» 02-07-2020

La resaca del coranavirus 12. Progresismo y capacidad industrial.

Las reflexiones de los grandes pensadores no se han hecho esperar. Bruno Latour -conocido por su defensa de la atrocidad del calentamiento global y de la necesidad de acabar con el negacionismo- cuelga en internet una entrevista Subtitulada en español: imaginar el mundo después del Covid-19) en la que defiende sus tesis: la idea del progresismo irresistible es falso; la idea de que nada puede oponerse al progreso está herrada. El ultraliberalismo nos ha engañado vendiéndonos una falacia: la inevitabilidad del progreso. Un simple virus, un fenómeno natural, nos ha mostrado que el rey está desnudo. Nada es inevitable excepto la muerte… y en eso estamos. No creo que haga falta adentrarnos en la idea porque las consecuencias son inmediatas: en primer lugar nos hemos dejado engañar. El progreso no es inevitables: se puede parar, se puede paralizar. En segundo lugar numerosas fuerzas políticas (de izquierdas) opuestas al ultraliberalismo no han defendido nuestros intereses como ciudadanos y, probablemente sus propias ideologías.

 

Añade Latour otra idea subyugante: El sistema de la jerarquización, de la escalera por estamentos, no funciona con el virus. El virus se transmite de tú a tú, de tu prójimo a ti, sin delegación sin representación.  La idea de que la política (la acción) es ineficaz sin representación a través de partidos (por ejemplo, pero también a través de otras jerarquías) es falsa. El virus trabaja cara a cara, de tú a tú y de esa manera ha desarticulado el sistema de salud universal y la economía política mundial. Si el virus puede, nosotros también. La representación es una conveniencia de la clase política y de la economía política pero no es “natural”, necesaria, única. Las consecuencias que se pueden sacar de esto son incalculables. La democracia directa es posible, cara a cara, de tú a tú. Si podemos morir cara a cara también podemos vivir cara a cara.

 

Harari (“Homo sapiens”) defiende que la ideología es el medio de que el parentesco se amplíe a la ideología y los conjuntos humanos se conviertan en mucho mayores que lo que permite el parentesco, de modo que nuestra especie prospere. Pero esa ampliación se debe hacer a través de la escalación de los estamentos porque la asamblea es imposible. Y con la representación llega la corrupción. Internet nos propuso la democracia directa pero la clase política no quiso ni oír hablar. Ahora sabemos que ese camino es posible por cuanto es posible para el virus (con una eficacia admirable). Los ciudadanos -contaminados por la ideología- aceptan la democracia representativa a pesar de sus defectos. ¿Hay alternativa? Haraway propone una nueva forma de parentesco: el parentesco raro. Un parentesco por afinidad o elección. Es un parentesco que existe en múltiples colectivos que incluyen entre sus parientes a los amigos íntimos incluso dándoles tratamiento de tía/os. Para Haraway es un modo de acabar con el excesivo número de humanos que hay en la tierra (lo plantea como una alternativa electiva a la procreación, que por cierto es lo que plantean las parejas no reproductivas). Pero en nuestra chatarrería evolutiva no podemos desechar (o dejarlo en especialidad) soluciones que en el caso de Haraway alcanzan incluso a parentescos con no humanos, orgánicos e inorgánicos (Cyborgs).

 

Otro de los mitos que se desmorona (de los medios) es el de nuestra capacidad industrial. Somos capaces de pisar la luna pero no somos capaces de fabricar vacunas para todos los humanos. Ni siquiera de fabricar los tubitos. Se calcula que una vacuna necesitaría dos dosis, como mínimo y eso son 16.000.000.000 vacunas y tubitos. Incidiendo en la idea de Haraway de que somos demasiados, somos incapaces de fabricar vacunas para todos. USA ya ha dado muestras de cómo se resuelve el problema comprando casi toda la producción mundial de redemsivir (el único tratamiento conocido para el covid-19) mundial de los próximos tres años. La desigualdad es la solución. Ya se apuntó la situación con el SIDA. Las farmacéuticas se negaron a bajar el precio para el tercer mundo condenando a la muerte a millones de seres humanos.  Gran parte de la investigación de los nuevos fármacos la realizan los Estados. Es la investigación básica que no conviene a las grandes empresas (y que realizan los Estados a pesar de aquello de que el Estado es el peor empresario). Posteriormente -por mecanismos realmente turbios- esa investigación se les cede a las farmacéuticas para que se forren. Se apunta que el tratamiento con redemsivir costará 2.000 $. ¡Para cualquier bolsillo!

 

Nuestro país no ha comprendido que las patentes son el negocio del futuro. No se trata de fabricar sino de que los que fabrican te paguen por hacerlo. Nosotros todavía estamos en la industrialización. Alimentamos una industria automovilística cuando está ya en la recta final de su desaparición. Cuando el automóvil desaparezca (como desapareció el casette a manos del Ipod, el teléfono a manos del Iphone o el ordenador portátil a manos del Ipad) los españoles nos encontraremos con miles de obreros en paro y con la imposibilidad de reciclarnos. Como siempre. Nuestra democracia representativa habrá logrado su principal cometido: dar de bien comer a nuestros representantes, programados para hacer políticas para cuatro años: el tiempo de su mandato. No habrá -como en cualquier película de ciencia-ficción vacunas para todos. Y no solo funcionará por élites sociales sino también por élites nacionales. ¡América first! Por eso le votan. Por eso volverá a ser presidente de USA. O como Putin se hará presidente vitalicio. ¡That’s democracy!

 

¡Bonito panorama! Nos han engañado con la inevitabilidad del progreso y con nuestro poderío industrial. Además la representación política es inhábil y la previsión temporal mula. No tendremos vacuna (porque no pertenecemos a la élite) y nuestro futuro será depender eternamente de los que investigan y nos venden sus patentes. ¿Es esa la clase política que queremos? ¡Vosotros mismos! Por lo menos coincidiréis conmigo que la cagada (la de toda la clase política) es descomunal. Una cagada for ever. ¡España never!

 

El desgarrado. Julio 2020.




Comentarios publicados

    Añadir comentario


    Acepto las condiciones de uso de este sitio web