» 11-02-2021

La resaca del coranavirus 48. Enfermos de individualidad, la otra pandemia.

El análisis de la democracia moderna (en el sentido de actual ya que cada vez es más retrógrada… mal que les pese a nuestros políticos) señala que el individualismo es cada vez más intenso lo que produce que se enfrenten los intereses individuales y los comunes perjudicando su eficacia. Fue Rumsfeld quien lo comentó como chiste, tras el saqueo de Bagdad, cuando afirmó con respecto a Irak: “Nosotros les llevamos la democracia y ellos la usaron como quisieron”. Derrida también se hizo eco de este individualismo opuesto a la comunidad que centró en la autocrítica y la auto protección, que como su nombre indican, pasan ambas por el yo. Rancière coincidió con este individualismo en su artículo ¿Significa algo la democracia? incluido en Disenso. FCE. 2019, en el que analizó el exceso de democracia (el excedente que se produce entre el gobierno democrático (la democracia como forma de gobierno) y la buena política (la democracia como forma de vida). También la Trilateral (Huntington) hizo hincapié en lo mismo. Todos coinciden en que la democracia lleva aparejada un desorden, un caos, que es la preponderancia de las demandas del individualismo respecto a los intereses comunes.

 

Cuando decimos pandemia nos referimos a una situación de lo común (un problema común) que solo tangencialmente tiene que ver con lo individual (el vector). El suicidio es impune (es decir no está penado). La sociedad (la ley) considera que es una decisión individual, lo que teniendo en cuenta que suponen 3.000 muertes al año (bastantes más que las que produce el tráfico y que sin embargo invierte grandes cantidades en hacer campañas para evitarlo) no deja de ser paradójico.También la eutanasia es impune desde esta legislatura. Pero las decisiones individuales sobre el coranavirus no son impunes. Las actitudes individuales respecto al virus nos afectan a todos, al común de los ciudadanos. La palabra infección demuestra contundentemente que el problema del contagio no es un problema individual. Así lo comentaba Corbella de LaVanguardia en la Sexta ayer, tratando de concienciar a los irresponsables para que se conciencien de que sus actos afectan a todo el colectivo. Un irresponsable es un kamikaze que puede infectar (y matar) a cientos de ciudadanos.

 

No voy a negar que coinciden algunas situaciones que no favorecen la responsabilidad. La primera es la contumaz i-responsabilidad de los políticos que se pasan la vida legislando para ser impunes en cualquier situación de la sociedad y dando un flaco ejemplo de lo que la sociedad debe hacer. La segunda es la escasa incidencia de gravedad en los más jóvenes y tradicionalmente más irresponsables. Si a eso añadimos el cansancio producido por la extraordinaria duración de la pandemia el panorama se define con claridad. Pues bien, la democracia entendida como libertad y malentendida como libertad individual -unida a lo anterior- desemboca en una situación que parece no tener solución. La metafísica es un sistema de pensamiento -profundamente masculino- que primero rompe y luego arregla. El pensamiento femenino, partidario de prevenir y evitar -cuidar en definitiva- no tiene cabida en nuestra sociedad económica en la que el par destrucción/reconstrucción es el motor del ciclo económico. Resumamos: 1) un sistema de destrucción/reconstrucción opuesto a un sistema de prevención/cuidado, 2) una democracia entendida como libertad individual, 3) unos políticos i-responsables, 4) un virus que se ceba con los mayores, lo que hace pensar a los jóvenes que no va con ellos, y 5) el cansancio por la extraordinaria duración (que no deja de ser consecuencia de los cuatro puntos anteriores), producen una situación compleja.

 

La vacuna no es la solución definitiva. Si el virus muta (y lo está haciendo) cada año tendremos que vacunarnos y las medidas de prevención se eternizarán. Si la gripe mata (con vacunas) a 4.000 personas al año, el Covid puede matar -con vacunas- a ¿10.000 - 15.000 personas al año? Desengañémonos: la vacuna no es la solución. La medidas preventivas son imprescindibles y la libertad individual se tendrá que poner al servicio de la lucha común contra el virus. De momento los medios calientan el ambiente repitiendo una y otra vez las acciones de los irresponsables. ¿Cuanto tardará el Gobierno en endurecer las medidas contra los cantamañanas? No olvidemos que se puede apreciar que la irresponsabilidad es un delito contra la salud pública. No se ha concienciado suficientemente a los cantamañanas, como no se han divulgado ni explicado suficientemente las medidas preventivas. Ni por el Gobierno central ni por las autonomías. Irresponsables, sí, pero ¡qué gran vasallo fuera si tuviera un gran señor! Y los muertos siguen subiendo. Si pegamos a tontas y a locas casi ninguna persona se quedará sin su hostia.

 

El desgarrado. Febrero 2021.

 




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