» 05-03-2021

La resaca del coranavirus 52. Baile de datos: la opacidad informativa.

Ya he comentado otras veces que los políticos prefieren la manipulación de los datos que la de los resultados. Los datos no son su responsabilidad, pero sí lo son los resultados. Por tanto es mejor manipulara los datos que los resultados. Como diría Ranciére los datos (cómo se clasifican) es la partición de lo sensible. La clasificación previa de la realidad (lo sensible) antes de racionalizarla. Se considera que no es responsabilidad de los políticos sino de los técnicos. No es así. Como nos muestra la estadística el resultado depende de como organizas la muestra. Pero esto para los políticos es un filón. Porque los políticos lo que quieren es la irresponsabilidad y poder echarle la culpa a los técnicos que recogen los datos, es un alivio. Insisto, no es así. De cómo recojamos los datos dependerá el resultado… pero en caso de problemas, los políticos siempre podrán aducir que trabajaron con los datos de los que disponían. Los que les proporcionaron los técnicos. Ver a Simón informando sobre el virus nos da una pauta para entender a qué nos referimos.

 

Catalunya informa hace dos días, de un “error” en el computo de afectados de casi 80.000 casos mal contabilizados. Hoy informa de más de 450 defunciones “erróneas”. Es evidente que Catalunya o no sabe contar o hace trampas. La opción de que sean gilipollas, la descartamos. Esto mismo ya lo denuncié de Madrid que incurría en las mismos “errores”. Por lo visto los “errores” se contagian (sobre todo en las dos comunidades más afectadas). El único control que tenemos sobre la evolución de la pandemia son los datos que facilitan las comunidades. Si las comunidades “maquillan” los datos, estos no serán indicativos y el control será inútil. Es evidente que todos querríamos que los datos fueran los mejores, pero ¿Eso justifica “maquillarlos”? Un fraude en el conteo es un delito contra la salud pública. Y esto no es un delito contra la salud pública española sino contra la salud pública de la UE, a la que se engaña haciendo que sus previsiones resulten erróneas.  En definitiva es mentir para salvar el culo, eso tan conocido en nuestra política.

 

Mientras los españoles estamos sufriendo un castigo bíblico en la salud y en la economía, los políticos siguen jugando a lo suyo: el electoralismo por cualquier medio. El 100% de las declaraciones de los político, versan sobre sus oponentes y ninguna declaración sobre los ciudadanos (excepto Diaz, que ha tomado sobre sus espaldas la defensa de la hostelería, el turismo y el comercio de Madrid… caiga quien caiga). Para los políticos no hay pandemia. Ellos viven en su precampaña electoral, y el resto se la suda. ¡Estamos en buenas manos! El cruce de descalificaciones es constante y las medidas son inexistentes. Cuando el gobierno se hizo con el mando se le tildó de dictatorial (¡han aplicado el 155!). Cuando se cansó de desgastarse y cedió el mando a las comunidades, se le acusó de desentenderse. Ahora se le pide que retome el mando porque la libertad de Madrid es la ruina pandemica de Castilla o de Valencia. Reino de taifas en versión moderna. ¡Claro que se han cometido errores! (por todas las partes) pero cuando la necesidad aprieta lo que hay que hacer es apretar las filas: lealtad constitucional.

 

En nuestro estado electoralista eso es imposible. Estamos perpetuamente en campaña y de lo único que se trata es de recortar unos votos al otro. Todo lo demás es accesorio. Las algaradas de Barcelona (entre otras ciudades) -dicen-no son la muestra de una indignación o de un malestar político. Son los radicales internacionales que hacen turismo. Porque si fuera malestar habría que explicarlo y eso, electoralmente podría tener un coste que nadie quiere asumir. Vivimos en una democracia virtual (en la que la soberanía del pueblo es falsa y mandan los poderes fácticos), de funcionamiento virtual (no se analiza lo que ocurre sino que se virtualiza la realidad), para un pueblo virtual (modelizado por las estadísticas y las redes sociales). Simplemente esto es Jauja para los políticos. Los ciudadanos seguimos sufriendo como purgantes. La verdad ya no es una virtud sino una debilidad: Trump ganó las elecciones USA… pero se las robaron, el virus no tenía importancia; Aznar sabía que había armas de destrucción masiva en Irak y que ETA fue la artífice dl 11-M. Zapatero sabía que no había crisis económica y que la banca era sólida. Rajoy no era “M. Rajoy” ni era amigo de Bñárcenas. Probablemente González sabía que Lasa y Zabala eran reos de muerte (vía cloacas del estado). ¿Son estos políticos los que nos merecemos? O debería decir ¿estos asesinos? Ya son más de 100.000 muertos (versión estadística), 80.000 en versión oficial. ¡Ni con una guerra habrían conseguido estos resultados!

 

El desgarrado. Marzo 2021.




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