» 22-02-2024

Lecciones de ciencia/filosofía alternativa 1. Presentación.

Es evidente que la racionalidad es un mito (ver en este blog la serie" Racionales“). No solo porque es patrimonio de la élite intelectual sino porque la plana menor se ha apropiado de ella, convirtiéndola en algo que de ninguna manera se puede considerar que sea su uso canónico. Es de suponer que existen muchas explicaciones, pero de ellas expondré las que a mí me parecen más significativas. Primero, arrastramos la herencia de un de un tiempo pre-lógico que nos hace utilizar el sentido común como si fuera lógica aristotélica. Segundo, no solo de lógica vive el hombre también vive de otra serie de maneras de pensar quizá más torpes, pero que fueron muy significativas antes de la lógica: biológica, analógica, mitológica, topológica, tópica, etc. Tercero la creciente corriente que exige un pensamiento femenino frente a un pensamiento masculino exhausto, hace pensar que otra lógica es posible (y necesaria). De una u otra manera vivimos en una situación en la que existe: por un lado una lógica lógica, y por otra parte, una lógica ilógica. Hace ya mucho que la ciencia (que durante tantos años luchó contra sus propias ilogicidad) se ha apartado significativamente de la cultura popular. No otro sentido tiene la ciencia divulgativa que trata de cerrar esa brecha. Y todo este prolegómeno lo que pretende es responder a esta pregunta ¿existe una lógica alternativa a la lógica aristotélica (hegemónica durante 20 siglos) o a la lógica moderna (aparecida hace 100 años)? No, quizás dentro de la ciencia pero sí dentro de la sociología. En tiempos posmodernos en los que la metafísica está en un brete, no está de más que tratemos de investigar sobre esta situación.

 

Adelantemos que en este empeño abandonaremos cualquier posible sistematicidad. Como en tantos procesos mentales los sistemático viene siempre después de la generación de las ideas (Reichembach). Uno es el orden del descubrimiento y otro es el orden de la exposición. Así que tendréis que tener paciencia pues lo sistemático estará ausente en casi todo este proceso de investigación. Lo que haremos es seguir una serie de intuiciones y, a veces, una serie de saberes populares, qué suponen una lógica alternativa. Propondré un ejemplo para tratar de ilustrar esta idea. El principio de incertidumbre de Heisenberg dice que es imposible hacer un experimento sin modificar su resultado… por el mero hecho de hacerlo. Esta afirmación acaba con la idea de ciencia pues nada puede ser experimentalmente corroborado. Para nuestra desgracia este principio no es un principio que solo se aplique a la física, sino que se puede aplicar perfectamente a la antropología, la sociología, a cualquier ciencia humanística. Siempre que tratemos de hacer un experimento, nunca sabremos hasta qué punto, el mero experimento ya está condicionando la respuesta de los experimentados. Por eso las encuestas son tan poco fiables. Como dice De Waal, hay que fiarse de las observaciones y no de los formularios, en los qué los encuestados mienten incluso conscientemente (la inconsciencia se le supone).

 

La metafísica es el modelo de pensamiento sistemático que ha regido el saber de occidente dura durante 24 siglos. Parte de dos principios esenciales primero la separación entre el ser (que piensa) y el mundo. Segundo, el primero es capaz de comprender al segundo. Estos dos principios son discutibles: no hay ninguna prueba de que el ser pensante sea diferente del mundo que le rodea (Principio de identidad), ni de que sea capaz de entender la situación en la que se resuelve (Principio de racionalidad). Por lo tanto debemos pensar que son dos hipótesis. Pero vivimos inmersos en la metafísica. Incluso la ciencia, cuya autonomía es difícil poner en duda, está inmersa en ese sistema de pensamiento.   Probablemente la mayoría de sus contradicciones vienen de allí. Estas dos premisas son previas al pensamiento sobre su propia existencia, y por lo tanto, contradirían  la teoría de tipos de Russell.  Una acción así, Rancière le llamaría la partición (división) de lo sensible. Tal como yo lo entiendo, esta partición consiste en aplicar la razón antes de aplicar la razón, es decir en el planteamiento del tema. Es como una cuestión previa que, no siendo razón, determina la razón. Es lo que encontramos en las encuestas, en las que la elección del universo (el campo al que se aplica la encuesta) es esencial para el resultado de la encuesta. La encuesta puede ser perfecta y sin embargo quedarse sesgada por una decisión previa, que no es propiamente la racionalidad de la encuesta, pero que la determina.

 

Otro rasgos significativo de nuestro pensamiento es lo que podría llamarse el principio de reducción. Divide y vencerás. Lo que no puede entenderlo en su globalidad probablemente puedas entenderlo en sus partes. No solo se trata de analizar la globalidad en sus partes, sino también de una simplificación grosera de lo que es demasiado complicado para ser entendido. Esta reducción del continente y del contenido, ha sido absolutamente necesaria para que la mente del ser humano fuera capaz de enfrentarse con la enorme complejidad del mundo en el que vive. Pero eso no quiere decir que sea la manera que realmente le haga llegar al conocimiento de ese mundo. En todo caso es una cuestión recursiva: primero entendemos las cosas mediante una reducción y luego, poco a poco, y gracias al conocimiento adquirido, podemos enfrentarnos a esa situación en toda su complejidad. La recursividad es un campo que fascina a los matemáticos. Los ecos de la retroactividad de la causalidad son aquí perfectamente distinguibles. La retroactividad es un, a modo de causalidad circular, en la cual el efector produce un efecto que a su vez retroacftúa con el efector… y vuelta a empezar. Más que circular deberíamos decir helicoidal (como un muelle), puesto que sí ez dos dimensiónes la causalidad es circular, en tres dimensiones la causalidad no lo sería, sino que avanzaría en la dimensión añadida en esa tercera dimensión.

 

Nuestros simples procedimientos de raciocinio encierran contradicciones insoslayables. La inducción, que es la única manera de aportar conocimiento nuevo, (puesto que la deducción es incapaz), es incompatible con la lógica. Que una cosa ocurra millones de veces no quiere decir que vaya ocurrir una vez más. Tanto la filosofía como la ciencia han bregado con esta incompatibilidad y han conseguido victorias parciales, pero la realidad es que la victoria total no se ha conseguido nunca. La cosa crudamente expuesta es que la inducción, que es la única manera de acceder a conocimiento nuevo, no es fiable. La ciencia tiene cientos de problemas por resolver, desde la teoría del todo, a la naturaleza probabilista de la realidad, pasando por la naturaleza de la verdad, pero aquí no trataremos tanto de ello cómo de los problemas de la lógica a pie de calle o de la epistemología previa al conocimiento (?). Y hasta aquí una pincelada de los temas que pueden llenar esta sección. Por el calado de los temas está claro que la que la cosa no va a ser fácil pero por otra parte la realidad es que los temas son muy interesantes, o por lo menos, eso espero. ¡Con menos, Iker, ha montado un programa!

 

Nada más lejos de mí ánimo que el negacionismo. La ciencia es un proceso infinito que jamás alcanzará su fin, probablemente porque la realidad del mundo es irreducible a un sistema de fórmulas (por un sujeto que ni siquiera puede afirmar que sea el mejor producto que la evolución puede proporcionarnos para esa tarea). O bien estas ecuaciones deberán ser tan complicadas como el propio mundo. Eso no quita qué ese conocimiento cada vez sea más afinado y cada vez, se acerque más a esa realidad del mundo… inalcanzable. Y cuando esa diferencia sea lo suficientemente despreciable será lo mismo que haber alcanzado el conocimiento del mundo. La verdad no tiene que ser absoluta, puede ser un 99,99 % verdad, y eso sería suficiente. Tanto a la democracia como a la probabilidad les basta con el 51%. ¡Unos tanto y otros tan poco!

 

El desgarrado. Febrero de 2024.




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