto, ganancia de pescadores. Mientras, el archidemostrado estúpido, partidista irredento ojalatista, y probablemente interesado Banco de España rebaja las expectativas en su secular misión de intoxicar el mercado. No sabemos lo que están haciendo los fondos buitre pero no es difícil pensar que están persiguiendo los cadáveres de los trabajadores que no pueden pagar sus alquileres para ocupar sus pisos al estilo airbcn o para elevar los alquileres a las nubes. A pesar de las medidas cacareadas ¿cuantos serán los desahucio de inquilinos que no podrán hacer frente a las cuotas de la hipoteca? Los bancos trafican con los fondos ICO distribuyéndolos a sus allegados, quizás a empresas tapadera que pertenecen al propio banco. Ya sabemos como son: insaciables.
El acento se pondrá sobre los especuladores de mascarillas, de material sanitario, de medicamentos, pero la gran especulación es la financiera, la de los brockers, los fondos buitres y los bancos. Es ahí donde se está haciendo negocio con el dolor. Se denuncia a los idiotas que hacen botellones, trapichean, se saltan el confinamiento, etc. Se criminaliza a los ciudadanos, que si no escuchan las medidas de prevención es porque hace tiempo que desistieron de escuchar mentiras. De poco sirve contratar nuevas voces científicas para lograr credibilidad. Muchos ciudadanos ya está perdidos para esta operación de comunicación que viene tras de muchas otras operaciones de intoxicación y de mendacidad supina. Pero los medios hincan el diente en la carne más blanda, en la más asequible, en la más inocente. No es una operación de información sino de proselitismo, de propaganda. ¿Es esa la misión de los medios? Como decía “Watchman” “quién vigila a los vigilantes”.
Quizás la vuelta a la cuenta de la vieja tenga un lado positivo: prescindir de unos bancos que no remuneran el ahorra, que nos captan en inversiones ruinosas como las preferentes y las subordinadas… o simplemente los fondos, y que nos cobran por cada servicio que nos prestan. ¿Donde está la ventaja? ¿Hemos de pagar, dejarnos timar por dejar nuestro dinero y pagar por los servicios? ¡Vayámonos de los bancos, abandonemos a estos buitres a su suerte, los que socializan pérdidas y privatizan ganancias, que se fusionan para poder ser demasiado grandes para dejarlos caer! Esas sanguijuelas del ahorro del trabajador. Y nos os creáis que nos robarán el dinero si lo guardamos en el colchón. Lo mismo nos da que nos lo roben en casa que en el banco. El resultado es el mismo. Pero ese dinero ya no es nuestro. El Estado cuenta con el para dar créditos y para pagar sueldos fastuosos. La famosa sociedad del crédito. Nuestro dinero no es nuestro. Es del Estado.
El desgarrado. Junio de 2020.