» 06-05-2024

Lecciones de economía alternativa 85. Demasiado grandes para caer. Fusión Sabadell-BBVA.

Se anuncia la fusión del banco Sabadell y el BBVA. Hace pocos años había 55 bancos, hoy quedan 10, Las autoridades celebran la concentración porque -dicen- es buena para el mercado. Temible afirmación que quiere decir que es mala para el ciudadano: menos oficinas, mayor colusión, menos competencia. Pero sobre todo: cuanto mayor es un banco más imposible se hace su caída, eventualidad ésta que desde la última crisis de 2008 es absolutamente previsible. Entre rescates y las pérdidas de la SAREB (el banco malo) los ciudadanos hemos aportado 100.000.000.000 € para reflotarlos a cambio de absolutamente nada. El Sr Guindos se equivocó en exactamente 100.000.000.000 € cuando nos dijo que el rescate no nos costaría ni un euro. Ya podemos pasar al Guinnes con la mayor estafa legal de la historia. Por que el Sr Guindos fue recompensado por su desastrosa gestión con un puesto en la banca política europea. A quien no le costó ni un duro fue a él (por cierto ¿para cuando un seguro de responsabilidad civil para políticos ineptos que permita a los ciudadanos resarcirnos de sus estupideces?). Si ya lo se. Entonces tendríamos que rescatar a la aseguradora y simplemente -como el que barre- habríamos trasladado la mierda de una empresa incapaz a otra. 

 

Da coraje ver como ahora ganan dinero a espuertas y cobran bonos millonarios por su gestión cuando esa misma gestión les llevó a la catástrofe sin que se les penalizara ni lo más mínimo. Cobran cuando gana pero no pagan cuando pierden. Es el mismo caso que las instituciones: privatización de ganancias y socialización de pérdidas.  Eso es lo que quiere decir “demasiado grande para caer”. Sabemos que hay que defender los depósitos de los ahorradores y esa defensa pasa por el rescate (en la misma situación USA dejo caer bancos sin despeinarse). Pero eso no quita: a) que se penalice a los responsables por su responsabilidad civil directa, b) se recuperen los rescates tratándolos como créditos… tan blandos como se quiera, c) se impida que los bancos adquieran el tamaño que los convierte en socializadores netos de pérdidas, e) se regulen los bonos por beneficios y los disparatados sueldos de los supertacañones y se institucionalice el impuesto a la banca, f) se prohiban las puertas giratorias política/empresa-privada, g) se regule por ley las responsabilidades  civiles, penales, mercantiles de los autores, h) se considere fraude imprudente i) se acabe de una vez con el contubernio política/empresas bancarias que permitieron que en los últimos 50 años hayan sido reconvenidos, sentenciados y condenados más de 10 veces por los tribunales europeos por prácticas fraudulentas en la gestión bancaria, j) se regule el mercado de inversioners especulativas por adelantado a su normalización en los mercados, k) se ajusten los impuestos a la progresividad constitucional. A ver si los trabajadores dejan de pagar muchísimo más -proporcionalmente- que las grandes empresas. l) se persigan los paraísos fiscales y/o a sus usuarios, entre los que deben contarse el grueso de los banqueros. Y no sigo para no ser cansino.

 

El chollo de ser una gran empresa “demasiado grande para caer” se está generalizando. Ahora rescatamos también a las compañías aéreas. Aquí no se defienden los depósito de los usuarios sino cuestiones menos lesivas para la economía nacional como los empleos o simplemente la responsabilidad civil subsidiaria del Estado. Es evidente que empresas como las energéticas (petroleras, gasistas, eléctricas…) o tecnológicas tampoco pueden dejarse caer pues sus suministros son de primera necesidad o estratégicos. Lo que hace pensar que las empresas de suministro de agua, recogida y reciclaje de residuos urbanos estarán ya en la cola. Pronto la lista de las empresas estratégicas ocupará todo el IBEX. El gobierno interviene en el mercado de valores (sacrosanto santuario del libre mercado) para evitar que telefónica (empresa estratégica de comunicaciones) caiga en manos de los saudíes. ¿Cómo sabemos que los saudíes son peores que los propios gestores de telefónica? Parece difícil, pero el nacionalismo siempre funciona.

 

Desde que llegó la democracia los diversos gobiernos han participado de una escalada de privatizaciones de empresas que estuvieron antes mayormente en manos del Estado. La libre competencia y el sacrosanto mercado eran las razones. Lo que no se nos dijo es que se vendieron a precios de saldo a capitalistas sin escrúpulos que ahora arguyen lo de ser demasiado grandes para caer, o su indemnidad estratégica o la primera e insoslayable necesidad de su suministro. Las privatizaciones tuvieron otra causa más encubierta. La dirección de estas empresas estaba sometida al turno de partido por lo que, ora eran socialistas, ora liberales. Con la privatización eso se acabó, pues los compradores eran evidentemente capitalistas, conservadores, liberales y ligeramente escorados a la ultraderecha. Pasados los años el Estado tiene que intervenir bancos, empresas estratégicas y pronto todas las del IBEX. ¿Donde han quedado aquellas poderosas razones que impelieron a la privatización? Cuando interesa se apuesta por la ampliación de la competencia y cuando no por la concentración; por lo privado o por lo púbico, por el libre mercado o por su intervención. La nueva fórmula de privatización de beneficios y socialización de pérdidas parece ser el futuro. ¡Y a eso le llaman el libre mercado en el que no debe intervenir el Estado en ningún caso! La mano invisible ha resultado mangoneo. y todo ello con la connivencia de los políticos. 

 

El límite de la libre empresa y el libre mercado es la intervención del Estado. Los que querían acabar con esa intervención del Estado en el mercado la exigen ahora en forma de rescates, de defensa de empresas estratégicas, de subvenciones, de investigación básica. La libre competencia no baja los precios por la sencilla razón de que no se puede vender por debajo del valor de producción y las ayudas y subvenciones del Estado se hacen imprescindibles. Ahora que el capital sabe que solo con trampas se pude mantener una empresa, empujan a los ciudadanos a que se hagan emprendedores es decir “pringadores” en un mercado subvencionado sesgadamente hasta en el tema de los impuestos. El sistema comunista fracasó estrepitosamente no por ideología sino porque la empresa no funciona sin motivación y a Fukuyama se le llenó la boca con aquello del fin de la historia y el triunfo definitivo del capitalismo. ¿Donde está (tras que hicieran callar a Piquetti de forma escandalosa) el Fukuyama que nos anuncie ahora que el sistema capitalista ha fracaso ideológicamente y que si sigue en pie es porque ha tomado muchos de los sesgos del socialismo. En la sombra, por supuesto, a hurtadillas, a la chita callando. Ahora han puesto el punto de mira en la sanidad pública. Su privatización supondrá un negocio multimillonario y en la linea de “demasiado grande para caer”. ¿Es esta la idea de biopoder que tienen en mente? La pandemia puso en evidencia la incompetencia del Estado, de los empresarios y la entronización definitiva de los comisionistas. El giro del fabricante de Viagra (medicina del ocio) a las vacunas (medicina preventiva global, en la que el cliente es el Estado) es suficientemente expresiva de a donde apuntan las farmaceúticas.

 

El capitalismo está fracasando y no hay alternativa. O lo arreglamos o estamos jodidos. 

 

El desgarrado. Mayo 2024.

 




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